Los líderes de los dos principales
partidos de Estados Unidos tienen pensamientos completamente opuestos
EMILI J. BLASCO / WASHINGTON
Día 10/05/2012
- 08.07h
REUTERS
No debería marcar la campaña electoral,
supuestamente centrada en la recuperación económica, pero el anuncio de Barack
Obama de que es favorable al matrimonio entre personas del mismo sexo será uno
de los elementos notables de estas presidenciales. A las pocas horas de que el
presidente estadounidense fijara su posición -hasta ahora solo reconocía que su
opinión estaba “evolucionando”- su contrincante republicano,Mitt
Romney, mantuvo que “matrimonio es entre un hombre y una mujer”.
Ambos bandos se pusieron de inmediato a
hacer sumas y restas sobre el impacto que la polémica cuestión tendrá el 6 noviembre en las
urnas,sobre todo en estados que pueden bascular de un partido al
otro, pero de momento no es fácil llegar a conclusiones. Por lo demás, los dos
candidatos expresan opiniones personales, sin compromiso a promover activamente
leyes en un sentido u otro, que son competencia de los estados.
La Casa Blanca reconoció que el anuncio de Obama se había visto precipitado por las
declaraciones en apoyo al matrimonio gay realizadas tres días por el vicepresidente, Joe Biden,
y que fueron secundadas por otros dos miembros del Gobierno. Los medios
estadounidenses las habían visto como la preparación de un inminente cambio de
postura de Obama. Fuentes de su equipo, sin embargo, indicaron que el
presidente, si bien en privado ya admitía ser partidario de que gays y
lesbianas puedan casarse, aún no tenía decidido el momento en que iba a dar ese
paso en público.
La táctica de Obama en esta campaña
electoral se está centrando en intentar acorralar a Romney en posiciones
conservadoras, mostrando qué a la derecha se encuentra. La cuestión del
matrimonio homosexual le permite incidir en ello, con un efecto electoral que
depende de la evolución del apoyo que este asunto tenga en la sociedad
estadounidense. Las encuestas indican que ya una mayoría de la población,
alrededor de un 53%, una cifra que se ha doblado en los últimos quince
años, está ahora de acuerdo en permitir ese tipo de uniones. Pero un
47% se opone, y el estado de Carolina del Norte decidió
el martes en referéndum sumarse a los otros casi 30 que han introducido en sus
constituciones leyes preventivas para asegurar que el matrimonio es entre
hombre y mujer. Solo seis estados y la capital han aprobado el matrimonio entre
personas del mismo sexo, pero la lista puede crecer. Y es posible que el
Tribunal Supremo pueda invalidar esas leyes restrictivas.
En cualquier caso, la jugada de Obama es
arriesgada. Las elecciones estadounidenses suelen decidirse por estrechos
márgenes en unos pocos estados. Obama probablemente ya tenía asegurado el voto
de los activistas homosexuales sin necesidad de un apoyo explícito, y lugares
donde este se puede ver premiado, como Nueva York o California, ya tradicionalmente están en
el saco demócrata. El paso dado, en cambio, puede contribuir a que Obama no
logre ganar en algunos estados “swing”, como en Carolina del Norte, que está
entre los objetivos del candidato a la reelección. Pero Obama confía en ahí
prime la imagen
de valentía y
honestidad al admitir lo que realmente piensa.
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