viernes, 15 de febrero de 2013

De llenar depósitos de cazas a presidir la asociación de seminaristas católicos de color en Estados Unidos.



Se convirtió gracias a la Compañía de Jesús
No era católico, pero su paso por un colegio St. Ignatius High School, de los jesuitas, le hizo dar el salto al catolicismo y, más tarde, al sacerdocio.
Actualizado 7 febrero 2013

Lorenzo Herman era conocido por sus nervios de acero.

Y los debía tener para trabajar como especialista de abastecimiento de combustible en un KC135 Stratotanker, un avión – en realidad una cisterna volante - destinado a repostar a aviones militares, cazas y bombarderos en misión.

En sus manos y en sus nervios de acero estaba lograr que en pleno vuelo dos aviones se conectaran por una manguera por la que normalmente pasan varios litros por segundo de un combustible enriquecido altamente inflamable.

Tras dejar la Fuerza Aérea aquel joven militar de color se dedicó a trabajar en una ONG volcada en ayudar a miembros de las comunidades afroamericana y latina enfermos de sida, a sobrevivir a su paso por el sistema de salud norteamericano.

Esta labor le llevaría en el 2007 a dejarlo todo y a entrar en la Compañía de Jesús

Curioso, teniendo en cuenta que este chico nacido en Cleveland creció como anabaptista.

Lorenzo ha sido elegido la pasada semana presidente de la National Black Catholic Seminarians Association, la Asociación de Seminaristas Negros Católicos.

Un paso más de su camino como religioso jesuita.

Un camino que comenzó cuando era un muchacho.

Primer contacto con los jesuitas

El primer contacto con la Compañía de Jesús lo tuvo en el instituto.

Sus padres consideraron que la mejor institución para su hijo sería la St. Ignatius High School de Cleveland.

Un instituto conocido por sus extraordinarios resultados académicos.

De hecho, un día acudió a cenar a la comunidad de los jesuitas. Durante la cena se habló de la vocación jesuita.

Todo le sonó extraño porque no entendía la palabra “vocación”.

Sea como fuere, al año siguiente en Mobile, Alabama, donde se había trasladado con su familia, se convirtió al catolicismo.

Después se uniría a la Fuerza Aérea y se pasó varios años viajando por todo el mundo poniendo en juego sus nervios de acero en el Stratotanker.

Enfermos de sida y jesuitas.

Durante esta época, Lorenzo tuvo como base militar de referencia la Fairchild, en Spokane, Washington.

Allí, en su tiempo libre comenzó a trabajar con los enfermos de sida y volvió a conectar con los jesuitas.

Colaboró con el conocido gobernador de California, Arnold Schwarzenegger en la preparación de la ley sobre VIH/Sida que llegaría a aprobarse en el Congreso Estatal de California.

En el 2007 – habían pasado los años y ya sabía lo que significaba la palabra “vocación” – entró en la Compañía y, según sus palabras, “sintió que no estaba renunciando a nada a lo que estuviera apegado.

Supe en que aquel momento que no iba a mirar atrás y decirme a mí mismo que – con aquella decisión - había cometido un error”.

Completó sus estudios en la Universidad de San Luis.

En la Universidad conoció la Asociación Nacional de Seminaristas Negros Católicos de la que la pasada semana era elegido presidente.

Se trata de una asociación que hunde sus raíces en el NBCC, en Congreso Nacional Católico Negro, creado por el sacerdote de color Daniel Rudd, a finales del siglo XIX, que dio voz a los católicos negros.

Daniel Rudd publicó la primera publicación católica creada por gente de color, el “American Catholic Tribune”, un periódico generalista dirigido a los negros, el “Ohio State Tribune”, y organizó varios congresos de católicos negros.

Lorenzo Herman, católico de color, religioso jesuita, futuro sacerdote, es un digno sucesor de aquel padre Daniel Rudd, muy conocido también por su entrega a los demás.



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