viernes, 21 de diciembre de 2012

El ascenso del gentleman vaticano


Benedicto XVI ha designado prefecto de la Casa Pontificia a su secretario personal, el sacerdote alemán Georg Gänswein

El ascenso del «gentleman» vaticano - Foto: Efe
7 Diciembre 12 - - Darío Menor

Madrid-El Papa designó ayer a su secretario personal, el sacerdote alemán Georg Gänswein, prefecto de la Casa Pontificia, por lo que se convierte en el hombre clave para acercarse a Benedicto XVI, pues en él recae a partir de ahora la responsabilidad de organizar las audiencias.

El ascenso de Gänswein, que no dejará de ser el secretario personal, venía rumoreándose desde hace semanas y lleva de la mano su nombramiento como arzobispo.

El Papa, quien oficiará su ceremonia de ordenación el próximo 6 de enero, premia con esta decisión a su colaborador más cercano, quien lleva a su lado desde 2003, cuando aún era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Monseñor Georg, o Don Georg, como se le conoce en los círculos vaticanos, está acostumbrado a recibir piropos tanto por sus capacidades intelectuales y su trabajo como por su agraciada apariencia física.

Tiene cuerpo de atleta y apuesto rostro varonil, que, según su legión de admiradores de ambos sexos, recuerda al de un tocayo suyo apellidado Clooney.

Hay también quien dice que le recuerda a otra estrella del celuloide, Steve McQueen.
Los diarios de su país le llaman sin empacho «el guapo Georg».

El mundo descubrió a la persona más cercana al Papa dos meses después de la elección como Pontífice de Joseph Ratzinger.

Corría el mes de junio de 2005 y Benedicto XVI realizaba su primera visita al palacio del Quirinal, la sede de la presidencia de la República italiana.

Franca Ciampi, la esposa del entonces jefe del Estado, Carlo Azeglio Ciampi, le espetó entonces al obispo de Roma sin rubor: «Santidad, felicidades por su joven secretario.

 ¿Cómo se llama?»

Desde aquel momento, no han cesado los comentarios sobre el atractivo aspecto de Gänswein.

Éstos subieron incluso de tono después de que la revista italiana del corazón «Chi» publicase unas fotos en las que se veía al secretario papal jugando al tenis, elegantemente vestido con un polo negro, unos pantalones cortos del mismo color y sus blancas zapatillas de deporte.

Además del tenis, al nuevo prefecto de la Casa Pontificia le gusta el esquí y tocar el clarinete.

Es tal la fascinación que provoca que tiene incluso un club de admiradores.

El ascenso de Gänswein no es ajeno a la crisis que ha vivido este año el Vaticano por las filtraciones a la prensa de cartas y documentos confidenciales del Papa.

Nombrándole arzobispo y aumentando su poder, Benedicto XVI coloca a una de las personas en que más confía en un puesto clave para evitar que vuelva a repetirse un problema similar en el futuro.

También supone un respaldo manifiesto a su trabajo que quita la razón a quienes criticaban a Gänswein por no haber sido capaz de controlar a su subordinado, Paolo Gabriele, el mayordomo del Papa que robó, fotocopió y pasó a los medios los documentos privados.

Al propio Gänswein le tocó testificar durante el proceso a Gabriele el pasado octubre.

En el aula del tribunal vaticano donde se celebró el juicio su habitual cara sonriente adquirió una expresión de preocupación y de manifiesta incomodidad.

El secretario fue el primero en señalar al mayordomo como posible culpable después de descubrir que habían salido a la luz tres documentos dirigidos a él que todavía no había archivado.

Además de su tono amable y aspecto atractivo, monseñor Gänswein cuenta con un rico currículum.

Nació en 1956 en Waldshut, en la región alemana de la Selva Negra.

Es el mayor de cinco hijos (dos hermanos y dos hermanas) y su padre era herrero de profesión.

Estudió Teología en Friburgo y Roma y se ordenó sacerdote en 1984 en esta misma diócesis.
Luego se doctoró en Derecho Canónico en la Universidad de Múnich, pasando a continuación a ser colaborador personal del arzobispo de Friburgo.

En aquellos años, en la ciudad que visitaría luego como secretario del Papa en 2011, Don Georg fue también juez del tribunal diocesano.

Cambió su patria por Roma en 1993, cuando comenzó su primer trabajo en la Curia en la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, dirigida entonces por el cardenal español Antonio María Javierre.

De ahí pasó a la Congregación para la Doctrina de la Fe, donde se convirtió en el secretario personal del entonces prefecto, el cardenal Joseph Ratzinger, quien sería elegido Papa.

Don Georg domina seis idiomas y es canonista
 
Benedicto XVI ha tenido dos secretarios.

Antes de Gänswein, el secretario del entonces cardenal Ratzinger era el también alemán Josef Clemens.

Con este nombramiento, Don Georg se afianza en la jerarquía vaticana logrando un poder que ni siquiera tuvo en su momento el secretario personal de Juan Pablo II, Stanislaw Dziwisz.

La confianza manifiesta que el Papa tiene en él, su conocimiento de idiomas (habla alemán, italiano, francés, inglés, español y latín), su experiencia como canonista y los años que lleva en la Curia romana hacen de Georg Gänswein uno de los protagonistas del gobierno de la Iglesia.


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