Por
José Antonio Varela Vidal
La semana pasada se reunieron en el santuario de la Virgen del Divino Amor en
Roma, los rectores de cien santuarios italianos, quienes tienen la misión de
fortalecer al creyente en su fe a través de las diversas devociones populares.
Ha sido propicia la ocasión para recibir la aprobación, por parte de la
Congregación para el Clero, de la asociación Collegamento
Nazionale Santuari, que espera agrupar a los cerca de 1.800
santuarios que hay en el país.
Con el fin de
conocer un poco más de esta iniciativa, ZENIT conversó con el padre Gabriel
María Ola Velásquez OSB, guatemalteco, monje benedictino de la congregación de
Santa María de Monte Oliveto, y actual rector del Santuario de Santa María
Virgen del Pillastrello, en Lendinara, provincia de Rovigo (Véneto), surgido al
inicio del siglo XVI y que convoca a miles de fieles devotos de la milagrosa
imagen que allí se venera.
¿Qué
importancia ha tenido este evento de la asociación de santuarios italianos?
--Padre Ola: Ha
sido un encuentro fraterno entre una buena cantidad de rectores, para conocer
las diversas problemáticas, así como el camino de fe que se hace con tantos
peregrinos.
También ha servido para ayudarnos en ofrecer un camino de fe, un
camino de contemplación de la palabra, un camino de vivencia espiritual a
través de la liturgia; se subrayó mucho el hecho de los santuarios como punto
de reconciliación, donde tantas personas vienen a buscar esta paz del corazón
con el Señor.
¿Porqué
los santuarios tienen esta atracción tan fuerte de la gente, diferente de su
propia parroquia?
--Padre Ola: Sí,
seguramente el santuario se convierte como en un oasis. De los 1.800 santuarios
presentes en Italia, muchísimos de ellos son santuarios marianos, porque la
figura de la madre del Señor y Señora nuestra tiene una fascinación particular
que nos llena de entusiasmo para retomar el camino en parroquia.
¿Cómo
se origina un santuario?
¿Cuál es la razón por la que se decide fundar o crear
uno?
--Padre Ola: Hay
muchos santuarios en Italia y en el mundo, que tienen su origen en una
aparición.
Por ejemplo, estaba pensando ahora EN el santuario Príncipe de la
Liguria de Nuestra Señora de la Guardia, el cual tiene en su origen en una
aparición de la Virgen en aquella zona.
Pero pienso
también en otros que se origina quizás por un prodigio.
Hay muchos
santuarios dedicados a la Dolorosa, en que la contemplación de esta figura de
María puede crear una gran fascinación.
Hay pequeños
santuarios también como réplica a los grandes de Lourdes o de Fátima, que
quieren ser en aquella localidad como un eco de aquel gran santuario que todos
conocemos.
En
los santuarios se vive la piedad popular… ¿No hay el riesgo de que la gente se
salga del centro de su fe?
¿Cómo se trabaja localmente para que la gente no
distraiga su atención?
--Padre Ola: En
este encuentro nacional hemos estado más de un centenar de rectores, y veíamos
la diversidad entre el sur de Italia y aquellos del norte, porque en el sur
está profundamente arraigada la piedad popular.
La piedad popular
es un valor que debe ser educado, debe ser catequizado, porque hay el riesgo de
decir “bueno todo esto es piedad popular, no puede ayudar tanto, quitémoslo”.
¿Se
puede quitar, acaso?
--Padre Ola: Como
bien lo indica la carta que hemos recibido del prefecto de la Congregación del
Clero, la piedad popular es un elemento interesante para utilizarlo en este
proceso de nueva evangelización.
Entonces, esos
elementos de piedad popular deben ser revisados y reducados podríamos decir
así, para que nos acerquen siempre al punto esencial que es Cristo.
¿Y
qué atención le está poniendo la Santa Sede a todo este fenómeno de la
asistencia masiva de la gente a los santuarios?
--Padre Ola:
Precisamente en agosto del año pasado, los rectores de los santuarios hemos
recibido de parte de la Congregación para el Clero, una carta donde se delinea
un poco todo nuestro quehacer, y se nos exhorta a ofrecer el sacramento de la
reconciliación, aumentar la belleza por la liturgia, y también incluye lo de la
devoción popular.
Esta carta,
firmada el 15 de agosto de 2011 por el prefecto de la Congregación, cardenal
Mauro Piacenza, es algo que nos ha estimulado y ha sido motivo de reflexión en
este encuentro.
Se
sienten más apoyados y mejor orientados…
--Padre Ola:
Sobretodo, es un gran don al tener un punto de referencia fijo para los
rectores de los santuarios.
De este mismo dicasterio hemos recibido la
aprobación del estatuto de la asociación Collegamento
Nazionale di Santuari, que también nos ayudará a tener una línea
común y seguir un camino pastoral. Invito desde aquí a otros a inscribirse,
para el bien de todo el pueblo de Dios.
Usted
que proviene de América Latina, ¿Se hace algo semejante allá?
--Padre Ola: Se ha
conversado de eso en el Encuentro.
Podríamos exhortar a través de este medio, a
todos los santuarios del mundo, y particularmente en América Latina, que tiene
una profunda y arraigada devoción popular, a trabajar unidos.
Quizás no están
reunidos en una asociación, pero esto sin lugar a dudas ayuda mucho, para que
el trabajo sea siempre concorde y para que el esfuerzo de tantos vaya siempre
unificado por un mismo camino.
¿Cuáles
son las devociones principales de Guatemala?
--Padre Ola: El
trabajo misionero de los frailes dominicos, de los frailes franciscanos, ha
hecho que en nuestra nación guatemalteca haya una profunda devoción por María,
tanto en la vocación de Nuestra Señora del Rosario, como de la Inmaculada
Concepción.
Podemos ver así
en las zonas geográficas del sur y del oriente, un profundo amor por la
Inmaculada; y en el centro norte occidente un profundo amor por la Virgen del
Rosario.
La devoción mariana está profundamente arraigada en nuestra nación.
Muchos
santuarios van a ser elegidos como centros para obtener las indulgencias de
este Año de la Fe…
¿Cómo invitaría a los fieles a acercarse a este privilegio
que está otorgando la Iglesia en estos lugares?
--Padre Ola: En
la reflexión de estos días, considerando todos nuestros santuarios marianos y
de otros santos, se subrayaba que todos los santuarios deben tener una columna
fuertemente cristológica.
Cristo es el que
está al centro de nuestros santuarios, y seguramente este Año de la fe –en que
el santo padre quiere que hagamos como un peregrinaje para conocer más aún
nuestra Iglesia--, no servirá para conocer más a la persona de Cristo,
adherirnos a Él y configurarnos siempre más y mejor a quien es “la Puerta de la
fe”, como ha dicho el papa Benedicto XVI.
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