Importante llamado del santo padre Benedicto
XVI en clave de Nueva Evangelización
CIUDAD DEL
VATICANO, domingo 7 octubre 2012 (ZENIT.org).- Dada la importancia del tema, hemos querido destacar
de modo independiente, la reflexión del papa en su homilía de hoy durante la
misa de inauguración de la XIII Asamblea especial del Sínodo de los Obispos, en
la que se refirió a los retos que significa la familia para la nueva
evangelización.
En el evangelio
leído durante la ceremonia, se escucha a Jesús referirse con claridad a la
relación entre el hombre y la mujer, santificada por el Creador en el Génesis,
y perpetuada por el mismo Salvador con sus enseñanzas en la tierra.
En tal sentido,
el papa dijo que el mensaje de la Palabra de Dios se puede resumir en la
expresión del libro del Génesis, y que el mismo Jesús retoma: «Por eso
abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una
sola carne» (Gn. 1,24, Mc. 10,7-8).
"¿Qué nos
dice hoy esta palabra?", se preguntó, y dijo: "el matrimonio
constituye en sí mismo un evangelio, una Buena Noticia para el mundo actual, en
particular para el mundo secularizado".
Porque esta
unión, "una sola carne", lo debe ser "en la caridad, en el amor
fecundo e indisoluble".
El pontífice
destacó en su homilía, que esto es un signo que habla de Dios con fuerza,
"una elocuencia que en nuestros días llega a ser mayor, porque,
lamentablemente y por varias causas, el matrimonio, precisamente en las
regiones de antigua evangelización, atraviesa una profunda crisis".
Esta relación no
es casual, según dijo, porque al estar el matrimonio, unido a la fe, "como
unión de amor fiel e indisoluble" que "se funda en la gracia que
viene de Dios Uno y Trino, que en Cristo nos ha amado con un amor fiel hasta la
cruz", entonces, "hay una evidente correspondencia entre la crisis de
la fe y la crisis del matrimonio".
Recordó a
propósito lo que la Iglesia afirma y testimonia desde hace tiempo: "el
matrimonio está llamado a ser no sólo objeto, sino sujeto de la nueva
evangelización".
Invitó así a
trabajar por las familias, dirigiendo la mirada "a las muchas
experiencias, vinculadas a comunidades y movimientos, que se están realizando
cada vez más también en el tejido de las diócesis y de las parroquias, como lo
ha demostrado el reciente Encuentro Mundial de las Familias". (javv)
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