02/ 6/2012
Palabra del obispo Junqiu, que recibió a la canciller sorpresivamente, durante su viaje a China. La pregunta de la canciller: «¿Aquí es libre la Iglesia?»
alessandro specialeCiudad del vaticano
El último de los tres días de su viaje a China, el sábado pasado, la canciller alemana Angela Merkel insistió en un encuentro inusual: una visita a la catedral católica de Guangzhou, en la provincia de Guangdong (corazón de la manufactura china), para un coloquio de media hora con el obispo Giuseppe Gan Junqiu, reconocido tanto por la Santa Sede como por el gobierno de Pekín.
La visita al obispo católico era una de las tres citas que deseaba Merkel para demostrar su cercanía con la sociedad civil china, a menudo en desacuerdo con las autoridades estatales.
La canciller alemana también quiso encontrar a un experto de los derechos humanos de Pekín y llevar a cabo una visita a la redacción de la revista “Southern Weekend”, en la misma ciudad de Guangzhou. Pero el gobierno chino permitió el encuentro con monseñor Gan, que se llevó a cabo con un rigurosísimo cinturón de seguridad.
La policía se ocupó de alejar a todos los periodistas de la catedral, pero la agencia UCANews, que sigue a la Iglesia católica en Asia, logró hablar con el obispo tras su entrevista con Merkel.
«Pidió información de base sobre la diócesis de Guangzhou y sobre la Iglesia en Guangdong -indicó el obispo-, como el número de los católicos, su edad, el trabajo que tienen y cuáles son sus actividades más allá del ir a misa».
No hablaron, por lo menos explícitamente, de la situación de la libertad religiosa en China: «Me preguntó si podía hablar libremente, si había alguien que me decía lo que tenía que decir o no, incluido el contenido de mis homilías», indicó el religioso.
«Yo le respondí con sinceridad, que predico siguiendo la Biblia y trato de relacionarla con la vida cotidiana de los fieles, con la situación de la sociedad».
Merkel invitó a la Iglesia a que intensifique su actividad caritativa, abriendo más guarderías y casas de reposo para ancianos, «para promover la armonía social, la libertad y la igualdad», indicó monseñor Gan.
El obispo dijo que tuvo la impresión de que la canciller alemana es una cristiana devota, particularmente preocupada por las políticas de China con respecto a la libertad religiosa y social.
Antes del encuentro, monseñor Gan había dicho que le sorprendía mucho el anuncio de la visita de la política alemana, y que no sabía bien qué la habría podido decir directamente.
Los agentes del gobierno que se encargaron de las medidas de seguridad para el encuentro le aconsejaron «presentar a la diócesis y responder lo mejor posible a sus preguntas».
Durante una visita a China, en 2006, Merkel se había encontrado con el arzobispo católico de Shangai, monseñor Aloysius Jin Luxian, y con algunos otros exponentes de la cúpula de la Iglesia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario