lunes, 16 de enero de 2012

Católicos hasta la muerte

12/28/2011 

Contra la pena de muerte

¿Se puede ser fieles a la Iglesia de Roma y al mismo tiempo proclamarse favorables a la pena de muerte? Un estudio sobre la progresiva evolución de la teología católica sobre este tema

Alessandro SpecialeRoma


Católico y favorable a la pena de muerte puede parecer una paradoja –y sin embargo al contrario de quien es favorable a la legalización del aborto- son muchos, sobre todos al otro lado del Atlántico, los que sostienen públicamente la pena de muerte proclamando al mismo tiempo su fidelidad a la Iglesia de Roma.


Es el caso, para poner un ejemplo, del favorito como candidato republicano a la Casa Blanca, el neoconverso al catolicismo Newt Gingrich, al que le gustaría incluso ampliar el número de delitos para los cuales se podría recurrir al verdugo, incluyendo entre las víctimas de éste también a los camellos.


Pero el espacio destinado a posiciones de este tipo parece hacerse cada vez más pequeño, después de las intervenciones de las últimas semanas del Papa Benedicto XVI  apoyando claramente a quien pide la abolición definitiva de la pena capital.


Las más oídas han sido las palabras dirigidas por el pontífice a los participantes de una iniciativa promovida en Roma por la Comunidad de San Egidio, el pasado 30 de noviembre: "Que este evento- dijo en esa ocasión- sirva de impulso a iniciativas políticas y legislativas, promovidas en un número de países creciente, para eliminar la pena de muerte y para reforzar el progreso alcanzado en adaptar la ley penal tanto a la dignidad humana de los detenidos como a un eficaz mantenimiento del orden público".


Pero quizás haya sido más significativo lo que escribió el Papa en un pasaje hasta ahora poco conocido de la exhortación apostólica Africae Munus, publicada el 19 de noviembre: "Hago un llamamiento a los responsables de la sociedad a propósito de la necesidad de hacer todo lo posible para alcanzar la eliminación de la pena capital"


Según estudiosos y expertos católicos consultados por Vatican Insider, en estos dos pronunciamientos se puede leer entre líneas un cambio de marcha de la doctrina católica a propósito de la pena de muerte. Ésta, tal y como expresado en el Catecismo de la Iglesia Católica en el párrafo 2267, explica que "La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte, si esta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas".


Por voluntad de Juan Pablo II, que había ya afrontado la cuestión en su encíclica Evangelium Vitae, el Catecismo pone en claro que el "espacio" que se ha dejado a quienes apoyan la pena capital es verdaderamente minúsculo: "Hoy, como consecuencia de las posibilidades que tiene el Estado para reprimir eficazmente el crimen, haciendo inofensivo a aquél que lo ha cometido sin quitarle definitivamente la posibilidad de redimirse, los casos en los que sea absolutamente necesario suprimir al reo «suceden muy  raramente, si es que ya en realidad se dan algunos".


Ahora, según el padre jesuita  Ján Ďačok, prelado teólogo de la Penitenciaría Apostólica del Vaticano y profesor de teología moral de la Universidad Gregoriana, Benedicto 16 ha planteado una cuestión en términos nuevos: "En este tema estamos asistiendo a un proceso evolutivo", explica.

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