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El
trabajo manual, un medio excelente para conocer al hombre a quien el
sacerdote quiere predicar el Evangelio.
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El sacerdote es un hombre, tomado
de entre los hombres, para salvar a los hombres. Su misión está al servicio
de la humanidad, y necesita conocer bien a aquellos a quienes debe predicar
el Evangelio. Para ello, los novicios legionarios de Cristo dedican un mes al
año a trabajos agrícolas o manuales, compartiendo las condiciones de trabajo
de un gran número de personas. Durante el mes de julio, los seminaristas del
noviciado de Monterrey (México) se trasladaron a Otongo, un pueblo de la
sierra de Hidalgo (México) para trabajar en la reforestación de aquella zona.
Allí se encuentra una de las principales minas de manganeso. Después de
extraer este metal, es necesario reforestar la zona para evitar la
desertización. Los seminaristas dedicaban ocho horas diarias a esta labor,
bajo la
dirección de algunos ingenieros. La
jornada concluía con la Misa, celebrada en la capilla de la colonia de
Otongo, invitando también a los habitantes del lugar a ofrecer a Dios los
trabajos de la jornada. «Es duro estar ocho horas diarias cavando con un
pico y una pala, o detrás de una carretilla, pero esta experiencia nos enseña
el significado del trabajo y de la pobreza. Además, es una oportunidad para
santificar el trabajo manual, siguiendo el ejemplo de Jesús joven, trabajando
en la carpintería de José<>/I>», afirma uno de los seminaristas.
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FECHA DE PUBLICACIÓN: 2003-09-04
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sábado, 28 de julio de 2012
Formando los sacerdotes del mañana
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