domingo, 22 de abril de 2012

Sangre de Héroes una novela sobre la guerra cristera de México

Entrevista al autor Gustavo Aguilera
 
CIUDAD DE MÉXICO, lunes 16 abril 2012 (ZENIT.org).- Gustavo Aguilera acaba de publicar en la editorial San Pablo una novela sobre la guerra cristera de México. «Sangre de Héroes» se inserta en la lista de novelas históricas que han logrado ambientar y mantener vivo el recuerdo de la epopeya mexicana, que duró de 1926 a 1929.

“Sangre de Héroes” es una novela de ficción histórica que se desarrolla en el contexto de la guerra cristera. Muchos de los personajes y episodios son tomados de hechos reales ocurridos en ese periodo de la historia de México.

El autor Gustavo Aguilera nació en Celaya, Guanajuato, México, en 1973. Es licenciado en filosofía. Desde hace varios años escribe artículos y libros, da conferencias y colabora en programas de radio. Ha dedicado gran parte de su vida a la investigación histórica.

La editorial San Pablo publica su primera novela histórica ambientada en la guerra cristera. Escrita con un estilo ágil y moderno, conduce las escenas como si de una película se tratase.

¿Cómo nace la idea de escribir esta novela sobre la guerra cristera?

--Gustavo Aguilera: Mientras estudiaba en Europa, leí mucho sobre la historia de México. Cómo dice el refrán popular, nadie aprecia lo que tiene hasta que lo pierde. En mi caso me interesé por la historia de mi país cuando estuve lejos de él. Me fascinaron las memorias y relatos de la guerra cristera, y más porque en México era un tabú, poco o nada se hablaba de esta época, y eso despertó más mi curiosidad.

Poco tiempo después, Mel Gibson filmaba en Roma algunas escenas de la Pasión y unos amigos cercanos a sus colaboradores me sugirieron proponerle hacer una película de los cristeros.

Así fue como comencé a trabajar en un guión sobre la guerra cristera. Fue hasta cierto punto sencillo, porque la guerra cristera reúne todos los elementos necesarios de una película épica estilo «El Patriota» o «Corazón Valiente»: el pueblo sencillo se pone en pie de lucha con los pocos recursos que tiene para defender su libertad y lucha contra un gobierno totalitario que cuenta con todas las armas y el apoyo del mundo. Hay romances, hay tomas de trenes, hay espionaje, hay traiciones, hay sacramentos que se administran a escondidas, hay mártires de la fe…

Y hace un año decidí transformar el guión en una novela para compartir esta epopeya católica con todo mundo.

En su novela, ¿cuánto hay de historia y cuánto de ficción?

--Gustavo Aguilera: Yo no conocía nada de la guerra cristera, todo lo aprendí leyendo, entrevistando a personas que conocían los hechos de primera mano, visitando lugares. A partir de todos esos conocimientos quise describir esa época, esas situaciones, las grandes hazañas de hombres y mujeres valientes, incluso niños que defendieron lo que consideraban aun más valioso que sus vidas.

Quiero decir que todas las escenas que plasmé en mi libro tienen origen de una u otra forma en hechos históricos. En este sentido trabajé como artista de mosaicos: tomé piezas, hechos, martirios y los fui acomodando hasta formar un gran cuadro de la guerra en esta novela.
Miguel, el personaje principal, es inventado. En él quise viajar yo a ese tiempo y meterme en los amores, peligros y aventuras que pasaron esos hombres. Hice que Miguel se fuera encontrando con personajes históricos como el beato José Sánchez del Río, el general Enrique Gorostieta, el general Amaro, el mismo presidente Calles, y que atravesara circunstancias reales, como los campamentos en la sierra, la carencia de armas y municiones, los sacramentos a escondidas, las Brigadas Femeninas de Santa Juan de Arco, el fervor de algunos batallones, el apoyo del pueblo, los excesos, los abusos, los habitantes reconcentrados por el gobierno.

Como dice, la guerra cristera siempre ha sido un tema “tabú”, controvertido y polémico. ¿Por qué retomarlo ahora?

--Gustavo Aguilera: Yo creo que los tiempos están maduros como para hablar del tema sin polémicas. Pero también los tiempos están maduros como para no tratar de tapar el sol con un dedo. Creo que podemos sacar estos hechos a la luz, con la mayor objetividad posible y preguntarnos por qué un pueblo se puso en pie de lucha, qué libertades se les quitaron para provocarlo de esa manera, cómo es que un gobierno puede llegar al punto de privar el ejercicio de la libertad religiosa, qué consecuencias tiene una guerra civil se luche por la causa que se luche.

No olvidemos que los mismos católicos proponemos la sana separación entre la Iglesia y el Estado y que la doctrina social de la Iglesia aprueba y recomienda que un estado sea laico, es decir, que estén diferenciados la esfera religiosa de la esfera política. En un verdadero estado laico los dos poderes se respetan e incluso colaboran, cada uno desde su papel, en la construcción de una sociedad mejor, que al fin y al cabo es el objetivo de ambos. Un estado laicista, en cambio, tiende a eliminar cualquier otra realidad que no sea él, y tiende a ser agresivo contra la Iglesia, tiende al ateísmo y al materialismo práctico, y ya sabemos por la historia cómo termina este tipo de política: en totalitarismos opresivos y en sociedades carentes de valores.

¿Cuál sería el mensaje central de la novela?

--Gustavo Aguilera: Se trata de no olvidar que estamos gozando de esas libertades gracias al sacrificio máximo de muchos hombres y mujeres. Que no debemos olvidar el ejemplo de estos verdaderos héroes de México que defendieron el primer derecho del ser humano, el derecho a la libertad religiosa. Y muchos de ellos fueron fieles a sus convicciones religiosas, como los mártires, y no renegaron de sus creencias ni ante los cañones del pelotón de fusilamiento.

También quiero que nos cuestionemos si nosotros estamos dispuestos a hacer lo mismo. Porque a veces no confesamos lo que creemos no ya ante un máuser, sino ante simple grupo de amigos en un café, ante ciertos ambientes.

En fin, hacer conciencia de que tenemos una deuda, que no debemos despreciar ese sacrificio del que nos han venido muchas gracias durante estos ya casi cien años de “libertad religiosa”.

Se han rodado este último año dos películas acerca de la guerra cristera

--Gustavo Aguilera: Una fue dirigida por el hijo del gran historiador Jean Meyer y está basada en la novela cristera «Rescoldo» de Antonio Estrada. Trata de los últimos cristeros, aquellos que siguieron luchando aún después de los famosos arreglos de 1929. La otra película se llama «La Cristiada», del productor Pablo Barroso (El Gran Milagro, Guadalupe…), y dirigida por Dan Wright (efectos especiales de Narnia, El Señor de los Anillos, Titanic). Sé que esta producción se centrará en el general Gorostieta, un general del gobierno que pasó a dirigir a los cristeros. No era muy creyente y al final se acercó a la fe, gracias al testimonio de sus tropas. He visto el trailer de «La Cristiada» y se me hace muy bien hecha, con muy buen reparto de actores, buena calidad. No en vano ha sido la película de producción mexicana más cara de la historia. Y me alegra que tal inversión se haya hecho en un tema que vale tanto la pena.

Benedicto XVI visitó México en marzo y tuvo un encuentro con los mexicanos cerca del Cerro del Cubilete. ¿Qué relación tiene este lugar con la guerra cristera?

--Gustavo Aguilera: Pío XI instituyó la solemnidad de Cristo Rey para toda la Iglesia en 1925, pero los obispos mexicanos ya habían consagrado la nación a Cristo Rey años antes, en 1914. Poco después, los católicos mexicanos levantaron una estatua a Cristo Rey en el Cerro del Cubilete, considerado el centro geográfico de México. En 1926, al inicio de la guerra cristera, el presidente Plutarco Elías Calles mandó bombardear el monumento. Después de la guerra cristera se reconstruyó y ha sido símbolo del catolicismo, de la libertad religiosa y de los mártires de la guerra cristera.

Lo más emblemático de este monumento es una estatua de Cristo Rey. Es la estatua de Cristo de bronce más grande del mundo. Mide 20 metros de altura y pesa 80 toneladas.



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