01/10/2012
Sacerdocio
femenino
La
cofundadora del movimiento "Somos Iglesia" se encuentra en ruta de
colisión con el Vaticano
GIACOMO GALEAZZI
ciudad DEL VATICANO
Martha Heizer, profesora de religión de Innsbruck, cofundadora y
directora de «Somos Iglesia», desafía al Vaticano y anuncia su intención de
celebrar misa incluso corriendo el riesgo de pagar con la excomunión. En
realidad la cuestión quedó definitivamente zanjada tras la respuesta del
entonces prefecto del antiguo Santo Oficio, Joseph Ratzinger sobre la doctrina
de la carta apostólica «Ordinatio sacerdotalis».
La duda que surgió
entonces estaba relacionada con la facultad de la Iglesia de conferir la
ordenación sacerdotal a las mujeres. El no de la doctrina a las mujeres
sacerdote, aclaró el actual Pontífice, es «definitivo» en cuanto dicha doctrina
se funda en la Palabra de Dios escrita y constantemente conservada y aplicada
en la Tradición de la Iglesia desde el inicio. Esta ha sido propuesta de manera
infalible por el magisterio ordinario y universal (constitución dogmática
«Lumen gentium» del Concilio Vaticano II). Arraigado en el Nuevo Testamento, el
ministerio sacerdotal cristiano, desde el principio, se confería sólo a los hombres.
La teóloga tirolesa Martha Heizer y su grupo de creyentes propone que se haga
posible la eucaristía sin sacerdotes, recurriendo a formas privadas de
celebración. Se trata de un uso del cual hay que dar parte inmediatamente a la
Santa Sede ya que forma parte de los “delicta graviora”. Los siete los puntos
del llamado a la desobediencia de los párrocos promotores de la
Pfarrer-iniziative tienen que ser examinados individualmente y no en conjunto-
subraya la agencia católica Adista. La comunión a los divorciados que se han
vuelto a casar, por ejemplo, podría ser concedida aunque con determinadas
condiciones». En abril de 1995 un pequeño grupo de católicos de Innsbruck
guiado por Thomas Plankesteiner y, precisamente, por Martha Heizer, promovió un
«Llamado del pueblo de Dios» compuesto por cinco puntos (más democracia en la
Iglesia, un papel más amplio de la mujer, celibato sacerdotal facultativo, una
moral sexual diferente). Este fue dirigido a la jerarquía de la Iglesia
católica confiando en obtener respuestas concretas.
El consenso fue
amplísimo en Austria (505.000 firmas, en Alemania 1.800.000, mientras fueron
menores en otros países europeos, aunque siempre decenas de miles, 35.000 en
Italia). Las firmas fueron presentadas en el Vaticano en octubre de 1997 por
casi quinientos delegados de toda Europa. Fue escrita una carta al papa
Wojtyla, que no respondió. «Ninguna de las reformas propuestas ha sido llevada
a cabo, a pesar de la frustración por este fracaso, que por otra parte era
previsible, del Llamamiento ha surgido un movimiento internacional», refiere
Adista. La sigla es IMWAC (International Movement We Are Church) y en el que
participan las secciones nacionales (Noi Siamo Chiesa en Italia, Somos Iglesia
en España, Wir Sind Kirke en los países de lengua alemana, Nous Sommes
aussi L’Eglise en Francia , We Are Church en Reino Unido y en Estados Unidos).
El pasado mes de julio, la cuestión de la ordenación femenina fue motivo de
polémica también en Portugal. El Cardenal José Policarpo, Patriarca de Lisboa
se vio obligado a difundir una carta para puntualizar que respecto a la
ordenación de las mujeres se encuentra «en comunión con el Papa». El Patriarca
tuvo que hacer frente a la polémica suscitada por algunas de sus declaraciones
(«no existe ningún obstáculo teológico fundamental» a la ordenación de las
mujeres, aunque subrayaba que «no hay ningún Papa que tenga poder al respecto.
Esto llevaría a tensiones, y sucederá solo si Dios quiere que suceda y si forma
parte de sus proyectos»).
En su explicación, el cardenal Policarpo reconoció que él mismo nunca
había «tratado sistemáticamente la cuestión». Y especificó: «El hecho de que no
haya mujeres entre estos sucesores y cooperadores no significa hacer de menos a
las mujeres, sino la búsqueda de la complementariedad entre lo masculino y lo
femenino plenamente materializada en la relación de Cristo con María». En los
primeros tiempos de la Iglesia, puntualizaba el purpurado, «es conocida la
armonía entre el hecho del sacerdocio apostólico conferido a los hombres y la
importancia y la dignidad de las mujeres en la Iglesia». Para el Cardenal
Policarpo, una de las causas de la reivindicación del sacerdocio femenino es
«la pérdida de conciencia de la dignidad sacerdotal de todos los miembros de la
Iglesia, reduciendo la expresión sacerdotal al sacerdocio ordenado».
De todos modos, el Magisterio más reciente de los papas, interpreta
esta tradición ininterrumpida de ordenar solamente a los hombres «no solo como
una forma práctica de actuar, que puede cambiar al ritmo de la acción del
Espíritu Santo, sino como una expresión del misterio mismo de la Iglesia, que
tenemos que acoger en la fe». Por lo tanto, «estamos invitados a respetar el
magisterio del Santo Padre, en la humildad de nuestra fe, a seguir profundizando
la relación del sacerdocio ministerial con la cualidad sacerdotal de todo el
Pueblo de Dios y a descubrir el modo femenino de construir la Iglesia, en el
papel decisivo de la misión de nuestras hermanas, las mujeres». En conclusión,
la esperanza es que Martha comprenda que una misa no vale una excomunión.
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