Un
diálogo con el biblista Juan Miguel Díaz Rodelas.
Por Jose
Antonio Varela Vidal
Días atrás se realizó
una importante reunión de la Comisión Pontificia Bíblica en el Vaticano.
El motivo fue
reflexionar entre todos sus miembros sobre las bases que inspiran la Biblia.
Entre los
participantes estuvo el presbítero español Juan Miguel Díaz Rodelas,
catedrático de Sagrada Escritura y decano de la Facultad de Teología de
Valencia, quien es también miembro de la Pontificia Comisión Bíblica desde el
año 2008.
ZENIT conversó con él
durante una pausa del evento.
¿Cómo se
desarrollaron las labores durante la reunión?
--Padre Díaz Rodelas:
Esta sigue a las
anteriores.
Es de alguna manera el
punto de llegada de cuatro años.
Se trabajó sobre un
texto posible sobre el que se enviaron las posibilidades de cambio; luego se
discutió para aceptarlos o rechazarlos.
El tema ha
sido “La inspiración en la Biblia”…
¿Por qué
esto la hace tan especial?
--Padre Díaz Rodelas:
Desde nuestra
perspectiva de creyentes --y aquí hay que incluir a todos los cristianos y al
mundo judío--, la Biblia no es un libro de literatura que contiene información
histórica; aunque tampoco exclusivamente religioso.
En todo caso, Dios se
ha comprometido en su composición inspirando a sus autores a través del
Espíritu.
Esto es algo esencial
que debemos tener en cuenta al momento de leer e interpretar la Biblia.
¿Por qué
hay esa tendencia a la “interpretación libre” por parte de algunos biblistas?
--Padre Díaz
Rodelas:
Hay una parte positiva
en esa pluralidad de interpretaciones, que se fundan en los mismos evangelios
–solo por mencionar estos libros; y es que a veces de un mismo hecho, tenemos
visiones difícilmente concordables.
Se ve que son lecturas
muy diferentes de un mismo hecho.
La dificultad llega
cuando la conclusión a la que se llega va en contra del sentir común de la
Iglesia.
En ese caso la
interpretación no sirve al que debe ser su gran objetivo, que es ayudar a la fe
del pueblo cristiano.
Justamente,
hay otros que quieren apegarse solo a la parte “histórica” de los evangelios.
¿Cómo es
posible esto?
--Padre Díaz Rodelas:
Metodológicamente, y
desde un punto de vista teórico, uno puede imaginarse un trabajo que desde los
evangelios estudie la dimensión estrictamente histórica.
Pero precisamente por
lo que decía antes, y dado que los evangelios son libros inspirados y están impregnados
por la fe de la comunidad, es muy importante tenerlo en cuenta.
Benedicto XVI hablaba
del Jesús real y ese es el que nos ofrecen los evangelios; el otro es una parte
de Jesús, pero no es “todo el Jesús” de los evangelios y del creyente.
¿Por qué
el creyente, el católico, no está tan familiarizado con la Biblia, y hasta
mantiene una distancia?
--Padre Díaz
Rodelas:
La historia tiene sus
consecuencias.
Se sabe que con motivo
de la reforma protestante, con la interpretación libre de la Escritura, la
Iglesia católica limitó el acceso del creyente de a pie a la lectura de la
Biblia en las lenguas vulgares.
Esta decisión creó una
cierta distancia del católico común frente la Sagrada Escritura.
Por ello está costando
bastante que el católico haga de la Biblia un punto de referencia esencial en
su vida religiosa; pero se ha caminado mucho.
Para los
que trabajan con laicos, o en grupos de parroquias, ¿cuál sería su sugerencia a
fin de que este encuentro con la Biblia se retome con mayor confianza?
--Padre Díaz Rodelas:
Pues ponerse a leerla
con cierta pedagogía.
No parece conveniente
empezar con los libros más complicados de la Biblia, más técnicos en cierto
sentido; ni siquiera empezar siguiendo el orden en que aparecen, como si se
tratara de una novela o un libro de historia.
Hay que hacer una
lectura pedagógica…
¿Cómo es
esto?
--Padre Díaz Rodelas:
Sugiero empezar con el
Génesis, el Éxodo, los libros de los profetas, los evangelios y luego ir a las
los libros más “difíciles”.
Pero esto es solo una
pedagogía de la lectura.
Aquí lo importante es
confiar que la lectura está conducida por el Espíritu, si es que se hace desde
la fe y en un ambiente de fe, tanto personalmente como en grupo.
Pero no hay que
olvidar que los libros bíblicos fueron escritos hace miles de años, y hay que
hacer un esfuerzo mínimo de lectura, sirviéndose de algunas ayudas, como
introducciones sencillas, que las hay.
Volviendo
al evento, ¿cómo fue la participación, de donde proceden los miembros de la
Comisión Bíblica?
--Padre Díaz Rodelas:
Los 21 miembros son
profesores proceden de todo el mundo, con cierta predominancia de europeos,
aunque hay varios sudamericanos, norteamericanos, brasileños…
Luego hay un hermano
de Nigeria, un coreano, un indio.
muy rica
la composición.
¿Cuáles
son las experiencias que se desarrollan con mayor solidez?
--Padre Díaz Rodelas:
En las discusiones se
han visto determinados intereses, y en las Iglesias más jóvenes de Asia y de
Latinoamérica se nota un fuerte interés por la actualización de la Palabra de
Dios.
Precisamente el papa
Benedicto XVI ha recalcado que la Palabra de Dios es palabra actual para el
creyente de hoy; sin olvidar esto, se podría decir que los europeos estemos más
preocupados por el aspecto académico, intelectual.
¿A qué atribuye
que Europa no se preocupe tanto por la actualización de la Palabra de Dios para
los momentos actuales?
--Padre Díaz Rodelas:
Creo que se trata más
bien de acentos.
Porque en definitiva,
lo que la exégesis europea pretende es también entender mejor la Palabra de
Dios, a fin de que sea eso: “palabra de Dios” para el hombre y la mujer de hoy.
Es verdad que esa
preocupación está menos mediatizada en el biblista latinoamericano o asiático,
que, por otra parte, están muy bien preparados técnicamente.
Repito, el objetivo de
unos y otros es el mismo.
Yo hablaba más bien de
acentos, de subrayados, aportes.
¿Usted ha
leído toda la Biblia...?
--Padre Díaz Rodelas:
Sí, la tuve que leer
varias veces un libro detrás de otro cuando hicimos la traducción de la
Conferencia Episcopal Española…
¿Qué
libros recomendaría para una lectura más especializada a nivel personal?
--Padre Díaz Rodelas:
Por ejemplo el libro
del Éxodo, el libro de Jeremías, el evangelio de san Marcos; el primero
facilita el reencuentro con el gran acontecimiento de la liberación de Israel;
el de Jeremías es, como en general los libros proféticos, es llamada a una fe y
a un culto a Dios que se traduzca en la vida.
Y finalmente el
encuentro con Jesús que debe ser permanente, y que en el evangelio de Marcos se
trasluce de una manera muy singular.
Y a los
más sencillos..., ¿cómo les alentaría a acercarse?
--Padre Díaz
Rodelas:
Les diría que no
tengan miedo de la Biblia, que es palabra de Dios para todos.
A veces nosotros los
especialistas, presbíteros o catequistas, lo complicamos un poco incluso con la
buena intención de explicarlo mejor...
Pero el hecho es que
Dios sale al encuentro de la persona creyente cuando coge la Biblia en sus
manos y la lee.
Y alimentar esa
confianza es una forma de adentrarse en la riqueza de la Biblia.
Recomendaría además
pedir siempre el Espiritu Santo a la hora de leer la Sagrada Escritura.
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