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viernes, 5 de octubre de 2012

Dejó el béisbol profesional para ser monje premonstratense en una abadía de héroes




Grant Desme, un continuo MVP

A sus 26 años, ha pasado dos en el noviciado hasta que este verano hizo los votos de pobreza, castidad y obediencia.

Actualizado 2 octubre 2012


La carrera como jugador de béisbol de Grant Desme le abocaba a convertirle en una estrella, su sueño desde que empezó a batear a los 4 años siguiendo los pasos de su abuelo, ex jugador profesional.
 Compartió el título de MVP (Most Valuable Player, Jugador Más Valioso) en la liga local cuando estudiaba el bachillerato, fue Jugador del Año en la liga regional cuando fue a estudiar a la Universidad Politécnica de California y, ya como profesional en los Oakland Athletics y tras un año lesionado, cuajó en 2009 una temporada excepcional en las ligas menores, recibiendo de nuevo el MVP de una de ellas.

En 2010, a sus 23 años, con un contrato de 430.000 dólares en el bolsillo, todo parecía dispuesto para el gran salto a la MLB (Major League Baseball)... y entonces el 22 de enero anunció su retirada: "Me iba bien en el béisbol, pero la verdad es que quería ir al fondo de las cosas.
Me encanta ese deporte, pero aspiro a cosas más elevadas.
No estaba en paz donde estaba, y no lamento dejarlo", declaró a BBC News.

Héroes de la persecución comunista

Su nuevo destino fue la abadía de San Miguel en Silverado, su California natal.
Allí le esperaban dos años como novicio, en los que tendría que perseverar para lograr el home run que finalmente corrió la semana pasada, cuando hizo los votos como monje premonstratense.
Ahora, el siguiente paso serán los ocho que le separan del sacerdocio y los votos perpetuos.

El monasterio en el que Grant Desme quiso cambiar las polainas y el casco por el hábito blanco del fundador San Norberto (1080-1134) tiene toda una historia.
Lo fundaron en 1957 siete monjes premonstratenses húngaros que habían huido de su país en 1950.
El régimen comunista cerró su abadía y ordenó su detención, pero ellos consiguieron escapar a Austria, en una huida épica en la que atravesaron un campo de minas y cruzaron a nado un río.
De allí pasaron a Estados Unidos, donde trabajaron duramente siete años hasta que reunieron el dinero suficiente para comprar el terreno -entonces deshabitado- donde actualmente la orden se mantiene fiel al espíritu de fervor, austeridad y silencio propio de la vida norbertina, que empieza, como en tantos claustros, a las cinco de la madrugada.

Desme, ahora Fray Mateo, con su familia.
Ahora Grant Desme ha cambiado su nombre y le conocen como Fray Mateo, y una vez hechos sus primeros votos este verano, fue entrevistado por Jeff Passan para Yahoo Sport News.
"Tenía todo lo que quería, pero no era suficiente", afirmó en referencia a su decisión vocacional.

El éxito fue la "tentación", pero la decisión estaba tomada

Ésta había nacido dos años antes, justo en su momento más bajo, cuando las lesiones no le dejaban jugar todo lo que su calidad le prometía.

Entonces empezó a confiar sus frustraciones a algunos sacerdotes, y se dio cuenta de que la sensación de vacío que le agobiaba no tenía nada que ver con la mala racha deportiva.

 Empezó a visitar distintas congregaciones para ir discerniendo la llamada de Dios, y fue así como descubrió la abadía de San Miguel.

 Fue en ese momento cuando empezó a ver claro su futuro.

Pero, para estar seguro de su vocación, necesitaba jugar de nuevo al béisbol, explica Passan.
¡Y vaya si llegó! Hizo la mejor temporada de su vida con unos emolumentos de fábula.

No fue casualidad, sino producto de meses de rehabilitación y entrenamiento durísimos y de perfeccionamiento técnico.

Cuando saboreó el éxito de verdad, la "tentación" estaba ahí, pues.
 Pero no fue más fuerte que su voluntad de servir a Dios.

Y es que en su interior nada había cambiado.

Seguía hablando de Dios con sus compañeros de equipo.

Con Steve Kleen, cristiano adscripción religiosa concreta, discutía hasta la madrugada sobre la fe.

Y Grant se sentía bien evangelizando: "Disfrutaba más con eso que con un home run", confiesa.

Su éxito fue "una gracia especial", añade: "Era aquello que había anhelado siempre.
No pude hacerlo mejor aquella temporada.

Para mí, fue una gran señal.

¿Qué estaba pasando?

Debería ser feliz por ello.

Pero no lo era.

Había algo más.

Dios estaba tocando mi corrazón.

Porque eso es la vida religiosa.

Una llamada de Dios".

La llamada a "Brad Pitt"

Pero antes de esa llamada, había que hacer otra.

Nada menos que a Billy Beane, el hombre a quien Brad Pitt interpreta en la película Moneyball, ambientada en el mundo del béisbol.

Era a él, con quien había negociado diversas cuestiones de su vida profesional, a quien tenía que decirle que dejaba el béisbol para ser sacerdote.

Todo un trago que le facilitó uno de los hombres más poderosos del mundo del béisbol: "Pasé la mitad de la conversación felicitándole.

He crecido en una familia católica y lo que le estaba pasando no me era ajeno", explica Beane.

Tras comunicarlo a padres y amigos, Grant ingresó en la St Michael´s Abby para dos años de formación y discernimiento en los que apenas tendría contacto con el exterior.

Y que no han sido fáciles: "Muchas veces me gustaría salir a tomar una pizza o a dar una vuelta con los amigos.

Es ahí cuando tienes que elegir estar aquí, más que seguir tus impulsos", explica.

Es la vieja disyuntiva de San Pablo: "Cosas que debemos hacer y son buenas para nosotros no las queremos hacer, y cosas que son malas para nosotros nos gusta hacerlas.
Es algo irracional.

La oración es lo mejor para nuestra alma, pero a veces no apetece rezar.

Es como un padre, que ama a su hijo, pero cuando tiene que levantarse de madrugada porque llora, no le apetece ir a consolarle.

Lo hace porque es lo que debe hacer.

Eso es el amor.

El amor no es un sentimiento.

Es una decisión".

Y él tomó la suya: "En cierto sentido, es un milagro.

No es normal abandonar algo por lo que has trabajado toda tu vida, y que millones de chicos en el país querrían hacer.

¿Qué es lo que pasa?

Es la acción de la gracia y del amor de Dios.

Por eso pasa.

Pienso mucho en ello.

Por alguna razón, Dios me eligió".

Ahora Grant espera saber si Dios quiere de él que, además de monje, sea sacerdote: "Si Dios no quiere que lo sea, no lo seré.

Hay que vivir al día.

El futuro no está en nuestras manos.
El pasado ya pasó.


Todo sucede ahora.

Cada día tienes que levantarte y elegir estar aquí".

Es la elección que cada día, a las cinco de la mañana, convierte a Grant Desme, antigua promesa estelar del béisbol, en fray Mateo, monje premonstratense escondido para todos salvo para Dios.




martes, 31 de julio de 2012

La vocación al Movimiento Regnum Christi ha sido una bendición maravillosa de Dios


La vocación al Movimiento Regnum Christi ha sido una bendición maravillosa de Dios
| APOSTOLADO | TESTIMONIOS
Testimonio de Yris Zuloaga de Guevara, directora local del apostolado Virgen Peregrina de la Familia de Saltillo.
Familia Guevara Zuloaga junto a la Virgen Peregrina de la Familia, en el Club Timón de Saltillo.

El 19 de noviembre de 2005, festividad de Cristo Rey, estábamos formando parte de manera formal del Movimiento Regnum Christi en Santa María de la montaña, San Antonio de los Altos, Venezuela, un grupo de 15 señoras de mi ciudad natal, Acarigua, de las cuales 8 formábamos un equipo junto a mi hermana, quien nos había invitado.

En Acarigua, el Movimiento estaba iniciando y comenzaban a promoverse algunos apostolados.
Nuestro equipo comenzó trabajando con el apostolado de los Círculos de Acción Vocacional, que en Venezuela incluye otros tres apostolados: el ECYD, Virgen Peregrina de la Familia y las Horas Eucarísticas.
A mí me invitaron a trabajar en la Virgen Peregrina de la Familia y las demás señoras en las Horas Eucarísticas.
Fue un trabajo en equipo muy hermoso, nuestros hijos fundaron NET y el ECYD en la ciudad, comenzamos el apostolado de la Virgen en nuestras familias y algunos colegios, asistíamos en equipo a las Horas Eucarísticas y no faltábamos a nuestros Encuentros con Cristo una vez a la semana.

En esa época, para mí todo eso era una novedad, pues, nunca antes había pedido por las vocaciones. Y como la oración es tan poderosa, surgieron inquietudes vocacionales. Lo que no nos imaginábamos era que las vocaciones también se iban a dar en nuestras familias. Al año siguiente ingresaron al centro vocacional de los Legionarios de Cristo,
«La madre es la fuente de paz en el hogar, porque su presencia y sus palabras hacen ver siempre el cielo más allá de las nubes que aparecen en la vida».
en Barquisimeto, los gemelos de mi hermana y los hijos de otra de las señoras del equipo. El año pasado tuvimos que mudarnos a México y por gracia de Dios, mi hijo mayor, Rafael José, acaba de ingresar al centro vocacional de los Legionarios de Cristo en Monterrey.

En la historia de mi vida existe el antes y el después de la incorporación al Regnum Christi.
La vocación al Movimiento ha sido una bendición maravillosa de Dios, en él he vivido experiencias muy hermosas, especialmente en familia, hemos estado participando en Familia Misionera desde julio de 2005.
Fui animadora de ANSPAC. Responsable de equipo y ahora, en México, sigo trabajando en el apostolado de la Virgen Peregrina de la Familia.
En el Regnum Christi descubrí el significado del amor verdadero: buscar la santificación de nuestros seres queridos, valorar la importancia de cada alma.
 Esa es la mejor forma de demostrar nuestro amor a Dios y al prójimo.

La Virgen Peregrina de la Familia es un regalo de Dios para nuestra familia para rezar juntos el santo rosario.
Esto nos ha unido más en Cristo y es muy lindo ver como los niños van creciendo en un ambiente donde se sensibilizan por las necesidades los demás y de la Iglesia; además, del respeto y admiración que sienten por el Papa, por los sacerdotes, religiosos y consagrados.

Dejar entrar a María en nuestro hogar, nos ha hecho sentir protegidos bajo su maternal manto de amor, es tener a esa compañera fiel, amorosa y tierna que nos enseña el camino seguro que nos lleva a Jesús.

FECHA DE PUBLICACIÓN: 2008-09-04




domingo, 22 de julio de 2012

Ser libre para mí no es un juego


| MIEMBROS | TESTIMONIO

Silvia Bermúdez, consagrada del Regnum Christi, nos presenta su testimonio y experiencia de vida.
Silvia Bermúdez actualmente desempeña su labor pastoral en Filipinas.
Cuando tus padres han huido de un régimen comunista y lo han dejado todo con tal de pagar el precio de su libertad, aprendes desde pequeña que el ser libre es inherente a tu condición de ser humano y que en tu interior, nada ni nadie te puede obligar a ser lo que no quieres ser.
Mis padres salieron de Cuba en el año 1961. Yo nací en Venezuela en el año 1972 y siempre les agradeceré a mis padres la decisión de haber dejado su cultura, sus amigos, su dinero, sus negocios y propiedades para empezar de nuevo y reconstruir su vida desde cero.
Ser libre para mí no es un juego, es parte integral de mi vida y de mi historia. Es por eso que hoy, con esa misma libertad, quisiera compartir mis ideas y experiencias. Tuve la oportunidad de hacerlo en este año 2010, en una entrevista que sirvió de fuente parcial para otra noticia que fue difundida en la prensa. Es una nota que ha tenido un gran alcance porque se generó desde una agencia internacional de noticias. Creo que, mis 2 frases citadas con toda exactitud, no son suficientes para transmitir los sentimientos, pensamientos y deseos que expresé, a titulo personal, durante 2 horas de entrevista. Esta es la razón por la que hoy, he decidido ofrecer un poco más esa visión que tengo sobre mi propia vida como consagrada del Regnum Christi.
Toda la entrevista giró sobre una pregunta: Cuál ha sido mi experiencia como consagrada del Regnum Christi, qué pienso del momento actual y si sé de personas que estuvieron consagradas y que hayan tenido una experiencia negativa y dolorosa.
Voy a empezar por la última parte de la pregunta: Sí, sé que hay personas que han tenido una experiencia dolorosa dentro del Regnum Christi. Al respecto, puedo decir que siento un gran respeto por ellas, su dolor también me causa dolor, y por un sentido básico de justicia no me toca interpretar a mí lo que otro haya vivido. Yo puedo hablar de mi experiencia, en mi nombre, pero no puedo hacerlo por otros. Sólo espero que sus experiencias sean sanadas con el tiempo y que, desde ahora y en el futuro, pongamos los medios necesarios para que este tipo de realidades humanas no se repitan.
En cuanto a la primera parte de la pregunta, mi experiencia personal en el Regnum Christi la puedo resumir
«Mi vocación no es el Regnum Christi en sí mismo, mi vocación es la vida consagrada, el Movimiento Regnum Christi es el lugar en el que esta realidad se desarrolla».
en una palabra: libertad.
Soy “una vocación tardía”, me consagré a los 34 años, después de 6 años de discernimiento y después de haberme planteado la opción de ser religiosa contemplativa. Llegué a la vida consagrada con unos valores, una forma de ser y de pensar, una educación, una mentalidad, y un carácter ya definidos y con un fuerte sentido de la “libertad” escrita por mis padres en mi mente y en mi corazón. Mi familia es católica pero no practica su fe. Ellos siempre respetaron que yo, desde niña, decidiera practicar mi religión de una forma un poco más activa en mi parroquia y en mi colegio, que estaba dirigido por hermanas ursulinas.
Todo lo que he hecho y dejado de hacer en mi vida antes y después de consagrarme ha sido una opción libre constante. En la vida consagrada dentro de la Iglesia, las personas optan por vivir en pobreza, castidad y obediencia, optan por someterse a unas reglas (constituciones, reglamentos, estatutos), optan por obedecer a una autoridad, optan por vivir en caridad y humildad y todo esto lo hacen por amor a Dios, porque han sido llamadas por Dios a vivir una vida a imitación de la vida de Jesucristo y estas personas viven con la alegría de ser llamadas a una misión específica en la Iglesia. Yo siento un gozo profundo por mi vocación a la vida consagrada y el Regnum Christi es la familia espiritual en la que yo estoy realizando y haciendo vida ese llamado. Mi vocación no es el Regnum Christi en sí mismo, mi vocación es la vida consagrada, el Movimiento Regnum Christi es el lugar en el que esta realidad se desarrolla.
Aquí dentro he encontrado elementos tradicionales de la vida consagrada. Es cierto que he recibido mucho bien, que me siento en familia y que no he tenido ningún episodio en el que me haya sentido obligada, forzada o despreciada, sino todo lo contrario. Sin embargo, esa experiencia favorable no es la razón por la que estoy aquí o por la que sigo aquí. Yo estoy aquí porque soy libre para ser lo que soy, y para lo que quiero ser: Consagrada a Dios. Lo voy siguiendo a Él, sigo a Jesucristo, intento vivir su doctrina para buscar hacer un poco de bien en este mundo, y a mi alrededor veo muchas otras personas que quieren lo mismo que yo, que luchan por lo mismo que yo y a quiénes me une una profunda amistad.
Mis padres decidieron ser pobres con tal de ser libres, yo, siendo libre me hice pobre con tal de seguir a Cristo y soy feliz de poder seguirle.
Para terminar de responder a la pregunta, en la entrevista, hablamos del momento crítico que atraviesa la Legión de Cristo y el Movimiento Regnum Christi. Nuevamente, respondí a título personal: ¿Es un momento de crisis? Sí, por supuesto que lo es. Las crisis son parte de la vida de las personas, de los institutos, de los países, de las historias de los pueblos.
Este es un momento importante, es un momento de oración, de revisión, de reparación y de renovación. Es, sobretodo, un momento de humildad y crecimiento interior, tanto en el ámbito personal como institucional. ¿Es doloroso? Sí, pero nos está permitiendo madurar en la fe, en la esperanza y en la caridad. Nos está llevando a necesitar más a Dios y a los pastores de la Iglesia y creo yo, que desde un punto de vista sobrenatural, eso es algo muy positivo.
Estos son mis pensamientos y un poco de mi vida, no es una respuesta a un artículo; es la responsabilidad que surge de ser fuente de una noticia que puede afectar la vida de tantas personas y es también mi empeño en vivir y morir libre, lo que me han llevado a escribirlos.
Silvia Bermúdez.

FECHA DE PUBLICACIÓN: 2010-09-30


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