Clodovis Boff Ojalá hubiéramos hecho caso a Ratzinger.
El
Observatorio
13.MAR.2013
·
Fuente:
La Fohla de S. Paulo
Clodovis Boff, hermano del teólogo disidente Leonardo Boff, explica en una
reciente entrevista al diario brasileño La Folhade S. Paulo, su
visión de la teología de la liberación, así como del Papa emérito Benedicto
XVI.
En 1986 los hermanos Boff publicaron una carta contestataria al cardenal
Joseph Ratzinger sobre la declaración Libertatis conscientia de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, que analizaba los desvíos doctrinales
de dicha teología.
Años después, en 2007, Clodovis, a diferencia de su
hermano, se manifestaba abiertamente crítico con las ideas que antes defendía.
Dijo que la teología de la liberación había incurrido en
“la instrumentalización de la fe en la política” y expresó claramente “que
habría sido mejor tomar en serio la crítica de Ratzinger”.
Respecto a si el luego Papa Benedicto XVI fue el enemigo
de la teología de la liberación, Clodovis reconoce ahora que “en los dos
documentos publicados, Ratzinger defendió el proyecto esencial de la teología
de la liberación: el compromiso con los pobres como resultado de la fe.
Al mismo tiempo, criticaba la influencia marxista (…)
El documento de 1986 señala la primacía de la liberación
espiritual, perenne, sobre la liberación social, que es histórica.
Las corrientes hegemónicas de la teología de la
liberación prefirieron no comprender esta distinción.
Esto ha hecho, con frecuencia, que esa teología haya
degenerado en ideología”.
Clodovis niega que los teólogos de la liberación hayan
sido sometidos a procesos inquisitoriales.
La Iglesia no puede entrar en negociaciones cuando se
trata de la esencia de la fe: “La iglesia no es como la sociedad civil, donde
la gente puede decir lo que quiera.
Estamos vinculados a una fe.
Si alguien profesa algo diferente de esta fe se
autoexcluye de la Iglesia”.
El entrevistado afirma que “siempre he sido claro acerca
de la importancia de poner a Cristo como el fundamento de toda teología.
En el discurso hegemónico de la teología de la
liberación, sin embargo, advertí que la fe en Cristo solo aparecía en el fondo.
Pero pensé con condescendencia que, con el tiempo, esto
se arreglaría”.
No ocurrió así.
La hipótesis
del “cristiano anónimo”.
Clodovis expresa que estuvo muy influido
por el teólogo alemán Karl Rahner, quien “concibió la teoría del ‘cristiano
anónimo’, por la que cualquier persona que lucha por la justicia es un
cristiano, aunque no explícitamente”.
Los teólogos de la liberación tuvieron la misma ingenua
suposición.
“La hipótesis del ‘cristianismo anónimo’ era una buena
excusa para dejar de lado a Cristo, la oración, los sacramentos y la misión,
pasando a dedicarse a la transformación de las estructuras sociales.
Con el tiempo, he visto que esto es insostenible por no
tener base suficiente en el Evangelio, en la gran tradición y el magisterio de
la Iglesia”.
Clodovis cuenta que en los años 70, el cardenal Eugenio
Sales le retiró la licencia para enseñar teología en la Universidad Católica de
Río.
Sales le explicó con afabilidad que una confesión
cristiana de la fe es esencial en el compromiso cristiano.
Clodovis afirma que asumió la crítica y después “vi que
con el rahnerismo, la Iglesia se convertía en irrelevante.
Y no solo ella, sino Cristo mismo”.
Clodovis afirma que Benedicto XVI combatió los intentos
de secularizar la Iglesia, porque la Iglesia secularizada es irrelevante para
la historia y para los hombres.
También considera que “la religión es una opción del 85%
de la humanidad.
Los ateos no son más del 2,5%.
Junto con los agnósticos, ni siquiera llegan al 15%.
Son una minoría culturalmente importante, que sin duda
domina el micrófono y el lápiz, los medios de comunicación y el mundo
académico.
Pero están perdiendo gas.
Hay un renacimiento del interés de los jóvenes en la
espiritualidad”.
Respecto al futuro de la Iglesia Clodovis dice que “La
modernidad no tiene nada más que decir al hombre postmoderno.
El marxismo, el socialismo, el liberalismo y el
neoliberalismo han perdido su credibilidad (…)
¿Quién tiene algo que decir?
Las religiones y sobre todo, en Occidente, la Iglesia
católica romana”.
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