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miércoles, 25 de julio de 2012

Testimonio de una conversión a través del ECYD


| APOSTOLADO | TESTIMONIOS

Itziar, una joven chilena, la noche del Jueves Santo participó en la adoración nocturna frente a la Eucaristía, y ahí recibió la gracia de experimentar que Jesús iba a ser su mejor amigo desde ese día.
«Gracias por su alegría, por aceptarme, por acercarme a Jesús, por las misiones y por todos esos momentos que han sido los mejores de mi vida».
Santiago de Chile, 21 de febrero de 2009. Itziar tiene 14 años y estudia en el Colegio Grange, un colegio ecuménico británico de mucha tradición en Santiago de Chile. Recibió el bautismo de pequeña pero con el paso de los años dejó de practicar la fe. Cuando estaba en tercero básico, se preparó durante un año para recibir la primera comunión, pero pocos días antes de la ceremonia, decidió no recibir el sacramento. Fueron pasando los años y cada vez se alejaba más de Dios y de la Iglesia, llegando a cuestionarse la fe y la existencia de Dios.
En la Semana Santa del 2006, un grupo de amigas de su colegio, participaron en el programa “Color Misionero” y se incorporaron al ECYD. Ellas impactaron tanto a Itziar, que decidió participar al año siguiente de las misiones. En la capacitación para las misiones le comentó a una consagrada del Regnum Christi que ella también quería ser igual de feliz que las demás, pero que no creía mucho en Dios. Preguntó si podía ir de misiones aunque no tuviera fe. Se le invitó a ir, explicándole bien la actividad y sencillamente se le recomendó ir con una actitud de apertura de corazón.
Desde el principio de las misiones se percibió en ella una sensibilidad muy especial, mucha felicidad. La noche del Jueves Santo participó en la adoración nocturna frente a la Eucaristía y ahí recibió la gracia de experimentar que Jesús iba a ser su mejor amigo desde ese día. En estas misiones tomó la decisión de prepararse para hacer su primera comunión. Fue durante el año 2008, que Giovanna, miembro del Regnum Christi, le dio la catequesis para prepararla espiritualmente para recibir a Jesús en la Eucaristía. Empezó a participar en el Club Giro, asistió a varios retiros y convivencias, incrementando en todo momento su amor a Cristo. Su deseo de recibir a Jesucristo crecía y cuando veía a la gente comulgar en la misa, sólo pensaba en el día de su primera comunión.
El 29 de noviembre de 2008, Itziar hizo por fin su primera comunión en la capilla del Colegio Cumbres de Santiago. La celebración eucarística fue presidida por el P. John O’Reilly, L.C. Después de la comunión, Itziar dirigió unas palabras donde contaba el paso de Dios por su vida.
Ese mismo día, Itziar envió un regalo a las consagradas del Regnum Christi que conoció con
Itziar se alejó de Dios y de la Iglesia, llegando a cuestionarse la fe y la existencia de Dios.
una tarjeta que decía:
«No sé si algún día les pueda agradecer, y devolver todo lo que han hecho por mí. No tengo palabras para decirles las personas increíbles que son, las que me llevaron a conocer al mejor amigo del mundo, el cual nunca me imaginé que existía, y menos que me imaginaba hoy día haciendo mi primera comunión. Quiero que sepan que son las personas más llenas de Cristo, con cualidades que irradian y un amor que nos llena a todas. Gracias por su alegría, por aceptarme, por acercarme a Jesús, por las misiones y por todos esos momentos que han sido los mejores de mi vida. No se imaginan cuánto las quiero. No saben cómo le agradezco a Dios por ser tan bueno, que me dejó conocerlas. Gracias por acompañarme en todos esos momentos felices y tristes que pasé con ustedes, por toda su ayuda y colaboración. Gracias por hacerme la persona más feliz del mundo, no sé cómo agradecerles porque es demasiado lo que han hecho por mí. Gracias por hacer este día posible».
* * * * *
Publicamos el texto de la acción de gracias que Itziar leyó en la capilla, después de su primera comunión
«Jesús, te quiero dar gracias porque te recibo por primera vez. Después de tanta, de tanta emoción esperando esta día tan especial al fin te tengo dentro de mi corazón. Señor, espero que dentro de mí hayas visto un corazón puro, lleno de gracia y con necesidad de que tu amor crezca en él. Dios, quiero decirte que contigo me subí en un viaje de aventuras. Al recibirte te puse a ti primero, dejé en ti el sentido de mi vida, deje que tú me guiaras y me enseñaras tantas cosas que nunca pensé que iba a aprender. Tú, Jesús, me buscaste entre la multitud y me elegiste porque sabías que te necesitaba y tú querías mi amor. Hace un año, me agarraste y me cambiaste la vida de una forma que no sabía que existía, me llenaste de un amor que nunca imagine que podría ser real. Le diste un sentido a mi vida, me diste una inspiración a seguir un camino de luz en que sé lo que tú quieres de mí.
Gracias nuevamente, Jesús, por conquistar mi corazón, por rescatarme y tú eres el único capaz de consolarme, capaz de escucharme en todo momento, capaz de entregarte en
Itziar, el día de su primera comunión, celebrada por el P. Ángel Amo, L.C.
un pedazo de pan sólo porque me amas.
Me siento afortunada al saber que me mandaste una familia increíble, llena de alegría y valores, pero ellos no te conocen, Señor, ellos no han vivido tu amor, tu misericordia, ni tu caridad, pero me han aceptado a pesar de nuestras diferencias, me han apoyado en seguir tu camino porque me ven feliz. Ven el maravilloso cambio que hiciste en mí y todo para hacerme mejor persona y yo sigo rezándote, Jesús, para que mi familia por un solo día sintieran tu amor, supieran lo increíble que es despertar agradeciéndote por un día más, por que sintieran que es amor de verdad, que es la caridad y qué se siente saber que tienen a un Dios amigo que dio la vida por nosotros.
Yo sé que va a pasar, Jesús; sé que mi familia es mi gran reto y que por mi testimonio, tu amor, tu misericordia y como tú trabajas y hablas en mí, lo voy a lograr.
Por último, Señor, quiero agradecerte por el ECYD y por las consagradas del Regnum Christi, también por el padre, por guiarme hasta acá y porque, sin tu amor a través de todos ellos, nada de este amor y felicidad hubiera sido posible hoy.
Te prometo, Señor, siempre tenerte presente, siempre agradecer tus continuos detalles y afectos y mantener mi vida de gracia porque sólo así lograré verte y tenerte como amigo. Y si vuelvo a caer, perdóname, Señor, pero no te canses de tocar mi puerta porque te volveré a abrir, porque en ti me voy a apoyar y de ti sacaré las fuerzas para seguir tu voluntad, que es lo que me lleva a la felicidad eterna.
Gracias, Jesús, por esta Eucaristía y por demostrarme tu amor y, sobre todo, por haber conquistado mi corazón, porque junto a ti es dónde mejor ha estado, está y va a estar.
Te amo, Jesús, eres mi razón de vivir».

FECHA DE PUBLICACIÓN: 2009-02-2


jueves, 5 de julio de 2012

La Iglesia vista por un homosexual


La historia de un exhomosexual

29 JUN 2012 | PEPE ÁLVAREZ DE LAS ASTURIAS
     
·      Siendo niño escuchó -se le clavaron- las primeras burlas (“eres una niña”) y sintió los primeros desprecios -y golpes- de su padre (“¡hazlo como los hombres!”). Pasó su adolescencia entre los brazos de su madre y los juegos de niñas. A los 15 años tuvo sus primeras relaciones sexuales con un hombre y poco después comenzó su largo camino en la prostitución, que duró 20 años. A punto de operarse para ser transexual, una amiga le invitó a un retiro espiritual. Allí descubrió que Dios le ama. “¿A mí? Yo pensaba que Dios amaba a todos, menos a los homosexuales”.

Suenan las campanas llamando a los fieles a misa de doce. Los que han salido de misa de once, orgullosos del deber dominical cumplido, cruzan un pequeño parque junto a la iglesia. En uno de los bancos reposa tranquilamente un homosexual, un travestido. Los feligreses le increpan: “¿Qué haces aquí, junto a una iglesia, so guarro?”. “¡No se puede consentir!”. “Pecador, que eres un pecador. Aquí no tienen lugar los pecadores".

En eso, un transeúnte que pasaba por ahí pregunta qué sucede. “Pues este, aquí, provocando. No tiene ni respeto ni vergüenza”. El recién llegado no dice nada, consulta algo en su iPad y, una vez encontrado lo que buscaba, espeta a los indignados feligreses: “¿Vosotros sabéis lo que dice la Iglesia sobre los homosexuales?”. “¡Pues claro!”, “¿Cómo no vamos a saberlo?”, responden ofendidos. “Bueno, por si acaso lo sabéis de oídas, yo tengo aquí el Catecismo de la Iglesia Católica y justo en el punto 2358 dice: ‘Las personas que experimentan una atracción sexual hacia personas del mismo sexo -“maricones”, “so guarros” sueltan, por lo bajo, los indignados- deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza y se evitará respecto a ellos todo signo de discriminación injusta’… Y por si acaso esto no os lo aclara -prosigue el intruso- os recomiendo que leáis el capítulo 8 del Evangelio de san Juan: veréis que Cristo, en una situación parecida, dice: ‘El que esté libre de pecado que tire la primera piedra’ -los indignados asienten, ese se lo saben-; pero como aquí no hay piedras, el que esté libre de pecado que lance el primer insulto”.

Ante el inesperado reto, los otros retiran la mirada acobardados, dan media vuelta y se van. Entonces, el provocador se vuelve hacia el travestido y le pregunta: “¿A ti te han dicho alguna vez que Dios te quiere?”. “No, no me suena”. A muchos católicos tampoco, claro; pero ahora sí les va a sonar.

‘La Rubí’

Porque esta provocadora escena es la que abre el segundo capítulo de Te puede pasar a ti, con el que Juan Manuel Cotelo (La última cima), tras cinco meses de intenso trabajo, nos pone ante el incómodo pero revelador espejo de nuestros propios prejuicios -o posjuicios- respecto a la homosexualidad.

Y lo hace como solo él sabe hacerlo, a pecho descubierto, desafiante, valiente, sin tapujos; con la verdad por delante y el sentido común -y el cristiano- pegado a ella. Y, por si acaso, lo avisa: “Este viaje puede provocar mareo y vértigo en dos tipos de espectadores; en quienes rechacen a las personas con atracción homosexual y en quienes rechacen a los cristianos”.

Cotelo nos desvela, a través del duro testimonio de Rubén, cómo ya desde pequeño el rechazo de su padre (“nunca me dio un beso ni un abrazo”) y el desprecio de sus compañeros le empujaron hacia el mundo femenino al tiempo que le alejaban de Dios. Dejó de rezar y de ir a misa y se escapó de casa con 15 años. Solo encontró soledad, indiferencia. Hasta que en un parque de Guadalajara descubrió que no era el único adolescente raro que se sentía atraído por personas de su mismo sexo. Rubén dio paso a ‘La Rubí’ y comenzó a prostituirse, buscando en desconocidos el afecto paternal que nunca tuvo; y se le endureció el corazón. Tuvo los hombres que quiso, pero él se sentía como un embudo: “Por más agua que le eches, siempre se queda vacío”. Vacío y soledad, eso es cuanto se llevaba a casa después de cada noche de trabajo, año tras año.

Al borde del suicidio

Llegó a un punto sin retorno y decidió emigrar a Estados Unidos. Se acordó de Dios y le ofreció volver a misa y apuntarse a un grupo de oración para que le consiguiera trabajo. Nada. Acudió a un retiro, y allí una predicadora le dijo “Dios te ama, a pesar de lo que hayas hecho”. Por primera vez entendió que la misericordia de Dios era también para él. Se confesó. Lo soltó todo y salió liviano y feliz.

Feliz, por primera vez en su vida. Y entonces descubrió que tenía el sida. “En dos meses te mueres”, le dijo el doctor. Y el mundo se le volvió a caer encima. Pensó en suicidarse, pero una voz se lo impidió: “Hay mucho por lo que vivir; cosas grandes y maravillosas tengo yo para ti”. Dos meses después seguía vivo; y dos años después. Y aún hoy. Vivo y feliz. “Soy feliz. Soy pleno viviendo en castidad. Viviendo esta vida dentro de la Iglesia Católica”.

Ahora Rubén dirige un grupo de oración con noventa homosexuales y lesbianas, y con ellos recorre los prostíbulos de México compartiendo su experiencia, dando testimonio, allí donde se lo reclamen, de la libertad y la paz que ha alcanzado en su vida y de la misericordia de Dios para los homosexuales. “Los cristianos tenemos que dejar de ser expertos en criticar para convertirnos en expertos en amar”, afirma Rubén. ¿No es eso mismo lo que nos enseñó Jesús?

¿Es homófoba la Iglesia?

Como en el anterior capítulo de Te puede pasar a ti (“Juango, pandillero colombiano hoy sacerdote”), el testimonio de Rubén es presentado en la caravana de Cotelo a diferentes personas con las que el director abre un intenso debate a corazón abierto sobre la fe y la homosexualidad. Personas como Joan (homosexual y ateo) y Juan Carlos (creyente y padre de familia); o Mª Ángeles y Manolo, amigos, compañeros de sufrimiento y homosexuales conversos. Ellos también nos relatan su historia y nos plantean preguntas que no tienen fácil respuesta… o sí. ¿Es homófoba la Iglesia? Y Dios ¿es cruel e injusto con los homosexuales? ¿Están condenados al Infierno solo por serlo?


domingo, 11 de marzo de 2012

Mujeres libres al servicio de los diferentes

Ante el Día Internacional de la Mujer, entrevista con sor Michela Carrozino
ROMA, martes 6 marzo 2012 (ZENIT.org).- En el 69 se inscribe en la universidad y como muchas de sus compañeras no era indiferente a la idea de realizar profundos cambios. También ella se escapó de su casa, no detrás de sueños egoístas de liberación sino para ayudar a los últimos “aquellos con dificultades tan graves que ni siquiera pueden pronunciar la palabra gracias”.

Este fue el motivo que llevó a sor Michela Carrozino a elegir la obra de Don Guanella, donde se ha empeñado en la creación de asociaciones sin ánimo de lucro (Onlus) cuyos protagonistas son los jóvenes que quieren traer una renovación espiritual y cultural a la sociedad y derrumbar las barreras particularmente para las personas diversamente hábiles.

Para el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, ZENIT propone esta entrevista, una historia particular, como son las de miles de mujeres religiosas que eligieron a Jesús.

Sor Michela cuénteme un poco de usted y de su origen.

--Sor Michela: Nací en el sur de Italia, una tierra rica en relaciones humanas, en Marina di Belvedere. Era una estudiante muy vivaz. Me inscribí en la universidad en Nápoles y cuando los jóvenes estaban en revolución --el famoso 68- también yo comencé a pensar cómo realizar una revolución especial, la del amor. Un año después me escapé de casa para abrazar la vida religiosa. Cursé estudios en Roma en la universidad Gregoriana y en la Lumsa, donde fui docente por diez años.

¿Por qué decidió hacerse religiosa?

--Sor Michela: Me encontraba en un grupo de jóvenes cuando un sacerdote dijo: “¿Alguno se ha preguntado que hacer de su vida?”. Esta pregunta nunca me la había hecho. La reflexión y oración me llevaron a donar mi vida a Cristo.

¿Cómo conoció la obra Don Guanella?

--Sor Michela: Este es un hecho misterioso incluso para mí. No sabía ni siquiera que existieran las guanelianas.

 Era una estudiante de 17 años en un instituto superior. Debido a una tenaz defensa de una compañera porque el castigo que recibió era desproporcionado, injusto y dañoso respecto a la travesura cometida, no lograron convencerme de que debía regresar a dicho colegio.

Mi padre así tuvo que buscarme otro y eligió el de las guanelianas.

La primera humillación la recibió él, pues sus amigos le dijeron que había elegido uno con religiosas que se ocupaban de personas retardadas, mientras que su hija era normal. De hecho hoy Don Guanella es sinónimo de pobreza, emergencia, minusvalía.

¿Y por qué eligió esta congregación religiosa?

--Sor Michela: Me atrajo el amor que tuvo Don Guanella por aquellos que son de nadie y elegí una congregación en la que era posible poner al servicio mi vida con la gratuidad de no sentir decirme ni siquiera gracias.

Los primeros años trabajé con jóvenes tan graves que su agradecimiento lo demostraban con el afecto pues nadie sabía pronunciar la palabra gracias.

Usted realiza diversas iniciativas dentro de la obra de Don Guanella ¿verdad?

--Sor Michela: Además de dirigir el Centro de Búsqueda de la congregación, me ocupo de escribir la historia del fundador y de la congregación, me he dedicado a promover el desarrollo en tierras pobres.

Estoy convencida que fe y cultura con la gracia de Dios pueden generar todo tipo de obras de bien. En Calabria ha nacido la Asociación Oasi Federico, que se ocupa de las personas con minusvalía, 'Centro para todos Benedicto XVI' y cuenta con voluntarios, del grupo Mani Guanelliane, muchos de ellos estudiantes y licenciados.

Otra asociación es Mediterráneo sin Handicap que trabaja para favorecer un cambio de mentalidad y trabaja en los países en desarrollo: en estos países la pobreza es mucha y las personas con minusvalía son pobres entre los pobres.

¿Cómo nace Mediterráneo sin Handicap?

--Sor Michela: Nace cuando Juan Pablo II pide a la obra guaneliana “ampliar la tienda de la caridad”. No hay vocaciones suficientes para responder a tantas necesidades, pero se puede haciendo caminar el corazón, los pensamientos e involucrando a otros dentro de los proyectos que se proponen. Mirar a personas con minusvalía en la masa de los pobres, en donde todos tienen necesidades, es una sensibilidad que viene desde lo Alto. En muchos casos, hay una doble discapacidad, porque se suma la discriminación por ser mujer e incluso en los países occidentales.

¿En breve realizan un congreso, verdad?

--Sor Michela: Sí, en abril, del 19 al 21 estaremos en Madrid con “La paradoja de la discapacidad- Autonomía, capacidad, dependencia”. Con la adhesión de veinte países europeos y no. Estará la presencia del Cuerno de África. Aquí con el obispo de Yibuti, monseñor Bertín, hemos pensado hacer intervenir a Somalia y Yemen.

¿Cómo trabajan en estos lugares, quiénes son los voluntarios?

--Sor Michela: Buscamos implicar lo más posible a la gente del lugar. Las personas más sensibles son las mujeres. Nos hemos inventado un sistema que llamamos “terapia de familia”, una modalidad de intervención que involucra a las mamás de manera que puedan tomarse el cuidado de sus niños incluso con simples elementos de base. Hay niños discapacitados que tienen dificultades de movimiento, por ejemplo las mamás los llevan en brazos, en cambio según los casos las mamás les pueden ayudar a realizar pequeños progresos y convertirse en las primeras terapistas de sus hijos.

¿Y en los países musulmanes cómo trabajan?

--Sor Michela: Es muy lindo ver a estas mujeres, a veces con el burka, que se acercan. Ellas saben que somos de religión cristiana, ven que soy una religiosa, entretanto en estos casos las barreras caen. Las mujeres entran en sintonía y cuando tienen que proveer a alguien que se encuentra en dificultad saben ir más allá.

¿Por lo tanto las mujeres logran entenderse más allá de las barreras?

--Sor Michela: En las mujeres está lo que Juan Pablo II llamaba el genio femenino.

Ellas logran encontrar las vías para insinuarse en el corazón del otro más allá de todo. Respeto y diálogo recíproco permiten realizar el bien en cualquier contexto.

¿Y el acercamiento interreligioso, intercultural?

--Sor Michela: No es fácil, pero cuando existe una rectitud de fondo y una estima recíproca el diálogo surge espontáneo y es justo, y se superan incluso las dificultades. Las mujeres que tienen la caridad en el corazón y en las manos, una rectitud de conciencia y una visión lejana, para mí pueden estar en cualquier parte del mundo, pueden hablar con cualquier persona.

¿Por qué se ven más mujeres que hombres en las iglesias?

--Sor Michela: No se si este dato sea enteramente verdadero. De todos modos creo que la mujer tenga una apertura hacia Dios de gran amplitud. La mujer siente además un vínculo nupcial particularmente fuerte y no logra vivir sin amar y manifestar su amor, lo hace con Dios y es llevada a hacerlo con las personas más débiles.

Por H. Sergio Mora

sábado, 14 de enero de 2012

Abby Johnson pasó de dirigir un abortorio a ser próvida


Gente corriente, planes extraordinarios

«Dios quiere cambiar nuestras mentes y nuestros corazones, y elige a gente corriente para llevar a cabo sus extraordinarios planes».

Estas palabras están entre las páginas de Sin planificar, la obra, recién editada en España, que narra el viaje de Abby Johnson, desde la dirección de un centro abortista, hasta el movimiento provida. Pero esta historia, dirigida por Dios, continúa: el 4 de diciembre, Abby entró en la Iglesia católica, y espera su cuarto hijo

Un niño reza durante una vigilia de la campaña 40 días por la vida
La noticia fue un bombazo en Estados Unidos: en 2009, Abby Johnson dejó su trabajo como directora de un centro abortista, tras ver la ecografía de un aborto. Abby venía de una familia cristiana y provida, pero a los 20 años decidió hacerse voluntaria del gigante abortista Planned Parenthood.

«En mi familia -explica en su autobiografía Sin planificar-, nunca tuvimos una conversación sobre el significado y las consecuencias del aborto. Al igual que cualquier chica que vivía con sus padres, había asumido esos valores. No fue tan simple cuando llegué a la universidad».

Un año antes de conocer Planned Parenthood, ya había abortado. Escondió ese aborto, y otro posterior, «en un oscuro y remoto recodo de mi alma, y me dediqué a fingir que nunca estuvo allí». Después de voluntaria, fue contratada en prácticas, y su carrera fue en ascenso. Pero algo dentro de ella no marchaba bien.

El secreto de sus abortos «había empezado a liberar gases venenosos que contaminaban mi corazón», escribe. Nunca llegó a sentirse cómoda trabajando en un lugar donde se practicaban abortos. Pero su mantra era que Planned Parenthood, en realidad, ayudaba a las mujeres reduciendo los abortos mediante la contracepción, y practicándolos en condiciones seguras cuando no había otro remedio.

Esta certeza se resquebrajó ante la orden de sus superiores de dejar de repartir anticonceptivos gratis y aumentar los abortos para tener más beneficios. «Sin ánimo de lucro -decían- es una categoría fiscal, no un modelo de negocio».

A pesar de que el conflicto en su interior era cada vez mayor, «necesitaba una grandísima intervención de Dios para romper por completo con la organización».

Dios intervino haciendo que tuviera que sujetar la sonda de la ecografía durante un aborto. Ver cómo succionaban ese cuerpecito fue, desde luego, el detonante; pero Dios había trabajado en ella antes, y siguió haciéndolo después.

Uno de los primeros detalles que se supo sobre la conversión de Abby fue que su clínica era la de Bryan (Texas). Precisamente, aquella delante de la cual nació, en 2004, la campaña de oración, ayuno y testimonio 40 días por la vida.

Los voluntarios de la Coalición por la vida, la asociación local que la puso en marcha, «habían estado conmigo desde el primer momento», rezando por ella y tratándola con cariño, aunque estuvieran al lado contrario de la verja de la clínica.

Cuando, unos días después de presenciar ese aborto, Abby se presentó en su sede llorando y abrumada por la culpa, la acogieron con los brazos abiertos, y siguieron ayudándola. Intentaron buscarle un trabajo, y hasta le consiguieron un abogado gratis cuando Planned Parenthood intentó silenciarla.

Una mano tendida a los abortistas

Incluso antes de convertirse, Abby era consciente de que los provida se preocupaban por las mujeres. Ahora, católica y pro vida, está convencida de que la mayoría de sus antiguos compañeros también quieren ayudar a la mujer. «He encontrado buenas razones, bondad y sabiduría en los dos bandos. He visto, en ambos, cómo las buenas intenciones pueden conllevar malas decisiones.

Tenemos más en común con ese otro bando de lo que somos capaces de imaginar». Recientemente, explicaba en su blog: «Desde que dejé Planned Parenthood, he sabido que tenía que tender la mano a otros trabajadores de clínicas abortistas». Por eso -añadía-, está poniendo en marcha una asociación que los acoja y los ayude a dejar ese macabro negocio.

Una vez en el movimiento provida, Dios tenía más planes para Abby. Hasta entonces, ella pertenecía a la Iglesia evangélica. «Recitar semanalmente la oración de la confesión fue capital en mi debate con Dios sobre Planned Parenthood». Pero la suya era una Iglesia pro-elección, y Abby dejó de ser bienvenida. A través de quienes la arroparon en ese momento, católicos en su mayoría, su maridao y ella fueron conociendo la Iglesia.

Se enamoraron de la liturgia, y sintieron que ése era su sitio. Como parte de su camino hacia el catolicismo, tuvieron que aceptar la doctrina de la Iglesia sobre los anticonceptivos y dejar de usarlos. El 4 de diciembre, toda la familia -tienen una hija de cuatro años- entró en la Iglesia católica. Abby llevaba en su seno a su cuarto hijo. Parece un guiño de la Virgen, a quien Abby ha cogido mucho cariño como Madre de Dios.

María Martínez López


martes, 10 de enero de 2012

Conversión de Amparo Medina de Atea Comunista y Proabortista a Católica Pro Vida



25 de April de 2011 10:37 am Impactante testimonio de conversión de Amparo Medina quien se declaraba como atea, comunista, feminista, pro aborto y anticoncepción, quien trabajaba para la ONU nos revela la manera en que desde joven se fue involucrando en estos grupos socialistas y acrecentando su odio a la Iglesia y la religión. Ella se dedico a encontrar argumentos para intentar destrozar a la Iglesia acabando con la poca fe de muchos católicos. Luego busca a Dios en la nueva era pero se da cuenta de que va haciendo pequeños pactos con el demonio. Por misericordia de Dios y con palabras de la Virgen da un giro a su vida. Pierde su puesto en la ONU y se dedica defender la vida.
Yo siempre andaba con banderas, las banderas de los niños, la bandera de los jóvenes, la bandera de las mujeres, la bandera del aborto… Cuando yo estoy en medio de esta vivencia (herida por una bala) la Santísima Virgen me entrega una bandera blanca con un corazón en el centro y me dice: “mi pequeña, toma la bandera del corazón de mi hijo y deja la bandera de los hombres, hoy esta es tu bandera”.

sábado, 7 de enero de 2012

El nuevo ministro de Interior explica su reencuentro con Dios después de años de darle la espalda

Le ha influido en su vida espiritual Messori, Henry Nouwen, santa Teresita de Lisieux y san Agustín.
Actualizado 23 diciembre 2011

Jorge Fernández Díaz


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ReL publica una entrevista realizada hace dos años por el director del semanario Alba, Gonzalo Altozano, al nuevo ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, cuyo hilo conductor es el reencuentro con Dios después de años de vivir ajeno a todo lo espiritual.

Esta entrevista es una de las 101 que aparece en el libro
"No es bueno que Dios esté solo" (Ciudadela), de gran difusión en las últimas semanas como ha informado ReL: «No es bueno que Dios esté solo» se convierte en un best-seller. En dos meses: 17.000 ejemplares
A continuación, la entrevista de Gonzalo Altozano:

En su despacho del Congreso de los Diputados hay un enorme retrato de Tomás Moro, santo al que Juan Pablo II
pedía que se encomendaran los políticos para obtener fortaleza, paciencia, perseverancia y buen humor.

De esto último anda sobrado Fernandez Díaz, a pesar de su seriedad (habrá quien diga, maliciosamente, que humor y sonrisa no son sinónimos, que ahí está Zapatero, al que pocos le han encontrado la gracia, el chiste). Los que le conocen bien dicen que nada tiene que ver el Jorge de “ahora” con el de “antes”. Él habla de conversión.

-¿Su conversión fue al modo de san Pablo o al de san Agustín?

-Fue, salvando las distancias, más agustiniana que paulina, en el sentido de que no fue instantánea, sino que me resistí mucho.

-¿Venía del ateísmo?

-No.

-Entonces, del agnosticismo.

-Tampoco. Yo no negaba a Dios, simplemente vivía como si no existiera, sólo me acordaba de Él en los momentos difíciles. Era eso que llaman un católico no practicante.

-¿No es eso una contradicción?

-Lo es. Pero yo vivía en esa contradicción. Mi fe era una fe muerta porque era una fe sin obras.

-¿Qué cambió todo?

-La convicción plena de que mi vida sólo tenía sentido a la luz de Dios. A partir de ese momento, Él empezó a tener más presencia en mi vida. Es en este sentido en el que hablo de conversión.

-¿En qué consiste su vida con Dios?

-Digamos que mi plan de vida está muy próximo a la espiritualidad del Opus Dei: ir a misa todos los días, rezar el Rosario, hacer un rato de oración, otro de lectura espiritual...

-¿Lee mucho?

-Mucho. Tras mi conversión me di cuenta de que mi déficit en formación religiosa, moral y ética era importante. Tenía que recuperar el tiempo perdido y la lecturame ayudó a ello.

-¿El autor que más le ha marcado?


-Son muchos, pero si me tengo que quedar con uno, elijo a Vittorio Messori, con quien me unen tantas cosas.

El providencialismo, por ejemplo. Messori analiza los acontecimientos teniendo en cuenta que Dios es el Señor de la Historia, del Tiempo, de la Cronología. A mí también me atrae ese tipo de visión de los hechos que se incardina en lo que se llama Teología de la Historia.

-¿Y el libro?

-Le diré tres, aunque haya muchos más.
El regreso del hijo pródigo, de Henry Nouwen, La historia de un alma, de santa Teresita de Lisieux, y Las confesiones, de San Agustín. Los leí por primera vez en 1997.

-¿Es el año de su camino de vuelta?

-1997 fue el año en que el Señor dijo: “Hasta aquí hemos llegado. O caixa o faixa”. Pero mi camino de retorno empezó en 1991.

-Seis años antes.

-Ya he dicho que mi conversión fue más agustiniana que paulina, que me hice mucho de rogar.

-¿Qué pasó en 1991?

-Me encontraba de viaje oficial en Estados Unidos, invitado por el Departamento de Estado. Un fin de semana nos llevaron a Las Vegas. Allí, por medio de un gran amigo, que sin duda fue un instrumento de la providencia de Dios, Él salió manifiestamente a mi encuentro. Lo recuerdo y pienso en san Pablo: “Donde abundó el pecado, sobreabundó la Gracia”.

-¿Lo dice por usted o lo dice por Las Vegas?

-Lo digo por mí y lo digo por Las Vegas.

-¿Es fácil tener presente a Dios en el Congreso de los Diputados?

-Aunque parezca que le hayamos cerrado la puerta, aunque a veces no lo queramos ver o escuchar, tengo la íntima convicción de que Dios está muy presente en el Congreso. Las Cortes son el órgano legislativo del Estado y Dios, el gran legislador del universo.

-¿Cómo vive la política?

-Como un magnífico campo para el apostolado, la santificación y el servicio a los demás, como mi vocación personal y específica, el lugar donde Dios quiere que esté. Para un católico, dedicarse a la política, aquí y ahora, es un reto apasionante.

-¿Cómo la vivía antes?

-Como una actividad que me apasionaba. Pero estaba instalado en el relativismo, y cuando no hay convicciones todo es cálculo político, intereses partidistas.

-¿Se encuentra cómodo en el PP?

-El mío es un partido en cuyo ideario ocupa un lugar importante el humanismo cristiano. Sí, me siento bien.

-Antes hablaba de providencialismo. ¿No cree en el azar?

-En la vida las cosas no suceden porque sí o gracias a los amigos o por lo listo que uno sea; todo esto son causas segundas, mediaciones humanas, que, respetando la libertad de cada uno, responden a los designios de Dios. Volviendo a san Agustín y salvando de nuevo las distancias, si pienso en las cosas que me pasaron antes de mi conversión, puedo decir lo que el de Hipona en sus Confesiones: “Ah, Señor, eras Tú”.



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