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27/05/2013
- T.I.
- Murió a los 100 años, diez después
de recibir el Bautismo y de vivir una vida feliz con su esposa.
- Su mujer fue, con su paciencia y
oraciones, la gran artífice de su conversión.
Bob Hope y su
esposa Dolores Reade, en una imagen de 1939 / Getty
"Dolores era
una gran cristiana.
Soportó la
debilidad de Bob con fe, oración y paciencia".
Así hablaba el
franciscano Benedict Groeschel de la esposa de Bob Hope, el gran showman norteamericano del
siglo XX al que también se conocía por su faceta de actor de
cine, televisión y teatro en Brodway.
La vida de Hope
no podría explicarse sin la de su esposa, Dolores Reade, con la que se casó en 1934.
Vivieron 69 años
juntos, que no siempre fueron fáciles ni felices, debido fundamentalmente a las
infidelidades de Hope.
Pero Dolores no desesperó,
y dedicó su vida a la conversión de su marido.
Tal y como cuenta
el profesor Alfonso Méndiz en su blog 'Jesucristo en el cine', Bob Hope sin embargo mostró durante toda su
vida un gran respeto por la religión católica y por sus fieles.
A pesar de todo,
la conversión de Hope fue tardía, casi ya cercana a su muerte.
El actor empezó a meditar su compromiso
real con el catolicismo ya octogenario, cuando un problema en
los ojos le obligó a pasar mucho tiempo a oscuras.
Se dio cuenta así
de que Dios había ido preparando su corazón desde hacía tiempo.
El hecho de no
estar invitado a un acto oficial en la Casa Blanca le hizo pensar lo rápido que
pasa la gloria en la tierra y se dijo a sí mismo: "No es
aquí abajo donde debemos poner nuestras esperanzas".
Comenzó entonces
a mantener
frecuentes conversaciones con el cardenal McCarrick; dos años
después se bautizó en la iglesia de San Carlos Borromeo, a las afueras de
Hollywood.
El matrimonio pudo disfrutar aún de 10 años
de vida maravillosos y felices.
Bob Hope murió en
2003, a las pocas semanas de cumplir los 100 años.
Su esposa le
siguió 2 años después.
Pero Hope no ha
sido el único personaje público que ha vivido un proceso de conversión
profunda.
Entre otros,
también el director de cine Alfred Hitchcock o el actor John Wayne
vivieron un proceso similar.
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