miércoles, 25 de julio de 2012

Testimonio de una conversión a través del ECYD


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Itziar, una joven chilena, la noche del Jueves Santo participó en la adoración nocturna frente a la Eucaristía, y ahí recibió la gracia de experimentar que Jesús iba a ser su mejor amigo desde ese día.
«Gracias por su alegría, por aceptarme, por acercarme a Jesús, por las misiones y por todos esos momentos que han sido los mejores de mi vida».
Santiago de Chile, 21 de febrero de 2009. Itziar tiene 14 años y estudia en el Colegio Grange, un colegio ecuménico británico de mucha tradición en Santiago de Chile. Recibió el bautismo de pequeña pero con el paso de los años dejó de practicar la fe. Cuando estaba en tercero básico, se preparó durante un año para recibir la primera comunión, pero pocos días antes de la ceremonia, decidió no recibir el sacramento. Fueron pasando los años y cada vez se alejaba más de Dios y de la Iglesia, llegando a cuestionarse la fe y la existencia de Dios.
En la Semana Santa del 2006, un grupo de amigas de su colegio, participaron en el programa “Color Misionero” y se incorporaron al ECYD. Ellas impactaron tanto a Itziar, que decidió participar al año siguiente de las misiones. En la capacitación para las misiones le comentó a una consagrada del Regnum Christi que ella también quería ser igual de feliz que las demás, pero que no creía mucho en Dios. Preguntó si podía ir de misiones aunque no tuviera fe. Se le invitó a ir, explicándole bien la actividad y sencillamente se le recomendó ir con una actitud de apertura de corazón.
Desde el principio de las misiones se percibió en ella una sensibilidad muy especial, mucha felicidad. La noche del Jueves Santo participó en la adoración nocturna frente a la Eucaristía y ahí recibió la gracia de experimentar que Jesús iba a ser su mejor amigo desde ese día. En estas misiones tomó la decisión de prepararse para hacer su primera comunión. Fue durante el año 2008, que Giovanna, miembro del Regnum Christi, le dio la catequesis para prepararla espiritualmente para recibir a Jesús en la Eucaristía. Empezó a participar en el Club Giro, asistió a varios retiros y convivencias, incrementando en todo momento su amor a Cristo. Su deseo de recibir a Jesucristo crecía y cuando veía a la gente comulgar en la misa, sólo pensaba en el día de su primera comunión.
El 29 de noviembre de 2008, Itziar hizo por fin su primera comunión en la capilla del Colegio Cumbres de Santiago. La celebración eucarística fue presidida por el P. John O’Reilly, L.C. Después de la comunión, Itziar dirigió unas palabras donde contaba el paso de Dios por su vida.
Ese mismo día, Itziar envió un regalo a las consagradas del Regnum Christi que conoció con
Itziar se alejó de Dios y de la Iglesia, llegando a cuestionarse la fe y la existencia de Dios.
una tarjeta que decía:
«No sé si algún día les pueda agradecer, y devolver todo lo que han hecho por mí. No tengo palabras para decirles las personas increíbles que son, las que me llevaron a conocer al mejor amigo del mundo, el cual nunca me imaginé que existía, y menos que me imaginaba hoy día haciendo mi primera comunión. Quiero que sepan que son las personas más llenas de Cristo, con cualidades que irradian y un amor que nos llena a todas. Gracias por su alegría, por aceptarme, por acercarme a Jesús, por las misiones y por todos esos momentos que han sido los mejores de mi vida. No se imaginan cuánto las quiero. No saben cómo le agradezco a Dios por ser tan bueno, que me dejó conocerlas. Gracias por acompañarme en todos esos momentos felices y tristes que pasé con ustedes, por toda su ayuda y colaboración. Gracias por hacerme la persona más feliz del mundo, no sé cómo agradecerles porque es demasiado lo que han hecho por mí. Gracias por hacer este día posible».
* * * * *
Publicamos el texto de la acción de gracias que Itziar leyó en la capilla, después de su primera comunión
«Jesús, te quiero dar gracias porque te recibo por primera vez. Después de tanta, de tanta emoción esperando esta día tan especial al fin te tengo dentro de mi corazón. Señor, espero que dentro de mí hayas visto un corazón puro, lleno de gracia y con necesidad de que tu amor crezca en él. Dios, quiero decirte que contigo me subí en un viaje de aventuras. Al recibirte te puse a ti primero, dejé en ti el sentido de mi vida, deje que tú me guiaras y me enseñaras tantas cosas que nunca pensé que iba a aprender. Tú, Jesús, me buscaste entre la multitud y me elegiste porque sabías que te necesitaba y tú querías mi amor. Hace un año, me agarraste y me cambiaste la vida de una forma que no sabía que existía, me llenaste de un amor que nunca imagine que podría ser real. Le diste un sentido a mi vida, me diste una inspiración a seguir un camino de luz en que sé lo que tú quieres de mí.
Gracias nuevamente, Jesús, por conquistar mi corazón, por rescatarme y tú eres el único capaz de consolarme, capaz de escucharme en todo momento, capaz de entregarte en
Itziar, el día de su primera comunión, celebrada por el P. Ángel Amo, L.C.
un pedazo de pan sólo porque me amas.
Me siento afortunada al saber que me mandaste una familia increíble, llena de alegría y valores, pero ellos no te conocen, Señor, ellos no han vivido tu amor, tu misericordia, ni tu caridad, pero me han aceptado a pesar de nuestras diferencias, me han apoyado en seguir tu camino porque me ven feliz. Ven el maravilloso cambio que hiciste en mí y todo para hacerme mejor persona y yo sigo rezándote, Jesús, para que mi familia por un solo día sintieran tu amor, supieran lo increíble que es despertar agradeciéndote por un día más, por que sintieran que es amor de verdad, que es la caridad y qué se siente saber que tienen a un Dios amigo que dio la vida por nosotros.
Yo sé que va a pasar, Jesús; sé que mi familia es mi gran reto y que por mi testimonio, tu amor, tu misericordia y como tú trabajas y hablas en mí, lo voy a lograr.
Por último, Señor, quiero agradecerte por el ECYD y por las consagradas del Regnum Christi, también por el padre, por guiarme hasta acá y porque, sin tu amor a través de todos ellos, nada de este amor y felicidad hubiera sido posible hoy.
Te prometo, Señor, siempre tenerte presente, siempre agradecer tus continuos detalles y afectos y mantener mi vida de gracia porque sólo así lograré verte y tenerte como amigo. Y si vuelvo a caer, perdóname, Señor, pero no te canses de tocar mi puerta porque te volveré a abrir, porque en ti me voy a apoyar y de ti sacaré las fuerzas para seguir tu voluntad, que es lo que me lleva a la felicidad eterna.
Gracias, Jesús, por esta Eucaristía y por demostrarme tu amor y, sobre todo, por haber conquistado mi corazón, porque junto a ti es dónde mejor ha estado, está y va a estar.
Te amo, Jesús, eres mi razón de vivir».

FECHA DE PUBLICACIÓN: 2009-02-2


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