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Familia
Guevara Zuloaga junto a la Virgen Peregrina de la Familia, en el Club
Timón de Saltillo.
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El 19 de noviembre de 2005, festividad de Cristo Rey, estábamos
formando parte de manera formal del Movimiento Regnum Christi en Santa María de la montaña, San Antonio de los Altos,
Venezuela, un grupo de 15 señoras de mi ciudad natal, Acarigua, de las
cuales 8 formábamos un equipo junto a mi hermana, quien nos había
invitado.
En Acarigua, el Movimiento estaba iniciando y comenzaban a
promoverse algunos apostolados.
A mí me invitaron a trabajar en la Virgen Peregrina de la
Familia y las demás señoras en las Horas Eucarísticas.
Fue un trabajo en
equipo muy hermoso, nuestros hijos fundaron NET y el ECYD en la ciudad,
comenzamos el apostolado de la Virgen en nuestras familias y algunos
colegios, asistíamos en equipo a las Horas Eucarísticas y no faltábamos a
nuestros Encuentros con Cristo una vez a la semana.
En esa época, para mí todo eso era una novedad, pues, nunca antes
había pedido por las vocaciones. Y como la oración es tan poderosa,
surgieron inquietudes vocacionales. Lo que no nos imaginábamos era que
las vocaciones también se iban a dar en nuestras familias. Al año
siguiente ingresaron al centro vocacional de los Legionarios de Cristo,
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«La
madre es la fuente de paz en el hogar, porque su presencia y sus
palabras hacen ver siempre el cielo más allá de las nubes que aparecen
en la vida».
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en Barquisimeto, los gemelos de mi hermana y los hijos de otra de
las señoras del equipo. El año pasado tuvimos que mudarnos a México y por
gracia de Dios, mi hijo mayor, Rafael José, acaba de ingresar al centro
vocacional de los Legionarios de Cristo en Monterrey.
En la historia de mi vida existe el antes y el después de la
incorporación al Regnum Christi.
La vocación al Movimiento ha sido
una bendición maravillosa de Dios, en él he vivido experiencias muy
hermosas, especialmente en familia, hemos estado participando en Familia Misionera desde julio de 2005.
Fui
animadora de ANSPAC. Responsable de equipo y
ahora, en México, sigo trabajando en el apostolado de la Virgen Peregrina
de la Familia.
En el Regnum Christi descubrí el significado del
amor verdadero: buscar la santificación de nuestros seres queridos,
valorar la importancia de cada alma.
Esa es la mejor forma de demostrar
nuestro amor a Dios y al prójimo.
La Virgen Peregrina de la Familia es un regalo de Dios para
nuestra familia para rezar juntos el santo rosario.
Esto nos ha unido más
en Cristo y es muy lindo ver como los niños van creciendo en un ambiente
donde se sensibilizan por las necesidades los demás y de la Iglesia;
además, del respeto y admiración que sienten por el Papa, por los
sacerdotes, religiosos y consagrados.
Dejar entrar a María en nuestro hogar, nos ha hecho sentir
protegidos bajo su maternal manto de amor, es tener a esa compañera fiel,
amorosa y tierna que nos enseña el camino seguro que nos lleva a Jesús.
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