16.10.12
A las 7:00 PM,
por Juanjo
Romero
Menuda la que ha montado Elba Esther Gordillo, líder del
SNTE, con sus declaraciones sobre
el papel de la mujer en la sociedad, la familia y la educación.
El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Enseñanza
(México) es el
mayor sindicato de profesores de América.
Desde una perspectiva española tiene una ideología
inclasificable.
Prácticamente ha sido correa de transmisión del PRI durante
décadas y hoy tiene propuestas que me parecen, cuanto menos, sugerentes.
Así que no voy a meterme en mayores explicaciones.
Son numerosos los pensadores y sociólogos que atribuyen
la crisis de la sociedad actual al ataque sistemático a la «mujer», negándole o
impidiéndole el desarrollo de su misión fundamental: la maternidad, física o
espiritual.
Llegan al extremo de la bioética y feminista radical Anna Smajdor que afirmaba
que «el embarazo es
una barbarie, una enfermedad tan grave que es
comparable al sarampión, que también puede llegar a ser fatal, pero que no dura
nueve meses»
Al margen de la trayectoria personal de Gordillo, sobre
la que no voy a opinar, es envidiable que una mujer con su proyección social se
haya atrevido a
salirse del pensamiento políticamente correcto.
No tengo todavía el texto completo de su ponencia, «La
formación de valores en el México del siglo XXI», pero lo que ha
publicado la prensa de su país es muy
interesante.
Algunos párrafos sueltos:
Cuando la mujer tuvo que compartir la
responsabilidad del ingreso familiar, no solo impactó en el deterioro individual sino en el
de la sociedad toda.
El
abandono de la madre en la formación de los hijos, convirtió a las escuelas en
guarderías juveniles, a los maestros, en solidarios responsables de la
educación, y vació de contenido educativo y de convivencia humana, enormes
cantidades del tiempo familiar, el cual fue ocupado por el excesivo consumo de
la televisión chatarra y el abusivo uso de instrumentos lúdicos envueltos en
ropajes de tecnología, también chatarra.
Cuando
la familia dejó de ser el centro de la formación de los valores, éste fue
ocupado por otros sistemas de comunicación con otros objetivos.
Ello
nos remite a reflexionar lo que implica y seguirá implicando, la
desvalorización que la sociedad ha experimentado en las últimas décadas y que hoy se materializa en formas
diversas, dramáticas, como son los homicidios múltiples, el incremento en las
adicciones, el trágico aumento del número de NiNis o el fracaso del Estado para
garantizar la seguridad Junto con muchas otras, una de las instituciones que
más se han deteriorado como resultado del agotamiento económico y social que el
País ha vivido, está precisamente la más importante y esencial de todas, no
sólo frente al reto de convivencia sino ante el ordenado recambio generacional
necesario para el País: la familia.
¿Cuándo
se socializan los problemas, las aspiraciones y aún los miedos y fracasos de
quienes forman la familia?
Porque
estamos claros que en los pocos momentos disponibles para ello, es cuando la
televisión, con su monótono e insulso ruido, avasalla con el entretenimiento.
Sin familia no habrá comunidad y sin comunidad no habrá respeto, ni
tolerancia, ni convivencia posible.
Las críticas de las feministas ha sido
implacables: misógina, carca, discriminadora, odiadora de la mujer trabajadora.
No entiendo esas críticas.
Me gusta cómo lo dice Gordillo: «cuando la mujer tuvo que
compartir la responsabilidad del ingreso familiar».
Es difícil no estar de acuerdo.
Porque la mujer trabaja, ha trabajado siempre y el
trabajo en el hogar es digno.
Eso no tiene nada que ver con tener que traer ingresos.
Quizá es hora que se reconozca esa labor.
Además habla de ingresos familiares, por lo tanto está
hablando de madres, no de mujeres en genérico.
Y se está limitando a constatar un hecho, muchas madres, si
pudiesen elegir, escogerían lo más importante: sus hijos, su hogar.
Decir que eso es machismo es una imbecilidad.
Con algún matiz coincido
plenamente con la sindicalista mexicana.
Me parece que también es lúcido el análisis sobre los
sustitutos de la mujer en la formación de los hijos, en la familia y en la
educación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario