03 de diciembre del 2012
También con el bate y el guante se puede
vivir la fe.
Ese mensaje
transmite Jamie Moyer, un pitcher de la MLB -la mejor liga del mundo de
béisbol- con una larga carrera a sus espaldas y una gran naturalidad a la hora
de vivir y expresar su amor por Jesucristo.
Pero esta no se
queda únicamente en el ámbito interno, sino que se traduce en una fundación de
caridad que cuida de chicos con problemas graves o con algún tema de adicción
en sus familias.
Combina lo mejor de la religión: la fe y las obras.
A su 50 años, ha
pasado por los Cubs de Chicago, los Rangers de Texas, los Cardinals de Saint Louis,
los Tigers de Detroit, los Orioles de Baltimore, los Red Sox de Boston, los
Mariners de Seattle, los Phillies de Philadelphia y un par de equipos de ligas
menores.
Una carrera dedicada al béisbol en la cual ha cosechado éxitos como su
presencia en el All Star de 2003 o la obtención de las Ligas Mundiales en 2008.
Actualmente, posee el record de ser el lanzador de béisbol más veterano de los
que están en activo, aunque se da por seguro que este año se retira.
La virtud de
Moyer y de su familia consiste en armonizar su vida profesional con una fe
profunda y formada.
Al lado de su mujer, Karen, ha visto crecer a siete hijos
carnales y a Yenifer, una niña guatemalteca que cuenta con cinco abriles ahora
mismo y que adoptaron hace dos.
Todo un testimonio provida, por ende.
Al
preguntarle de dónde procede esa fuerza, responde con su historia personal.
"Crecí yendo los domingos a la iglesia del colegio, pero mi familia no era
católica.
Luego conocí a Karen, que sí es muy católica.
Cuando decidí casarme
con ella, supimos que nuestros hijos se educarían en la fe católica, así que me
convertí.
La fe es algo muy importante para nosotros como familia",
comentaba en la entrevista.
Aunque reconoce
que no resulta tan sencillo durante la temporada en que viaja de un lado a otro
junto a su equipo.
"A veces es complicado encontrar una misa cuando estoy
viajando.
En algunos estadios de béisbol la hay y un domingo siempre existe una
capilla disponible en cada estadio.
Muchas organizaciones tienen grupos de
estudio de la Biblia para jugadores y esposas". De casta le viene al
galgo: estudió en la Universidad de Saint Joseph y su mujer en Notre Dame, dos
centros superiores católicos.
Precisamente Karen expone cómo vive ella la
religión y cómo intenta transmitirla a sus hijos, todos ellos practicantes
convencidos.
"Intento ir a misa diaria cuando puedo.
Voy no importa dónde
esté, en qué ciudad o en qué iglesia. Nuestra familia ha visto misas en muchos
idiomas.
Pronunciamos oraciones a la hora de comer y de dormir, recordamos a
los que menos tienen y yo constantemente les recuerdo a los chicos lo que
Cristo hizo por nosotros", dice con valentía.
La Fundación
Moyer extiende sus brazos en 25 estados y comprende más de medio centenar de
campamentos.
Se ocupa especialmente de aquellos que han perdido un ser querido
en su infancia y de los que padecen algún tipo de adicción en su familia.
Jamie
lo ve simplemente como una consecuencia lógica de su fe; no en vano, sus hijos
son voluntarios de la organización y algunos han pasado algún verano de
misiones en Centroamérica.
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