· 13.ENE.2012
Parece que a Tim Tebow, el mediático jugador de fútbol americano de la NFL, algunos no le han perdonado todavía su testimonio pro vida en la Super Bowl ni sus creencias religiosas. Pero, pese a las críticas, su rendimiento va a más. Y así, cosecha victorias y alegrías para su nuevo equipo, lo que permite a Raymond J. De Souza establecer en el National Post un paralelismo con la fe.
A principios de 2010, Tebow saltó de la sección de noticias deportivas a la de análisis político. Ante las protestas de algunos grupos de presión, hubo sesudos columnistas que terminaron preguntándose si era conveniente o no emitir un spot a favor de la vida y de la familia durante la Super Bowl (cfr. Aceprensa, 2-02-2010 y 10-02-2010).
El anuncio, en efecto, celebraba la vida. Sobre todo, la del entonces quarterback de los Florida Gators. En apenas 30 segundos, su madre Pam Tebow contaba cómo había decidido seguir adelante con el embarazo de su quinto hijo, Tim, pese a que le habían animado a abortar tras contraer ella una infección muy grave. Y Tim, claro, quiso agradecérselo.
Tebow, que desde 2011 juega como quarterback en los Denver Broncos, no destaca especialmente por su técnica. Más bien, lo que le ha hecho famoso dentro del campo es su capacidad de superación y su arrojo. Un ejemplo: en esta temporada, ha logrado remontar los malos resultados de su nuevo equipo a fuerza de touchdowns.
Y fuera del campo, ¿por qué es famoso? Pues fuera del campo, Tebow se ha convertido en la comidilla de los más variopintos análisis por motivos religiosos: “¿Le preocupa a Dios si Tim Tebow ganará el sábado?”, se pregunta Owen Strachan en The Atlantic (la preguntita, por cierto, ha generado hasta ahora 179 comentarios...). Y Sandra Fish riza el rizo en un blog del Washington Post: “¿Querríamos a Tim Tebow si fuera musulmán?”.
Sin permiso especial para disfrutar
Pero no todos los comentarios que suscita Tebow son tan piadosos. Durante los últimos meses, al quarterback le han llovido críticas en abundancia. Sobre todo, de comentaristas políticos.
“La palabra que más se ha empleado para hablar sobre Tebow esta temporada ha sido ‘conflictivo’”, escribe Raymond J. De Souza. “De él se ha dicho que es el jugador de la NFL que más divide. Y, probablemente, el que más tensiones ha provocado en la historia. ¿El motivo? Tebow es un cristiano evangélico devoto, que no se avergüenza de su fe, y que su supuesta ostentación del cristianismo provoca todo tipo de divisiones”.
Se podría pensar que Tebow se ha dedicado a pegarse con sus rivales o con sus compañeros de equipo. Nada de eso. El tipo es un auténtico líder. Disfruta con la gente, dentro y fuera del campo. Eso sí, no oculta sus convicciones cristianas.
“Me alegro por Tebow”, añade De Souza. “En parte porque sus éxitos sacan de quicio a los malhumorados que piensan que los cristianos necesitan un permiso especial para participar en la vida pública. Pero sobre todo me alegro por él, porque el fútbol americano (...) tiene que ver con la diversión”.
“Este hombre sale al campo con fuego, con determinación, con la alegría de jugar al fútbol. (...) Tebow no es el único jugador que trae alegría al juego, pero sí el que lo hace de forma más notoria. A lo mejor la alegría de su fe tiene algo que ver con esto. O quizá simplemente se lo está pasando bien con los demás”.
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