viernes, 20 de enero de 2012

La informática protestante que se sanaba en la consagración sin saber qué es la misa

Estaba hundida en una grave depresión, pero sin
ninguna duda acerca de su religión. Vio una película
sobre Juan Pablo II y decidió ir un día a misa con
una conocida. No entendía nada de la misa, pero
de rodillas, al sonar las campanillas, se curó.
Actualizado 18 enero 2012

  
Molisa Derk era protestante metodista, hija de metodistas y con
los cuatro abuelos metodistas. El metodismo, fundado por John Wes
ley en el siglo XVIII, es una rama del protestantismo que acepta el libre
albedrío (al contrario que los protestantes calvinistas), con una liturgia ex
tremadamente simplificada, a la que pertenecen, con distintas variaciones,
unos 75 millones de cristianos.

Desde niña le gustaba su pequeña iglesita, donde cantaba en el coro y acu
día a la "Escuela dominical". "Para mí la iglesia era un lugar hermoso
con preciosas ventanas con vidrieras, un lugar donde todos son
reían, felices y siempre estaban alegres de verme", escribe en un testimo
nio publicado en The Coming Home Network (http://chnetwork.org) .
Una abuela ejemplar

"Mi modelo espiritual era mi maravillosa abuela, que estaba -y seguro que
sigue estando- en muy buena relación con el Altísimo. Esta mujer, cuan
do detectó un bulto en su pecho, se puso de rodillas y rezó toda
la noche, y al día siguiente el bulto desapareció. Aunque tenía muy
pocos ingresos, pagaba el diezmo. Pasaba la mayor parte de su tiempo visi
tando a ´los ancianitos´, aunque a menudo ella era más anciana que los que
visitaba. Su gozo en el Señor era obvio".

Aunque los metodistas bautizan a los bebés, los padres de Molisa decidie
ron no hacerlo con ella. Su madre la llevaba a la iglesia con la abuela, aunque
no se quedaba en el servicio religioso con ellas. A los doce años, leyendo
"The robe", de Lloyd C. Douglas, quedó convencida de la his
toricidad de los evangelios y de Jesucristo y su Resurrección. Se bau
tizó en la iglesia, con su abuela a su lado, sin comentárselo a sus padres...
su madre lloró, no por el bautizo, sino porque no la habían avisado.

Molisa
se casó con un chico de otra comunidad metodista, nie
to de pastor, y tuvieron un hijo. Molisa ejerció muchas funciones en
la parroquia metodista: profesora de escuela dominical, superintendente
de la escuela, directora del campamento bíblico de verano, tesorera, etc...

Estudió matemáticas e informática en una universidad Baptista del Sur,
donde conoció en profundidad la teología y práctica baptista, pero ella se
mantuvo firme en la tradición metodista.
Rupturas y depresión

Con su hijo ya en el instituto, su matrimonio se rompió. Y después, en 2004,
se sumaron muchas duras pruebas. Su madre, de 89 años, a la que cuidaba,
enfermó y murió. Su hijo vivía en otra ciudad. Su padre y su hermano habían
fallecido años antes. Y un hombre con el que había estado saliendo durante
un año anunció que la dejaba por otra persona. Y su trabajo como profesora
de informática se veía amenazado por los problemas del colegio en el que es
taba. Tenía 53 años, y su vida familiar, emocional y laboral estaba
empapada de incertidumbre. Incluso encontró muerto en la cocina a su
gata, "que había sido mi compañera constante en todos mis problemas".
Cayó en una depresión. Hizo tres sesiones de terapia que le ayudaron al
go, pero eran caras y su terapeuta le aseguró que no podían ayudarle más.
En otoño de 2005 la depresión se agudizó aún más, agravada por serios pro
blemas financieros. En su grupo bíblico comenzó a hablar abierta
mente de pensamientos de suicidio. En varias ocasiones su grupo oró
por ella, rodeándola e imponiéndole las manos, sin efecto aparente. "Yo pen
saba estar más allá de toda ayuda y esperanza", recuerda.
Una película sobre Juan Pablo II

Fue en esa situación cuando se encontró en la televisión con una película so
bre Juan Pablo II, "No tengáis miedo" (Have no fear, un telefilme de Jeff
Bleckner, de 2005). "Viendo esta película, tuve una extraña sensa
ción de paz, algo que llevaba tiempo ausente de mi vida. No fue
por ninguna discusión teológica ni nada similar, de hecho no recuerdo qué es
lo que me daba paz en esa película. Fuese como fuese, me pregunté si la
Iglesia Católica podría ayudarme".

¿Qué sabía Molisa del catolicismo? Nada. Tenía algún pariente católico, pero
nunca habían hablado de religión. Solo había estado en una iglesia católica una
vez, para un funeral. Sus amigos baptistas le habían hablado mal del catolicis
mo, pero no su familia ni conocidos metodistas. "Sabía que los no católicos
no podíamos comulgar en celebraciones católicas, y que el tipo al
mando allí se llamaba Papa, y nada más", explica Molisa. "Todo lo que
sabía es que algo en esa película me confortaba".
La primera misa: nada acogedora

En enero de 2006 se decidió: llamó a la única persona católica que conocía en
la zona y decidieron ir juntas a misa.

"Todo me confundía. Como protestante, estaba acostumbrada a recibir un fo
lleto nada más entrar con el orden del servicio, los números de los himnos...
pero no me dieron nada así. Miraba a mi alrededor y no veía que nadie consul
tase ningún texto durante el servicio. Me parecía que todo el mundo se había
memorizado el orden de adoración, y nadie estaba inclinado a decirme lo que
iba a pasar. El culto además tenía muchos más elementos pequeños que un ser
vicio metodista típico: levantarse, arrodillarse, inclinarse, sentarse,
varios movimientos extraños con las manos, recitados de una litur
gia misteriosa, etc..."

"Para abreviar: me sentí como una visitante no bienvenida, confundi
da y extrañada. Si de mí hubiese dependido, no habría vuelto nunca.
Pero al parecer Dios tenía otros planes".
"Un cambio instantaneo y total"

Molisa intentaba pasar desapercibida, levantarse cuando todos lo hacían, sen
tarse como todos... y arrodillarse cuando lo hacían los demás. "Todos se arro
dillaban, y un muchachito tocaba una campanita, algo que me pa
reció muy extraño, así que yo también lo hice".

"En ese momento, durante la oración eucarística, fue como si una mano gi
gante e invisible llegase a mi mente y quitase todos los sentimien
tos y pensamientos malos que me habían sido mis constantes compañeros
durante años. El cambio fue instantáneo y total. Quedé aturdida".

Durante la semana se sintió mucho mejor, pero al pasar los días volvían los pen
samientos lúgubres." Así que decidió volver a la iglesia católica ese domingo pa
ra otra dosis. Seguía sin entender el culto, pero cuando me arrodillé y so
naron las campanas, recibí de nuevo la misma sanación que la se
mana previa. Y de nuevo, al avanzar la semana, volvió parte de la depresión,
aunque no tanta como antes".

Descubrió que no recibía esa sanación en los servicios metodistas. Ni tampoco
en la misa en otras parroquias católicas, a las que acudió. La recibía solo en esa
parroquia, durante la consagración, y cada semana era más eficaz. "Parece que
Dios quería que fuese a esa parroquia cada domingo", afirma hoy. El templo ni
siquiera tenía vidrieras bonitas como a ella le gustaban.
Sanación y conversión

Pasaron los meses y la sanación se demostró definitiva. Sin terapia, se ha
bía ido la depresión. Y ya no tenía experiencias especiales durante la con
sagración.
"Me convencí de que Dios me quería en la Iglesia católica". Empezó las clases
para adultos en otoño de 2006 y fue recibida como católica en la vigilia
de Pascua de 2007.

Excepto algunos amigos de tradición baptista muy anticatólica, casi todos sus
amigos protestantes admitieron que el cambio de Molisa era evidente y positi
vo: volvía a reír, a cantar, a vivir con esperanza. "Sigues una columna de
fuego, como Moisés", reconoció una de sus responsables de grupo metodista.

Al contrario que otros conversos del protestantismo, que llegan al catolicismo
después de mucho estudio bíblico, patrístico e histórico, con esfuerzo y sufri
miento, Molisa tenía clara su decisión antes de ponerse a estudiar los temas
conflictivos. Ya lo había vivido en misa.

¿La Asunción de la Virgen? No hay reliquias de su cuerpo, y según la Biblia
también Elías fue llevado al Cielo... ¿por qué no? ¿La Biblia? Descubrió que
en cada misa dominical hay tres lecturas bíblicas, cuatro si cuen
tas el Salmo, mientras que en un servicio metodista se trata un
solo texto. ¿El Purgatorio, la presencia real en la Eucaristía, la virginidad
perpetua de María? Todo tiene base bíblica.
Ambiente reverente, pero que no sea lúgubre

Sólo le molestaban (y le siguen molestando cuatro años después) aspectos
menores de tipo cultural: "añoro la escuela dominical, la música alegre y a
nimosa, la atmósfera alegre de la iglesia protestante; nunca me gustará
el canto gregoriano. El ambiente en una iglesia católica se supone que
ha de ser reverente, lo que está bien, pero a menudo me parece más bien
lúgubre".

Sin embargo, valora enormemente "el valor espiritual del sufrimiento" en
el catolicismo, mientras que "encuentro que la teología protestante es de
muy poca ayuda en este tema".

Molisa lamenta oír comentarios anti-católicos por parte de protes
tantes, y también lamenta los comentarios anti-protestantes por
parte de católicos. "Tenemos demasiadas batallas espirituales que librar
contra nuestro Enemigo como para desperdiciar nuestro tiempo peleando en
tre nosotros. Rezo para que los fieles a ambos lados del abismo católico-pro
testante encuentren una forma de estar más cerca en espíritu".

Molisa es hoy profesora de Ciencias de Computación en la Universidad esta
tal de Dickinson, en Dakota del Norte. Estudia los efectos de la informática en
la vida moderna. Acude a la parroquia de St Patrick y toca en la banda musi
cal de la parroquia.



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