«Es la encarnación de las más bellas virtudes francesas»
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, glosó ayer el valor y las hazañas de Juana de Arco, «la francesa más conocida, más respetada y más amada en el mundo entero», figura unificadora y símbolo de la resistencia y la identidad nacional, con ocasión del 600 aniversario de su nacimiento, en 1412. Para la Iglesia es una santa y para la República es «la encarnación de las más bellas virtudes francesas» y del patriotismo, dijo Sarkozy en un discurso en Vaucouleurs (noreste de Francia).
(Efe) En realidad, aseguró el presidente galo, la santa fue "el rostro de la primera resistente francesa, en una época en la que, en medio de las más terribles pruebas, se forjó la conciencia nacional".
En clara referencia al ultraderechista Frente Nacional, que desde hace tres décadas reivindica el nacionalismo de la guerrera medieval muerta a los 19 años en la hoguera acusada de herejía, el jefe de Estado francés aseguró que "no pertenece a ningún partido, a ninguna fracción ni a ningún clan".
Sarkozy hizo estas afirmaciones en Vaucouleurs, ciudad "donde todo comenzó" y que durante la Guerra de los Cien Años, cuando nació Juana de Arco, seguía siendo fiel a Carlos VII, pese a que gran parte de la región y de Francia estaba en manos de Inglaterra.
Antes de visitar Vaucouleurs, donde Santa Juana de Arco lanzó su victoriosa campaña militar contra los ingleses en 1429, el jefe de Estado francés recorrió su casa natal en la vecina localidad de Domrémy-la-Pucelle, acompañado de varios ministros, personalidades locales e historiadores.
Para Sarkozy, era "una obligación" estar hoy en la tierra natal de Juana de Arco para rendirle el solemne homenaje que Francia otorga a aquellos a quienes debe "su libertad y su grandeza".
Comparó sus logros a los del general Charles de Gaulle, el miembro de la Resistencia francesa Jean Moulin y el escritor Víctor Hugo y recalcó su papel "unificador" frente a todo aquel que quiera utilizar su figura "para dividir".
Sarkozy recordó que en el invierno de 1412, cuando nació la llamada "doncella de Orleans", Francia estaba, "como quizá raramente en su historia, a punto de hundirse y desaparecer para siempre": estaba "invadida, dividida, abandonada a los saqueadores, a las bandas armadas".
La obra "lenta y paciente" de construcción nacional que había movilizado la energía de todo un pueblo y diecisiete generaciones de una misma dinastía desde el año 1000, resumió, "parecía condenada" y, además, el monarca de Inglaterra se había proclamado rey de Francia en 1415.
Desde los 13 años, Juana de Arco oía unas voces que ella atribuía a ángeles y santos y que le decían qué debía hacer para que el futuro Carlos VII fuese finalmente coronado rey de Francia.
Sarkozy destacó "la fe y el valor" de la joven guerrera iletrada que, sin saber montar a caballo, se convirtió en heroica amazona, estandarte en mano, al frente de las tropas francesas.
Agregó que la historia de Juana de Arco no es una leyenda, sino "una historia verdadera", y subrayó cómo en el proceso que la llevó a la hoguera en 1431 "nada le fue evitado". La memoria y la inocencia de Juana de Arco, canonizada en 1920, fueron rehabilitadas por la Iglesia en 1456.
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