El "cocodrilo del papa" vuelve a Cuba como símbolo de amistad entre los pueblos
Por H. Sergio Mora
ROMA, miércoles 14 marzo 2012 (ZENIT.org).- Cuando falta poco más de una semana para que Benedicto XVI inicie su viaje apostólico a Cuba y México, del 23 al 29 de marzo próximo, el santo padre se prepara estudiando la situación, disponiendo sus discursos y en oración, y está muy sereno. Lo indicó este miércoles en Roma, el sustituto de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano, monseñor Giovanni Angelo Becciu, después de una ceremonia de despedida de un pequeño cocodrilo traído ilegalmente a Italia desde Cuba.
En el acto en el Bioparque de Roma, estaban presentes los embajadores de Cuba en Italia, Milagros Carina Soto Aguero; y ante la Santa Sede, Eduardo Delgado; y su excelencia Giovanni Becciu.
"Coco, el cocodrilo del papa" como lo llaman algunos medios, volverá a un zoológico de la isla caribeña. En sus palabras el arzobispo recordó que “el papa le dio importancia a la presencia del cocodrilo en su audiencia, lo que quiere decir mucho, pues es un símbolo de amistad entre los pueblos”, y del “despertar del respeto hacia la naturaleza”.
De hecho el reptil fue llevado el 11 de marzo pasado al Vaticano representando a los 1.200 animales del Bioparque de Roma.
Y al concluir su excelencia bromeó: “Casi casi se podría decir beato lui que vuelve a esta isla mágica y encantadora”.
Después del evento, respondiendo a algunos medios, entre los cuales estaba ZENIT, el prelado italiano indicó que “el Vaticano respeta la sagrada escritura que enseña que es necesario respetar la naturaleza y por lo tanto la Iglesia y la Santa Sede se empeñan en todas las iniciativas que protegen a la naturaleza”. Y añadió que al acto en el bioparque “hemos adherido porque tienen un significado simbólico, y por la relación personal que tengo con Cuba”.
¿Por qué el papa en México no va a la capital ni a Guadalupe? “Porque en Ciudad de México y en Guadalupe ya estuvo Juan Pablo II, mientras ahora va a León, donde está el monumento a Cristo Rey, lo que tiene su significado”, respondió.
Consideró que el problema de la altura en una persona de una cierta edad podía haber influenciado, si bien Benedicto XVI “quería ir a un lugar en donde nunca había estado el papa”. Sobre la posibilidad de un encuentro entre Benedicto XVI y Fidel Castro, monseñor Becciú se limitó a decir: “El papa está abierto a todo y en el futuro lo sabremos”.
“Es un viaje --prosiguió el arzobispo- que en México y Cuba podrá dar la oportunidad de acoger el mensaje del papa, que será de reconciliación, de empeño por el progreso de la Iglesia y de la misma sociedad, sea mexicana que cubana, y un signo de amor hacia ambos pueblos”.
¿Un viaje particularmente difícil? “No, más bien diría que muy tranquilo. Para el cual el santo padre se prepara estudiando la situación, alistando los discursos y en oración”. Y añadió que al ver al papa recientemente “lo he encontrado muy sereno”.
Por su parte el embajador de Cuba ante el Vaticano, recordó que la de hoy “fue una bella expresión de amistad y responsabilidad y una feliz coincidencia en el momento en el que el pueblo cubano espera la visita papal”.
Precisó que salieron en los últimos días dos artículos en el diario Gramma, órgano oficial del comité central del partido comunista, uno explicando un poco qué es el Vaticano y otro dando la bienvenida a Benedicto XVI. Y consideró que este viaje “es un evento importante, no solamente para los católicos sino para todo el pueblo cubano”.
Estimó que la participación del público será más o menos la misma que durante el viaje de Juan Pablo II, incluso si está programada la llegada de gente de otras provincias y de localidades como Matanzas y Santa Clara.
Y precisó que “no fue fijado un encuentro entre Benedicto XVI y Fidel Castro, si bien tampoco se excluye”.
Sobre las visas para entrar a Cuba, sin entrar en las polémicas recientes, y refiriéndose concretamente a la visita papal, indicó: “Se preparan al menos cuatro vuelos desde Miami. Mientras que en el viaje de Juan Pablo II, esto no fue posible porque Estados Unidos no lo permitió”.
Sobre la posición histórica de la Santa Sede contra el bloqueo económico a Cuba, el embajador ha indicado que La Habana no le pidió ninguna intervención al papa sobre el tema, aunque si él quisiera podría hacerlo.
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