Sociedad / TRAS EL «WIKILEAKS» DEL VATICANO
En un almuerzo con los purpurados, dice sentirse «seguro
en la compañía de estos grandes amigos» y afirma que «es necesario entrar en
lucha contra el mal», que «quiere dominar el mundo»
JUAN VICENTE BOO / CORRESPONSAL EN EL VATICANO
Día 21/05/2012 - 18.14h
AFP
Benedicto XVI, el pasado
sábado durante una audiencia
Al cabo de un mes
largo desde el pasado 16 de abril, en que celebró su 85 cumpleaños con un grupo de amigos de
Baviera, Benedicto XVI invitó a un
almuerzo este lunes a todos los cardenales de la Curia, a quienes manifestó:
«Me siento seguro en la compañía de estos grandes amigos que están conmigo y,
todos juntos, con el Señor».
Los últimos días han sido amargos para la Curia romana, por la inaudita
filtración de gran número de documentos confidenciales del Papa y su secretario
personal, Georg Gaenswein, que sólo puede haber sacado del Vaticano un personaje de alto nivel en la secretaría de Estado.
Desde que salieron a la luz las primeras cartas confidenciales al Papa, hace
tres meses, el clima se mantiene enrarecido, y la desconfianza puede durar
hasta que se descubra al culpable de las filtraciones. En estos momentos no hay
certeza de que una carta confidencial al Papa no acabe en los periódicos.
Al término del
almuerzo con los cardenales en la Sala Ducal del Palacio Apostólico, el Papa
realizó un discurso sin papeles en el que dio gracias a Dios «por los numerosos
años que me ha concedido; años con tantos días de alegría, momentos
espléndidos, pero también noches oscuras», una expresión que suele referirse a
momentos de duda, de dura prueba o de gran amargura. Benedicto XVI no se
refirió a ninguna en particular, limitándose a añadir que «en retrospectiva, se
entiende que también las noches eran necesarias y buenas, motivo de acción de
gracias».
«El mal se disfraza de bien»
En tono serio, el
Papa advirtió a los cardenales que «el mal quiere dominar el mundo, y es
necesario entrar en lucha contra el mal. Vemos cómo lo hace de tantos modos
cruentos con las diversas formas de violencia, pero también lo hace disfrazado
de bien, destruyendo así los fundamentos morales
de la sociedad».
Según Benedicto
XVI, es una lucha dura «en la que es muy importante tener amigos». Para grata
sorpresa de los invitados, el Papa añadió que «yo estoy rodeado de los amigos
del Colegio Cardenalicio. Son mis amigos y me siento en
casa, me siento seguro en esta compañía de grandes amigos que están
conmigo y, todos juntos, con el Señor».
Eran palabras de
consuelo en momentos difíciles, cuando a los enemigos exteriores se añade la traición en las propias filas y a un nivel muy alto
entre las personas que colaboran con el Papa. El pasado sábado el Vaticano
calificó de «acto criminal» la publicación de un libro con docenas de documentos
confidenciales y anunció que tomaría acciones legales contra los responsables.
Pero sin identificar a la persona que saca del Vaticano los documentos
confidenciales será difícil impedir que sigan publicándose.
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