lunes, 12 de diciembre de 2011

El Santo Sudario y la Virgen de Guadalupe

12/ 8/2011 


La Iglesia del Santo Sudario

El domingo 11 de diciembre, en la Iglesia del Santo Sudario de Turín, la celebración eucarística para recordar la gran devoción hacia la madre de Jesús de los latinoamericanos que viven en la ciudad y sus alrededores

Luca Rolandi


Turín

Nuestra Señora de Guadalupe es la Protectora de América Latina y se celebra el 12 de diciembre. El Papa celebrará una misa solemne en honor de María y para festejar el bicentenario de las independencias de los países latinoamericanos y caribeños, un momento importante en el que participarán muchos fieles de esas tierras que viven en Italia. Pero no solo en Roma habrá iniciativas para recordar la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. En Turín, por ejemplo, el domingo 11 de diciembre será celebrada una misa a las 10.30 de la mañana. La misa la celebrará monseñor Aldo Mongiano, obispo Emérito del Estado de Roraima (Brasil), en la Iglesia del Santo Sudario, en donde la Cofraternidad del SS. Sudario custodia una preciosa copia de la imagen de la Virgen de Guadalupe que fue donada por la Arquidiócesis de la Ciudad de México al Arzobispo de Turín; dicha imagen será expuesta a las 12 del día. El domingo, la Iglesia del Santo Sudario permanecerá abierta de las 9 a las 13 y de las 15 a las 18 horas.


El domingo más cercano a la fiesta de Guadalupe, la Cofraternidad del SS. Sudario ofrece la posibilidad de que los devotos que se encuentran lejos de su tierra natal puedan venerar la imagen, respetando de esta forma la tradición del culto latinoamericano, con hondas raíces en todas las poblaciones de la región.


Nuestra Señora de Guadalupe es el nombre con el que los católicos veneran a la Virgen María desde que se apareció en las cercanías de la Ciudad de México en diciembre de 1531. La aparición de la “Virgen Morena” al indígena Juan Diego representa un evento que marcó profundamente la religiosidad y la cultura no solo mexicanas, sino de toda Latinoamérica. La fiesta de la Protectora de de América Latina (también conocida como la “Reina del Trabajo”, como Pío XII la proclamó en 1955) se celebra todos los 12 de diciembre. Se trata de una festividad muy arraigada en la región, como lo demuestran los más de veinte millones de peregrinos que visitan cada año el Santuario de la Ciudad de México, el más frecuentado del continente, en donde se conserva la túnica con la imagen de la Virgen y que representa la prueba, según la tradición, de la aparición. 
 

Debido a su origen milagroso, la imagen de la Virgen de Guadalupe es objeto de una devoción tan solo comparable con la del Santo Sudario. Según la historia tradicional, el sábado 9 de diciembre de 1531, cuando Juan Diego pasaba por el Cerro del Tepeyac para llegar a Tlatelolco, escuchó el canto de muchos pájaros y una voz que le decía: ¨ Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿ Adónde vas ?¨ Al voltear Juan Diego viò una Señora muy hermosa. La Señora le dijo: ¨Yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios... Quiero que se me construya un templo aquí, para en él mostrar y dar mi amor y auxilio a todos ustedes.  La Virgen le dijo a Juan Diego que fuera a ver al Obispo y le contara lo que Ella le había dicho. Juan Diego salió de la casa del Obispo muy triste porque él no le creyó. Entonces fue al cerro del Tepeyac a pedirle a la Virgen que mandara mejor a un hombre más importante porque a él no le creían. La Señora le dijo a Juan Diego que volviera el domingo a casa del Obispo. Esta vez el Obispo le dijo que le trajera una señal, o sea, una prueba de que la Señora de verdad era la Virgen. Juan Diego no pudo ir al día siguiente al Tepeyac , pues su tío Bernardino se puso muy enfermo, y fue por un médico. Fue hasta el martes cuando, al pasar por el cerro para ir por un sacerdote que confesara a su tío, se le apareció la Señora otra vez. Ella le dijo que no se preocupara, que su tío ya estaba curado. La Virgen le pidió que subiera a la punta del cerro a cortar unas rosas y que las guardara en su ayate. Después le dijo: ¨Hijo mío, el más pequeño, estas rosas serán la prueba que llevarás al Obispo¨. Juan Diego fue otra vez a ver al Obispo y le dijo que la Señora le había mandado traerle esas rosas como prueba de que Ella era realmente la Virgen. Al soltar su ayate, las rosas cayeron al suelo y apareció dibujada en la tela, la preciosa imagen de la Virgen de Guadalupe. Fue entonces cuando el Obispo creyó que la Señora era realmente la Virgen. El Obispo tomó el ayate de Juan Diego y lo puso en la Iglesia. Poco después la gente empezó a construirle un templo en el lugar que ella había dicho a Juan Diego. En 1577 fue sustituida por una capilla más grande y después se contstruyó un verdadero Santuario, que fue consagrado en 1622. En 1976 se inauguró la actual Basílica de Nuestra Seora de Guadalupe. En el Santuario se conserva el ayate (timàtli en náhuatl) de Juan Diego, en el que está representada la imagen de María, con los razgos de una joven indígena y, por su piel oscura se le conoce como la Virgen Morena.

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