Sábado, 10 de diciembre de 2011 10:30 hrs
Carlos Villa Roiz
El Sr. Carlos Salinas Saucedo fue el productor de “Las Mañanitas” a la Virgen de
Guadalupe durante 45 años, hasta 1997.
Entrevistado por Desde la fe, comentó: “Empecé a trabajar en TV el 13 de septiembre de 1951. En diciembre de aquel año, el Sr. Emilio Azcárraga le pidió a Roberto Keni, quien se encargaba de los eventos especiales de Televisa, que fuéramos a la Basílica a transmitir desde ahí para que la gente pudiera ver a la Virgen de Guadalupe en los poquísimos televisores que había en México; sin embargo, en aquella ocasión, las autoridades no nos permitieron entrar porque pensaron que la gente se iba a molestar.
A partir de 1952 se comenzaron a hacer tres controles remotos. El primero a las 23:00 horas del 11 de diciembre, y el segundo a las 5:00 horas del 12 de diciembre; éste era muy importante porque a esa hora se reunían varios artistas de la XEW en la Glorieta de Peralvillo, luego de que salían de trabajar en los cabarets.
Caminaban sobre la Calzada de Guadalupe y llegaban a la Basílica alrededor de la cinco de la mañana para cantarle a la Virgen.
“Todo era espontáneo, no había una organización. Había un micrófono colocado en la Colegiata y cualquier artista o trío lo podía tomar para cantarle a la Virgen. Así llegaron el maestro Ferrusquilla y otros artistas; incluso, recuerdo a un señor que tocaba melodías golpeando su serrucho. Nosotros transmitíamos todo eso desde las 5:00 hasta la 6:00 de la mañana. Luego cortábamos la transmisión para reanudar a las 11:00 de la mañana, calculando la hora de la procesión de la Bendición de las Rosas, a la que acudían obispos y otras personalidades. Ellos salían por la parte lateral de la Basílica antigua, caminaban por el costado y entraban por la puerta principal. En ese inter podíamos tomarlos con nuestras cámaras, pero no podíamos transmitir las ceremonias religiosas porque estaba prohibido. Así ocurrió hasta el año de 1955. El conductor oficial era Paco Malgesto, quien nunca falló a esta cita”.
“En la transmisión nocturna se invitaba a algún sacerdote o intelectual a que hiciera comentarios acerca de la Virgen. Entonces, Rafael Solana, lo tengo muy presente, dijo en 1955, faltando diez minutos para las 12:00 de la noche: “Faltan 10 minutos para la medianoche, cuando todo el pueblo de México le va a cantar las Mañanitas a la Virgen de Guadalupe”.
“Para esto, yo ya estaba dirigiendo la transmisión y miré a Gustavo Olguín, quien en aquellos días era el Director de Eventos especiales, y le dije: “Oye Gustavo, no hay Mañanitas”. Luego le dijo al floor manager: “Dile a Rafael Solana que no ande diciendo eso porque no están programadas las Mañanitas”.
“Nosotros estábamos en el camión de Control Remoto. Teníamos una cámara arriba del camión y equipo de luz para iluminar la fachada de la Basílica. Entonces le dije a uno de los ingenieros: ‘¿Cuánto te tardas en sacar un monitor y colocarlo arriba del camión?’. –Nada–, respondió.
“Entonces, un técnico subió el monitor y la gente se aglomeró para verlo. En ese momento mandé poner un micrófono y le dijo a Gustavo Olguín: ‘súbete al techo del camión y organiza unas Mañanitas’. Gustavo era muy hábil para eso. Se quitó la cachucha y dijo a la gente: ‘Vamos a cantar unas Mañanitas’. Todos hicieron un pequeño ensayo, y cuando llegó el momento, contó hasta tres y todos cantaron”.
Esas fueron las primeras Mañanitas, improvisadas, a un costado del atrio de la recién inaugurada Plaza de las Américas. Las Mañanitas fueron desde el exterior porque, como aún no había relaciones entre México y la Santa Sede, estaba prohibido transmitir desde el interior.
“Al año siguiente ya estaba Mons. Shulemburg como Abad de la Basílica de Guadalupe y a él le pedí permiso para llevar a un grupo de artistas con la intención de que cantaran a las 12:00 de la noche. Él me respondió que era difícil porque algunos padres del Cabildo eran muy conservadores, pero finalmente dijo: ‘tu tráelos, no a muchos, y a ver cómo le hacemos’”.
“Entonces invité a Lola Beltrán, la máxima voz; a María Victoria, que gozaba de gran popularidad; a Juan Torres, porque tocaba el órgano; invité a Tomás Méndez porque tenía mucha influencia en la XEW, a la Tariácuri que sólo fue uno o dos años, además de un mariachi. Total, cantamos en un rinconcito, salió en la TV y gustó. Y esto se repitió varios años. Con el tiempo mi problema fue organizar a todos los artistas que querían participar en las Mañanitas a la Virgen. Al principio sólo se transmitían en México, pero poco a poco se fueron agregando cámaras de otros países”.
Al Sr. Carlos Salinas Saucedo le llegaban reportes de que en Estados Unidos cerraban las calles y ponían los televisores en los aparadores de los comercios. Era una gran fiesta para esperar Las Mañanitas entre los migrantes. Todo esto ayudó a alimentar la fe y el fervor de los fieles.
“Hay que decir que los primeros años la gente cantaba, además de las Mañanitas, todo tipo de canciones. El Pirulí, por ejemplo, cantó Felicidad. Entonces empezamos a buscar que los compositores abordaran temas más propios para la Basílica. María Victoria, por ejemplo, estrenó más de 25 canciones para la Virgen de Guadalupe”.
Cuenta que en un momento especial fue Julio Iglesias, Raphael y otros artistas extranjeros famosos, pero a la gente le interesaban más los artistas mexicanos, como el Bukkie, “quien en cierta ocasión llegó a mi oficina y me dijo que quería cantar para la Virgen. Después de su presentación vendió 750 mil discos de su canción”.
También iban algunos toreros, como por ejemplo David Lisiaga, quien incluso en una ocasión llegó en silla de ruedas tras haber sido cornado.
“Hay cientos de anécdotas en torno a las Mañanitas. Por ejemplo, en cierta ocasión tuve necesidad de salir del camión de transmisiones, pero no pude porque había tanta gente acostada en el piso que me fue imposible bajar. A partir de aquella experiencia, al otro año llevé a mi hija y le pedí que hiciera algunas entrevistas a le gente, pues me dolía que estuvieran a la intemperie, con hambre, cansados… Cuando regresó mi hija me dijo que la mayor parte de las personas, lejos de expresar molestias, declararon que era el día más feliz del año, porque no importaban las penurias con tal de estar al lado de la Virgen de Guadalupe en su cumpleaños, y cantarle las Mañanitas”.
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