juan vicente boo / CORRESPONSAL EN EL
VATICANO
Día 14/01/2013 -
02.43h
·
Explica que «ahora comparten la relación filial de Jesús
con su Padre»
efe / foto de archivo
El Papa bautiza 20 niños y niñas, hijos de empleados del
Vaticano.
Veinte niños y niñas afortunados recibieron el domingo el
bautismo de manos
de Benedicto XVI en la Capilla Sixtina, rodeados del cariño de
sus padres y de un despliegue de belleza pictórica sin igual en el mundo.
El
Papa actuó de «párroco» para los hijos de empleados del Vaticano, en un ambiente
muy familiar, animado, lógicamente, por un turno de animosos lloros de los
protagonistas.
En todo momento Benedicto XVI se dirigía a los «queridos
padres, padrinos y madrinas», para subrayar la responsabilidad común de educar
en la fe a los hijos y de «darles siempre buen ejemplo mediante el ejercicio de
las virtudes
cristianas».
La ceremonia, que el Papa celebra a comienzos de cada año
en la fiesta del Bautismo del Señor, tenía esta vez un sabor más intenso en la
celebración del «Año de la Fe».
Se notaba una mayor atención a ese «regalo gratuito, que ninguno
de nosotros podríamos merecer», tal como lo describió Benedicto
XVI en su homilía.
El Papa subrayó que el sacramento del Bautismo nos libera
de los pecados y «nos da la alegría de descubrirnos hijos de Dios, de sentirnos
acogidos en un abrazo de amor, del mismo modo que una madre sostiene y abraza a
su hijo pequeño».
Con palabras sencillas, Benedicto XVI explicó a los
padres que «al recibir el bautismo, vuestros hijos vuelven a nacer como hijos de
Dios, comparten la relación filial que Jesús tenía con su Padre» y se hacen
capaces de dirigirse a Dios llamándole con confianza «Abbá», «Padre», la
expresión familiar de «papá» en arameo, que los Evangelios escritos en griego
conservaron en el idioma original por su enorme fuerza afectiva.
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