lunes, 18 de marzo de 2013

La Acción Médica Europea y los Médicos Católicos de Suiza responden a los obispos alemanes y sus errores sobre píldoras.


22/02/2013 - Familia

Ni existen las píldoras del día después sin efecto abortivo, ni la industria está interesada en ellas; los obispos confunden y llaman al "cisma".
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P. J. G 
La doctora Rachel Gürber, presidenta de la Asociación Nacional Católica de Médicos de Suiza, y el doctor Bernhard Gappmaier, presidente de la Acción Europea de Médicos, escribieron ya el pasado día 16 una carta dirigida a los obispos alemanes y a diversas instancias vaticanas expresando su "gran preocupación" por las declaraciones tanto del cardenal Joachim Meisner como por las notas de la oficina de prensa del arzobispado de Colonia respecto a la "píldora del día después".

Los obispos alemanes parecen estar aceptando el uso de la "píldora del día después" en casos de violación, para que no llegue a concebirse un ser humano tras esa violación; los obispos hacen alusión a "nuevos fármacos" que serían sólo anticonceptivos, no abortivos.

El caso es que esas "píldoras del día después sin efecto abortivo" NO EXISTEN. Y de hecho, los fabricantes no están interesados en ellas ni las están buscando.

En la carta, los dos dirigentes médicos recuerdan los principios de funcionamiento de los fármacos llamados "del día después", incluyendo los más modernos, como el Acetato de ulipristal: todos ellos no sólo pretenden un efecto anticonceptivo, sino también un efecto abortivo, puesto que modifican el endometrio para impedir que anide el embrión humano (caso de engendrarse uno).

La carta incluye declaraciones de profesionales del sector de la anticoncepción de urgencia que insisten en que el futuro de estos fármacos pasa por "cubrir toda la ventana de la fertilidad, y eso incluye modificar el endometrio"; los fabricantes explícitamente buscan productos pre- o post-coitales que afecten al endometrio de la mujer (y así tengan un efecto abortivo sobre el embrión, al impedir su anidación).

La nota se remite a diversos análisis de la Academia Pontifica de la Vida y de cursos de bioética de la Universidad Pontificia Regina Apostolorum (del profesor Joseph Tham) para desmantelar cualquier argumentación basada en un posible "doble efecto" (argumentar, por ejemplo, que "no se toma la píldora buscando activamente dañar al embrión, sino solo buscando un efecto anticonceptivo", no es justificable, porque el mero riesgo de que pueda dañarse a un embrión ya hace moralmente reprobable la práctica).

Las asociaciones médicas lamentan el uso "a nuestro juicio apresurado" de datos científicos mal entendidos por parte de los obispos para relajar la enseñanza moral e incluso temen que pueda provocar "un cisma interno" a causa del activismo de la "iglesia progresista". 

Los firmantes piden que se revise la posición episcopal y que trabajen de forma unida a los médicos católicos para lograr una "aclaración exhaustiva de los hechos de este asunto".

LA ATENCIÓN A LA MUJER VIOLADA


Por su parte, el doctor Josep Maria Simón Castellví, presidente de la Federación Internacional de Médicos Católicos, ha querido recordar de forma ágil la enseñanza ética y cristiana respecto a este tema, con la siguiente argumentación que recogemos debajo:

En Moral Médica debemos tener siempre presente 4 puntos:

1.- Hacer el bien.

2.- Evitar el mal.

3.- Nunca hacer un mal para perseguir un bien.

4.- Minimizar los efectos secundarios de nuestras decisiones (y muchas veces también las de los demás).

En los casos de violación, estos puntos se podrían concretar en:

1.- Ayuda espiritual, psicológica y médica (lavado vaginal, antibióticos de amplio espectro, estudio del violador, análisis de sangre para conocer el estado de fertilidad de la mujer, etc.)

2.- Nunca administrar un fármaco abortivo o provocar un aborto.

3.- No se puede administrar un fármaco con probabilidades altas de ser antiimplantatorio (píldora del día siguiente, ulipristal, etc.) para evitar un embarazo forzado.

4.- No se puede utilizar un antiimplantatorio pues el efecto secundario de destruir un embrión humano es demasiado grande.

Además, no se puede utilizar un anovulatorio para combatir una afección como el acné deseando que actúe también como inhibidor de la ovulación (abuso del principio del doble efecto).

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