El
cardenal Scola recuerda el Cónclave como ''una prueba espiritual
extraordinaria''
Por
Redacción
ROMA, 26 de marzo
de 2013 (Zenit.org) –
“Pascua nos
introduce en esta experiencia de misericordia, de paternidad que le gana
a nuestro pecado, no porque lo elimina automáticamente, sino porque pone en
juego nuestra libertad, abre las puertas de casa”, explicó el cardenal Angelo
Scola --en una entrevista enviada a ZENIT por el padre Davide Milani,
responsable de Comunicación de la Archidiócesis de Milán--.
El cardenal
Angelo Scola, arzobispo de dicha diócesis, fue uno de los papables del último
Cónclave.
“Por ello
necesitamos relaciones estables, orgánicas, que nos den seguridad, que nos den
esperanza: esta es la gran palabra de Pascua”, añade el cardenal Scola.
El purpurado
milanés afronta también la cuestión del dolor y del pecado, invitando a mirar a
Cristo en la cruz: “Porque el Crucificado no ha hecho tantas teorías sobre el
sufrimiento, sino que la tomó sobre sí y la llevó hasta el final abriéndonos el
camino”.
“Antes de las
grandes pruebas, cuando nuestras palabras se apagan, cuando uno justamente
tiene que estar callado porque si no hablaría solamente idioteces”, no nos
queda que “contemplar al Hombre de la Cruz que desde el Viernes Santos nos
acompaña a lo largo de toda la historia.
Si bien el
ambiente que nos rodea al mirar al Crucifijo es una compañía amorosa, personas
que quieren solamente tu bien y nada más”, aclaró el arzobispo.
El cardenal Scola
se detiene después sobre la situación de atraviesa Italia: “Hay muchas cosas
que corregir, especialmente la relación entre economía, finanza y política.
La presente
generación es la primera que tendrá menos que la anterior --indicó el cardenal-
y esto es por sí mismo una tragedia, aunque haya muchos signos de vitalidad a
todos los niveles.
Yo los veo al
recorrer la diócesis.
Es necesario
mirar hacia esos signos vitales y tratar de aprender”.
Sobre el
Cónclave, el arzobispo lo recordó como “una prueba espiritual extraordinaria,
que implica un gran sacrificio interior.
Es como si en
esos días, en los coloquios que tuvimos en las Congregaciones, y después en el
Cónclave, cada uno se pusiera desnudo delante de Dios.
Lo que vino a
flote es el motivo por el cual estábamos allí, y estábamos allí para que a
pesar de todos nuestros límites, Jesús pudiera ser puesto como fundamento de la
esperanza para nuestra humanidad.
Entonces todo el
resto importa poco”.
El cardenal Scola
expresó también sentimientos de alegría por la elección del papa Francisco:
“Queremos decirle al santo padre que le agradecemos estos primeros pasos,
estamos disponibles y querríamos ser eco de esta gran esperanza que ha
despertado en todo el mundo y que está bajo nuestros ojos desde cuando apareció
por la primera vez”.
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