viernes, 29 de marzo de 2013

Semana Santa tiempo de contemplar al Crucificado


El cardenal Scola recuerda el Cónclave como ''una prueba espiritual extraordinaria''
Por Redacción

ROMA, 26 de marzo de 2013 (Zenit.org) –

“Pascua nos introduce en esta experiencia de misericordia, de paternidad que le gana a nuestro pecado, no porque lo elimina automáticamente, sino porque pone en juego nuestra libertad, abre las puertas de casa”, explicó el cardenal Angelo Scola --en una entrevista enviada a ZENIT por el padre Davide Milani, responsable de Comunicación de la Archidiócesis de Milán--.

El cardenal Angelo Scola, arzobispo de dicha diócesis, fue uno de los papables del último Cónclave.

“Por ello necesitamos relaciones estables, orgánicas, que nos den seguridad, que nos den esperanza: esta es la gran palabra de Pascua”, añade el cardenal Scola.

El purpurado milanés afronta también la cuestión del dolor y del pecado, invitando a mirar a Cristo en la cruz: “Porque el Crucificado no ha hecho tantas teorías sobre el sufrimiento, sino que la tomó sobre sí y la llevó hasta el final abriéndonos el camino”.

“Antes de las grandes pruebas, cuando nuestras palabras se apagan, cuando uno justamente tiene que estar callado porque si no hablaría solamente idioteces”, no nos queda que “contemplar al Hombre de la Cruz que desde el Viernes Santos nos acompaña a lo largo de toda la historia.

Si bien el ambiente que nos rodea al mirar al Crucifijo es una compañía amorosa, personas que quieren solamente tu bien y nada más”, aclaró el arzobispo.

El cardenal Scola se detiene después sobre la situación de atraviesa Italia: “Hay muchas cosas que corregir, especialmente la relación entre economía, finanza y política.

La presente generación es la primera que tendrá menos que la anterior --indicó el cardenal- y esto es por sí mismo una tragedia, aunque haya muchos signos de vitalidad a todos los niveles.
Yo los veo al recorrer la diócesis.

Es necesario mirar hacia esos signos vitales y tratar de aprender”.

Sobre el Cónclave, el arzobispo lo recordó como “una prueba espiritual extraordinaria, que implica un gran sacrificio interior.

Es como si en esos días, en los coloquios que tuvimos en las Congregaciones, y después en el Cónclave, cada uno se pusiera desnudo delante de Dios.

Lo que vino a flote es el motivo por el cual estábamos allí, y estábamos allí para que a pesar de todos nuestros límites, Jesús pudiera ser puesto como fundamento de la esperanza para nuestra humanidad.

Entonces todo el resto importa poco”.

El cardenal Scola expresó también sentimientos de alegría por la elección del papa Francisco:

 “Queremos decirle al santo padre que le agradecemos estos primeros pasos, estamos disponibles y querríamos ser eco de esta gran esperanza que ha despertado en todo el mundo y que está bajo nuestros ojos desde cuando apareció por la primera vez”.

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