04 de marzo de
2013•09:03 AM
El cardenal más antiguo del mundo,
Paulo Evaristo Arns, arzobispo emérito de Sao Paulo y una de las figuras más
relevantes de la Iglesia católica brasileña, cumple mañana 40 años de haber
sido nombrado príncipe de la Iglesia por el papa Pablo VI.
Arns, franciscano de la Orden de
Frailes Menores (OFM), vive a sus 91 años retirado en una casa de monjas en
Taboao da Serra (Sao Paulo), dedicado a la oración como lo hace desde el pasado
viernes el papa emérito Benedicto XVI en Castel Gandolfo.
"Don Paulo se dedica a la
oración y se mantiene muy pendiente de los problemas de Iglesia y de la ciudad,
pero alejado de la prensa", dijo a Efe el sacerdote Antonio Aparecido
Pereira, vicario episcopal para las comunicaciones de la Archidiócesis de Sao
Paulo, que el cardenal dirigió por casi 30 años, de 1970 a 1998.
Arns fue creado cardenal en el
consistorio del 5 de marzo de 1973, el cuarto de Pablo VI, en el que también
fue nombrado Albino Luciani, patriarca de Venecia, que en 1978 sería elegido
papa Juan Pablo I y cuyo pontificado sólo duró 33 días.
De los 143 cardenales nombrados por
Pablo VI sólo sobreviven, además de Arns, el estadounidense William Wakefield
Braun, de 86 años, arzobispo emérito de Washington, nombrado en el quinto
consistorio (24 de mayo de 1976), y Joseph Ratzinger, de 85, papa emérito, que
recibió el capelo en el último consistorio del papa Montini (27 de junio de
1977).
En estos días en que el mundo está
pendiente del cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI, el cardenal
Arns, alejado de la vida pública, sigue "con mucho cariño y oración"
las noticias del Vaticano, según Pereira.
Arns participó en los dos cónclaves
de 1978 en los que fueron elegidos los papas Juan Pablo I y Juan Pablo II, pero
al haber superado los 80 años, no pudo participar en el de 2005, que escogió a
Benedicto XVI.
Paulo Evaristo Arns es el décimo de
los veinte cardenales brasileños y quizás la figura más relevante de la Iglesia
del país en el siglo XX por su intelecto, su compromiso con los más pobres y en
especial por su defensa de los derechos humanos durante la dictadura militar
(1964-1985).
En esos años combatió enérgicamente
la práctica de la tortura por parte del régimen, defendió a estudiantes,
periodistas y sindicalistas perseguidos y participó en la campaña que pedía
elecciones directas inmediatas.
Como reconocimiento a su obra
humanitaria ha recibido numerosos premios en Brasil y en el exterior, como la
Medalla Nansen del Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados (Acnur), el
Premio Niwano de la Paz (Japón), o el Premio Internacional Letelier-Moffitt de
Derechos Humanos (EE.UU).
"Don Paulo es un verdadero
pastor, un luchador por la democracia, un hombre de una gran espiritualidad que
se enorgullece de nunca haber dejado de celebrar misa diariamente en casi 67
años de sacerdocio", afirma Pereira.
Nacido el 14 de septiembre de 1921
en una familia de inmigrantes alemanes establecida en Forquilhinha, en el sureño
estado de Santa Catarina, Arns fue ordenado sacerdote en noviembre de 1945,
tras lo cual viajó a Francia para completar su formación académica.
Se licenció en estudios brasileños,
latinos, griegos e historia antigua en la Universidad de la Sorbona (1950), en
pedagogía en el Instituto de Pedagogía de París (1952) y al mismo tiempo en
literatura antigua en el Instituto de Altos Estudios de la capital francesa.
Completó su formación con un
doctorado en letras de la Sorbona en la que obtuvo la distinción "tres
honorable" por sus tesis "La technique du livre d'après Saint
Jérome" ("La técnica del libro de San Jerónimo").
También ha recibido 24 doctorados
honoris causa en teología, derecho y ciencias humanas de instituciones como la
Universidad de Notre Dame (EE.UU.), la de Münster (Alemania) o la Universidad
Católica de Nimega (Holanda).
En 1985 creó la Pastoral de la
Infancia con el apoyo de su hermana Zilda, quien murió en el terremoto de 2010
en Haití, donde se encontraba ayudar a los niños de ese país.
"En don Paulo se suman la
preparación teológica, el intelecto y una profunda sensibilidad hacia los
problemas del pueblo", concluye Pereira.
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