18/01/2013 -
Política
La fiesta es
considerada la tercera concentración mariana más grande del mundo.
La
celebración de monseñor Antonio López Catillo fue intervenida por no pedir por
la salud del presidente de la nación, recientemente
intervenido de cáncer
La Divina Pastora
recorriendo las calles de Barquisimeto
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En el occidente de Venezuela se llevó a
cabo por 157 años consecutivos la más multitudinaria demostración de fe que
ocurre cada año en este país.
En medio del principal oficio religioso, monseñor
Antonio López Castillo, arzobispo de Barquisimeto, quien presidió la eucaristía
fue interrumpido por las autoridades militares por no pedir por la salud del
presidente Chávez, según informa Valores Religiosos.
Con la asistencia de tres millones de
fieles, se llevó a cabo el pasado lunes 14 de enero, en Barquisimeto, ciudad
ubicada 270 kilómetros al oeste de la capital venezolana, la ya secular
procesión en homenaje a la Divina Pastora.
Dicha fiesta religiosa se considera la
tercera concentración mariana más grande del mundo, sólo superada por las de la
Virgen de Guadalupe, en México, y la Virgen de Fátima, en Portugal, primera y
segunda respectivamente.
Antes de iniciarse la procesión, monseñor
Antonio López Castillo, arzobispo de Barquisimeto, presidió la eucaristía en
compañía del arzobispo de Calabozo, monseñor Manuel Díaz, así como de monseñor
Trino Valera, de la arquidiócesis de Guanare.
Monseñor López en su homilía hizo un
llamado contra la violencia y dijo a los feligreses: "Ante la imagen
venerable de la Divina Pastora les manifiesto que me preocupa tanta violencia,
tanto crimen. Matar no es querido por Dios.
El homicidio es pecado, el suicidio es
pecado, hermanas y hermanos, la vida es sagrada, respetemos las vida; la
violencia nos destruye, procuremos vivir en fraternidad".
Durante el oficio religioso se vivieron
momentos de elevada tensión cuando momentos antes del ofertorio el general
Freddy Hernández Parababí, jefe de la 14 Brigada de Infantería, y del jefe del
Comando Regional 4 de la Guardia Nacional, general Octavio Chacón, subieron
a la tarima donde se efectuaba la misa, para "hablarle las orejas a los
curas" (según palabras del propio Parababí), por no haber saludado a las
autoridades nacionales, ni haber pedido por la recuperación del presidente
Chávez.
Superado el irrespeto al protocolo
eclesial, los oficios religiosos se desarrollaron con normalidad para luego
hacer el mencionado recorrido.
El recorrido de la venerada imagen, bajo
una férrea escolta militar, la cual fue severamente criticada por los
asistentes ya que impidieron en todo momento que los devotos se acercaran a
menos de dos metros de la imagen, tomó siete horas bajo un sol implacable que
mantuvo la temperatura por encima de los 30 grados centígrados.
Un culto que se remonta a san Isidoro de
Sevilla
La devoción a la Divina Pastora procede de
Sevilla, España, donde el capuchino Isidoro de Sevilla, la recibió como
revelación en sus sueños.
Asegura que dicha imagen él la describió de
manera detallada a Alonso Miguel de Tovar, quien realizó un cuadro con la
imagen de la Virgen con sombrero pastoril, cubierta por un manto azul,
sosteniendo en su mano izquierda al Niño y apoyando la derecha sobre un
cordero, y fue bautizada como "Divina Pastora de las Almas".
Pasado un tiempo, el escultor Francisco
Ruiz Gijón, la esculpió en tamaño natural, y se sabe que en 1705, fue llevada
en su primera procesión en España.
En Venezuela, el comienzo de la veneración
a la Divina Pastora se puede rastrear en el siglo XVIII, año 1736 para ser
preciso, cuando el párroco de Santa Rosa, en aquel entonces una población
independiente de Barquisimeto, fundada en 1673 por una familia de indios
cayones, encargó al propio Francisco Ruiz Gijón que le hiciera una estatua de
la Inmaculada Concepción.
Señal celeste
Las crónicas narran que pasado cierto
tiempo llegó a dicha población una imagen de la Divina Pastora.
Al apenas descubrir el error, el clérigo
comenzó las labores para su devolución y luego de embalar de nuevo la figura
aseguran que la misma se hizo tan pesada que no hubo maneras de levantar el
cajón donde habían colocado la imagen.
De ese modo nació una devoción entre los
parroquianos quienes interpretaron esto como una señal celeste para que la
Divina Pastora se quedare entre ellos.
Años más tarde, en 1812, un feroz terremoto
asoló a Venezuela y el templo donde se reverenciaba a la representación mariana
fue destruido, pero quedando intacta su imagen; ello reforzó entre la feligresía de Santa Rosa que la
Virgen quería quedarse siempre entre ellos para protegerlos.
A mediados del siglo XIX se terminó de
consolidar la devoción hacia ella y comenzó a configurarse el masivo fenómeno
de fe que este pasado 14 de enero se manifestó nuevamente por las calles de
esta población, hoy en día ya integrada urbanamente a la ciudad de
Barquisimeto.
Protectora del pueblo
En 1855 se desató en Venezuela una epidemia
de cólera que diezmó el país.
Se asegura que en la zona de Barquisimeto
la peste se cebó de manera cruenta. Fue así como un grupo de vecinos,
desesperados ante la ferocidad de la enfermedad decidieron sacar en procesión
por las calles de Barquisimeto la imagen de la Divina Pastora solicitando su
misericordia.
Se asegura que el sacerdote Macario Yépez,
quien era párroco de la Iglesia la Concepción, y aquejado por el cólera imploró
a la Virgen ser la víctima final en la zona.
Asegura la tradición oral que en efecto el
deseo del hombre de Iglesia se cumplió, ya que ese día falleció y a partir de
ese mismo día, cesó la epidemia.
En conmemoración de esos hechos cada año un
mar de creyentes, que crece cada vez más, acude de todas partes de Venezuela y
del extranjero, desborda las calles de Santa Rosa.
Este año se estima que la cantidad de
asistentes rondó la cifra de tres millones de personas; las cuales recorrieron
en procesión los siete kilómetros y medio, que separan el templo de Santa Rosa
de la catedral de Barquisimeto.
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