El País (España)
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“Dada la situación y los
probables proyectos legislativos del Gobierno sobre la familia, considero
oportuno dar una señal nacional con motivo del 15 de agosto”, avanzó el
presidente de la Conferencia Episcopal de Francia, el cardenal André Vingt-Trois, en una misiva remitida a finales de julio.
En ella,
propone un rezo nacional único en todas las parroquias para que “algunos de
nuestros fieles se sensibilicen, incluso entre nuestros parlamentarios”.
El texto de la oración,
dividido en cuatro puntos, llama así a rezar por “aquellos y aquellas que han
sido recientemente elegidos para legislar y gobernar, para que su sentido común
de la sociedad prime sobre las peticiones particulares y para que tengan la
fuerza de seguir las indicaciones de su consciencia”.
El último punto pide que
“los jóvenes y los niños dejen de ser objeto de los deseos y conflictos de los
adultos y puedan beneficiarse del amor de un padre y de un madre”.
La oración es un claro ataque
a la promesa electoral del presidente socialista François Hollande de autorizar
los matrimonios homosexuales y su derecho a adoptar.
El primer ministro,
Jean-Marc Ayrault, se ha fijado como el primer semestre de 2013 como fecha para
aprobar las medidas.
Otra iniciativa que preocupa a la Iglesia es el debate sobre la eutanasia abierto por
Hollande, aunque el Gobierno todavía
no ha anunciado su intención.
El cardenal Vingt-Trois ya
había recordado la postura de la Iglesia sobre el tema del matrimonio gay tras
reunirse con Hollande en julio, cuando insistió en que “el matrimonio no es una
forma de reconocer la autenticidad de las relaciones entre dos personas que se
quieren” sino “una institución social” para garantizar “una buena educación de
los niños”. Sin embargo, una homilía a nivel nacional es un paso más en el
enfrentamiento.
La Iglesia justifica la
iniciativa por el calado de la agenda social del Gobierno, y también por la
situación económica —el primer punto de la oración está dedicado a quienes
sufren por la crisis—. Pero sobre todo, la Conferencia Episcopal pretende
retomar la iniciativa frente a grupos católicos integristas y cercanos a la
extrema derecha, que en los últimos meses han multiplicado las manifestaciones
públicas en contra del matrimonio homosexual.
La iniciativa ha sido
criticada por el Partido de Izquierdas, para quien la Iglesia “no tiene ninguna
legitimidad democrática para inmiscuirse en el debate político”.
“La Iglesia
está en su papel cuando defiende unos valores y en particular los de la
familia”, valoró por su parte la exministra de Familia conservadora, Nadine Morano,
del ala más derechista de la Unión por un Movimiento Popular, aunque se
desmarcó de la postura de la Conferencia Episcopal al recordar que “el 85% de
las violencias contra los hijos ocurre en familias tradicionales”.
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