Pronunciamiento ante cambios en la vida democrática en México
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, domingo 13 mayo 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el artículo de nuestro
colaborador habitual el obispo de San Cristóbal de las Casas, México, monseñor
Felipe Arizmendi Esquivel que se centra esta vez en el próximo proceso
electoral en México.
*****
+ Felipe Arizmendi Esquivel
HECHOS
En nuestro país, estamos en pleno proceso electoral. En Chiapas, además de
elegir Presidente de la República, Diputados Federales y Senadores, elegiremos
también Gobernador, Diputados Locales y Presidentes Municipales. Ante este
hecho, los obispos del Estado emitimos una exhortación, pues no debemos
hacernos a un lado, como si esta situación nada tuviera que ver con la fe y
nuestra misión pastoral. Sin hacer campaña a favor de una opción partidista,
ofrecemos unos criterios, a la luz de la Palabra de Dios, que podrían servir
para que los ciudadanos decidan lo más conveniente. Comparto algunos:
CRITERIOS
Hemos de analizar qué candidatos garantizan soluciones verdaderas ante la
pobreza, la desigualdad, la violencia, la inseguridad, la falta de trabajo y de
escuela, la fragmentación social, sin dejarse impresionar por promesas que son
sólo publicidad electoral. Mucho ayudaría señalar honestamente los logros
reales que han obtenido en su gestión pública, sus objetivos y sus propuestas,
así como sus carencias y limitaciones. La popularidad no es garantía de buen
servicio. Y no basta la buena voluntad.
Los ciudadanos son los principales actores, tanto en el proceso como en la
jornada electoral. Es tiempo de conocer a los candidatos, para asegurarnos que
sean confiables, transparentes, firmes en no dejarse corromper, que conozcan
las necesidades de la gente y sean sensibles a los más necesitados. No son las
mismas las capacidades que se requieren para gobernar que para legislar.
Para conocerlos, hemos de escuchar con atención sus propuestas, y
reflexionar cuáles son acordes con la dignidad de la persona humana y con
nuestra concepción cristiana del derecho a la vida, de la familia, de la
libertad religiosa, de la educación, del progreso integral, de los valores
morales.
PROPUESTAS
La democracia no se reduce a la jornada electoral. Hemos de seguir
construyendo la vida democrática en nuestro modo diario de vivir, procurando
tener aquellas actitudes que son fundamentales como la justicia, la verdad, la
solidaridad, el diálogo, la fraternidad. La democracia se construye día con día
en la convivencia pacífica y justa desde el hogar, la escuela, la vida
comunitaria de barrio, colonia, pueblo o ciudad. Nuestra Iglesia no es de
estructura democrática, pero educa para la corresponsabilidad, para tomar
acuerdos en forma consensuada, para participar y no ser excluyentes, para
resolver conflictos en forma pacífica.
Un buen número de candidatos se declaran católicos; que su fe les mueva a
mirar a los otros contendientes como personas dignas de respeto, empeñados
también en construir el bien común, aunque con una propuesta un poco o un mucho
diferente. Han de ser capaces de escuchar y dialogar con quienes piensan
distinto, y no sólo descalificarse; si alguien hace una propuesta válida, es de
inteligentes sumarse a ella, y no corroerse por la envidia y el egoísmo.
Han de prometer sólo aquello que humanamente están seguros de poder
cumplir, y no comprometerse económicamente con empresas o con particulares,
pues su servicio de autoridad estaría muy condicionado; muchos recursos
públicos se verían injustamente empleados en pagar deudas, o tendrían que hacer
concesiones desventajosas para la sociedad. Han de rechazar leal y tajantemente
cualquier oferta o condicionamiento que venga del narcotráfico y de redes
ilícitas.
Tengamos ya apartado el domingo 1 de Julio para ir a votar. Es una
oportunidad y obligación de contribuir al bien de todos, apoyando al candidato
que nos dé más garantía de lograr el México justo y solidario que necesitamos.
Si no votamos, la decisión queda en manos de unos pocos y quien resulta electo
no se siente con el respaldo suficiente para realizar su servicio. Hemos de
emitir nuestro voto con entera libertad, en secreto y con informada
responsabilidad, para luego cuidar que quien resulte electo cumpla sus promesas
de campaña. Nadie consienta que le compren su voto con dinero o regalos, ni que
lo presionen con amenazas a hacerlo en una determinada línea. Esto acaba con la
democracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario