Vaticano:
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Mons. Jean Laffitte
ROMA, 30 Jul. 12 / 10:08 am (ACI/EWTN Noticias).- El Secretario del Pontificio Consejo para la Familia, Mons. Jean Laffitte, recordó que las personas divorciadas vueltas a casar deben participar de la Santa Misa y participar en la Comunión solamente de manera espiritual.
En entrevista concedida a ACI Prensa el 25 de julio en Roma, Mons. Laffitte señaló,
que las personas divorciadas que contrajeron segundas nupcias, aunque no puedan
recibir la comunión eucarística "siguen estando plenamente dentro de la Iglesia" y "siempre pueden tener una comunión
espiritual fructífera".
Al recordar la Exhortación
Apostólica del Beato Juan Pablo II, Familiaris Consortio, el Prelado explicó que existe una
distinción entre la comunión espiritual y la comunión eucarística, que afirma
que sin la primera, no puede existir la segunda.
En este sentido, Mons.
Laffitte indicó que la comunión espiritual es la forma en la que la persona se
une personalmente a Cristo en el momento de la redención del Santo Sacrificio,
para así, después, recibir la comunión eucarística.
En esta perspectiva, "las
personas que por una u otra razón no pueden recibir la Santa Comunión, o
comulgar, siempre pueden tener una comunión espiritual fructífera",
remarcó.
"Esto no es una
disciplina inventada por la Iglesia", recordó, y por lo tanto, en el matrimonio, "los cónyuges hacen un pacto con Dios, y
Dios hace un pacto con ellos", que crea un sacramento indisoluble. Una
segunda unión "lo convertiría en algo contradictorio y contrario a lo
sacramental".
Finalmente, Mons. Laffite
explicó, que para la comunión hace falta preparar el corazón para recibir al
Señor, y de este modo, cuando los divorciados vueltos a casar se abtienen de
recibirla, "dan mucho más honor al Señor con su sacrificio y ofreciéndose
ellos mismos, a través del dolor que tienen en sus corazones, en el sacramento
de la Eucaristía".
"Ellos sufren por esto,
pero, hay más honor dado por el cuerpo de Cristo en esta situación, que en
cuando los bautizados van de manera superficial y a veces, de manera poco
digna, a tomar la Comunión, sea cual sea el estado de sus almas",
concluyó.
Los divorciados vueltos a
casar y el sacramento de la Comunión
La Congregación de la Doctrina
para la Fe expresó en su carta a todos los obispos del mundo de octubre de
1994, que una persona divorciada vuelta a casar no puede participar de la
Comunión, porque el matrimonio "es la imagen de la relación entre Cristo y
su Iglesia".
En ese aspecto, la Iglesia
explica que los divorciados vueltos a casar sin un decreto de nulidad para el
primer matrimonio, se encuentran en una relación de adulterio que no les
permite arrepentirse honestamente, para recibir la absolución de sus pecados y
por consiguiente, la Santa Comunión.
Dentro de este marco, para
acercarse a los Sacramentos de la Penitencia y a la Eucaristía, deben resolver
la irregularidad matrimonial por el Tribunal de los Procesos Matrimoniales u
otros procedimientos que se aplican a los matrimonios de los no bautizados, de
ser el caso.
Al respecto el Beato Juan
Pablo II señala que "la Iglesia desea que estas parejas participen de la vida de la Iglesia hasta donde les sea posible (y esta
participación en la Misa, adoración Eucarística, devociones y otros serán de
gran ayuda espiritual para ellos) mientras trabajan para lograr la completa
participación sacramental".
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