jueves, 13 de septiembre de 2012

Gracias a la fe cumple su sueño de ser atleta en las Paralimpiadas Alfa y Omega


El domingo se clausuran, en Londres, los Juegos Paralímpicos, la cita deportiva más importante para atletas discapacitados.

Entre los participantes, hay extraordinarias historias de superación personal, que a menudo nacen de una fuerte experiencia de fe.


Es el caso de la británica Stefanie Reid, que sufrió un terrible accidente cuando tenía 16 años.

Noticia digital (07-IX-2012)

Stefanie Reid se ha preparado durante mucho tiempo entrenándose para los Juegos Paralímpicos.

Desde los 5 años deseaba convertirse en atleta olímpica.

Según relató en marzo, en una conferencia recogida por la agencia Independent Catholic News, «las cosas iban por buen camino, pero cuando tenía 16 años, todo cambió para siempre».

Reid fue a pasar el fin de semana a casa de un amigo.

Se montaron en un flotador gigante que estaba atado a una lancha motora. Ella cayó al agua, y el barco le pasó por encima, hiriéndole gravemente con sus hélices.

«Yo tenía miedo.

Pude ver en la cara de los demás que había sido algo malo.

Estábamos a horas de distancia del hospital más cercano y había demasiada sangre.
Me recuerdo tumbada en la ambulancia, rezando.

Estaba aterrorizada de morir, porque sabía en mi corazón que mi vida no había sido agradable a Dios.

No Lo conocía, nunca Le había preguntado cuál era Su plan para mí vida.
Sólo me había centrado en mí misma.

Recé por una segunda oportunidad.

Dios respondió a esa oración.

Él salvó mi vida y yo estaba muy agradecida», cuenta Stefanie.
El problema llegó cuando se dio cuenta de que le faltaba una pierna.
El cirujano tuvo que apuntársela para salvarle la vida.

Esta circunstancia le hizo revelarse contra Dios.

«Mi gratitud se disolvió rápidamente.

Estaba totalmente devastada», explica.

Su desesperación llegó hasta tal punto que no quería seguir viviendo, no quería vivir sin poder cumplir su sueño de ser atleta olímpica.

Tampoco quería tener que mirar siempre diferente a los demás.
«¿Cómo voy a seguir disfrutando de la vida?»

La joven, que ahora tiene 28 años, concedió a Dios el beneficio de la duda.
«Apesar de mi dolor y devastación, le dije que confiaba en Él».

Un sinfín de preguntas le rondaban la cabeza: «¿Por qué Dios me había bendecido con pasión y habilidad para el deporte?; ¿cómo voy a ser yo misma todavía?; ¿cómo voy a seguir disfrutando de la vida?»

Sin embargo, «Dios me reveló que había puesto el amor a la competición en mi por una razón.

No necesitaba cambiar eso, sólo necesitaba aplicarlo de una manera diferente.

Así que puse mi energía e impulso en el trabajo de la escuela y de esta forma conseguí una beca académica para poder estudiar bioquímica en la universidad», cuenta Stefaine en su discurso pronunciado el pasado marzo.

Mientras estudiaba, un día decidió probar lo rápida que podía seguir siendo.
De este modo, empezó a entrenar varias veces por semana.

Llegó a un gran nivel, por lo que tuvo que volver a tomar una nueva decisión, o seguir sus estudios o intentar competir a nivel internacional, su sueño desde pequeña.

«Decidí tomar el camino menos transitado.

Hace 12 años estaba acostada en la cama del hospital sin un pie, por lo que ser corredor profesional era lo último que esperaba de mi vida.

Pero servimos a un Dios poderoso», asegura la joven británica.

«Dios te ha creado con sueños por una razón»
La fe en Dios le había ayudado a cumplir su sueño.

Stefanie Reid es atleta paralímpica y ha podido participar en los Juegos de su país.
Para ella, ha sido posible, porque confió en Dios.

Por eso anima a otros a hacerlo.

Así se expresaba en la conferencia de marzo ante los jóvenes: «Sé que cada uno de vosotros tiene sueños y pasiones.

No los ignoréis, son buenos.

Dios te creó con ellos por una razón.

La parte difícil es saber qué hacer con ellos.
No existe ninguna fórmula.

No te puedo dar un enfoque de cinco pasos.

El camino de cada persona será diferente, y cada uno tendrá que trabajar por si mismo en la oración y con el consejo sabio de sus padres y superiores.

El mejor consejo que te puedo dar es estar abierto al plan de Dios.
Él piensa en una escala más grande que nosotros, y puede ver el cuadro completo, de principio a fin».

Y concluye Stefanie: «Dios no está limitado por cosas como discapacidades físicas, o estigmas sociales o todas las otras cosas que podamos ver como limitaciones.

Es mi deseo para ti que cuando te fijes en tu vida, veas un sinfín de posibilidades y que vas a tener el coraje y la determinación para llevarlas a cabo».



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