Milenio
Estados • 31 Agosto 2012 - 4:47am — Eugenia
Jiménez
La crisis
económica, la cura de enfermedades y la búsqueda de lo divino han sido motivos
importantes para que la gente quiera refugiarse en algunas creencias, las cuales
ofrecen soluciones mágicas a todos los problemas.
Foto: Claudia Guadarrama
México • La Nueva Jerusalén es una de las
285 sectas que operan en México. Estos grupos religiosos han registrado un
incremento en el país, por lo que se coloca en primer lugar en Latinoamérica.
Líderes de estos
grupos manipulan a sus seguidores y los han llevado a violar las leyes
mexicanas, otros los engañan y cometen fraudes.
La crisis
económica, la cura de enfermedades y la búsqueda de lo divino han sido factores
importantes para que las personas quieran refugiarse en estas sectas, que les
ofrecen soluciones mágicas a
sus problemas.
sus problemas.
El aumento de
estos grupos y su operación no pueden ser controlados por las autoridades, ya
que no se registran ante la Secretaría de Gobernación para convertirse en asociaciones
religiosas y porque el gobierno no tiene la capacidad para “rastrearlas”.
Además, en
México existe libertad de culto, por lo que pueden funcionar sin ser
sancionados, consideraron especialistas en religión.
Actualmente
existen aproximadamente 2 mil grupos religiosos en Latinoamérica y se calcula
que en los últimos 20 años entre 30 y 35 millones de personas se han
“convertido” a distintas sectas en esta región; de éstos, 70 por ciento son
mexicanos.
Se considera que
400 católicos abandonan su fe cada hora, destaca un estudio del Consejo
Episcopal Latinoamericano (Celam), donde además se menciona que México es una
nación clave utilizada por las sectas para crecer hacia América Latina.
Mientras la
Iglesia católica considera como sectas a todos los grupos que no pertenecen a
las iglesias históricas como los presbiterianos, los investigadores como Elio
Masferrer, compilador del libro Sectas o Iglesias, y para
Adoniram Gaxiola, director del Centro para el Estudio de la Religión en
Latinoamérica, la definición de secta debe ser clara para evitar confusiones
con el surgimiento de nuevos movimientos religiosos.
“Secta es un
grupo de personas que se considera salvada o elegida por Dios, que tienen a un
líder al que siguen sin cuestionar”, señalan.
En México los
casos de sectas más conocidos es el de los narcosatánicos en 1989, la
Iglesia cristiana restaurada “Los Perfectos”, que traficaban con niños de
albergues, y el de la Santa Muerte.
También existen
otros grupos religiosos que impiden a los niños de otras creencias ir a la
escuela.
Chiapas es un
estado en el que se han registrado estos casos desde hace 20 años y que han
llegado a la expulsión de evangélicos de sus comunidades.
La crisis se
vivió principalmente en San Juan Chamula, donde los caciques mantienen el
control político y religioso.
Ante esta
situación, comentó Arturo Farela Gutiérrez, presidente de la Confraternidad
Nacional de las Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice), se construyó
una escuela avalada por la Secretaría de Educación Pública estatal en las
comunidades Avensa I y II, para que los niños asistieran a la escuela.
Situación
similar se vive desde hace unos días en Nueva Jerusalén, comunidad religiosa
fundada en Turicato, Michoacán, por un sacerdote católico tradicionalista
disidente que se hizo llamar papá Nabor, que en días pasados sus seguidores
derribaron el colegio de la comunidad e impidieron que 270 niños asistan a una
escuela laica.
Para Elio
Masferrer, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, sectas
destructivas como Verdad Suprema, de Japón, que lanzó gas sarín en el metro
matando a 13 personas, no hay en México.
En México,
agregó, “las autoridades no pueden controlar a estos grupos no solo porque no
se registran, sino porque el Estado mexicano no tiene capacidad para rastrear
los, además de que no les gusta hacerlo, porque es muy complicado contar con
gente especializada en discernir qué es un delito y qué es tarea religiosa”.
Para Adoniram
Gaxiola no se descarta que algunas sectas tengan expresiones destructivas y
causar daños a terceros, como en Nueva Jerusalén, que “contribuye a que los
niños no se formen”.
Otros casos son
los que ocurren en Oaxaca y Chiapas, donde comunidades cristianas y algunas
católicas tradicionalistas expulsan, golpean y matan cuando no perte-
necen a su grupo religioso.
necen a su grupo religioso.
Líderes en la
cárcel
En México han
ocurrido casos de sectas en las que los líderes abusan de sus seguidores para
obtener recursos económicos.
Un ejemplo de
ello ocurrió en Tapachula, Chiapas, en noviembre de 2011, cuando las
autoridades estatales detuvieron al líder de la secta religiosa Misiones de
Shaddai, Darinel López Toledo, acusado de explotar a gente de escasos recursos,
incluidos menores de edad, bajo la promesa de trabajo, vivienda y alimentación.
Sus seguidores
realizaban jornadas agotadoras de trabajo y solo les pagaba 25 pesos al día.
Otro caso
ocurrió en enero de 2009 en el Distrito Federal, cuando se dio a conocer el
caso de la desaparición de menores de los albergues Casitas del Sur, operados
por la Iglesia Cristiana Restaurada, por el cual sus dirigentes están acusados
de secuestro y tráfico de infantes.
Hasta la fecha
hay niños desaparecidos y todos los responsables aún no han sido detenidos.
Asimismo, el 4
de enero de 2011 la Procuraduría de Justicia del DF aprehendió al obispo de la
denominada Iglesia de la Santa Muerte, David Romo, acusado de pertenecer a una
banda de secuestradores, y en 2005 se le había cancelado su registro.
¿Cómo
identificar una secta?
Michael Langone,
doctor en Psicología Clínica, definió a la secta como “un grupo o movimiento
que exhibe una devoción excesiva a una persona, idea o cosa, y que emplea
técnicas antiéticas de manipulación para persuadir y controlar (a sus adeptos),
diseñadas para lograr las metas del líder del grupo, trayendo como
consecuencias posibles, el daño a sus miembros, a los familiares de ellos o a
la sociedad en general”.
A los seguidores
de las sectas se les inculca un pensamiento mágico alrededor del dirigente.
Además,
mantienen una secrecía que oculta la práctica y creencias reales del grupo y
los sujetan a una serie de técnicas psicofisiológicas de control.
Los mantienen en
un régimen autoritario y absolutista para utilizar a las personas para cubrir
las necesidades del grupo.
Los cultos de
las sectas son vividos a través de ejercicios sentimentales: la música,
abrazos, gestos de bienvenida, aplausos y expresiones espontáneas en voz alta.
Los sermones son
extensos y ocupan un lugar primordial; aparece el fundamentalismo y el
simplismo.
Su moral es tipo
inflexible, rigorista, puritano, y mantienen una fijación psíquica en las
profecías de su dirigente que llegan a caer en el fanatismo, y ellos se
convierten en pseudoprofetas que tienen el control grupal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario