El Presidente de
la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, el cardenal Timothy Dolan, ha
calificado las palabras del Presidente Barack Obama al llamado matrimonio
homosexual de «profundamente entristecedoras. Esta semana, un nuevo Estado
norteamericano, Carolina del Norte, se ha pronunciado en referéndum a favor de
blindar la definición del matrimonio como unión entre un hombre y una mujer. Ya
son 30 (de 50)
Noticia digital (10-V-2012)
El cardenal Dolan, arzobispo de Nueva
York, califica las declaraciones de Obama de «profundamente entristecedoras. No
podemos permanecer callados ante palabras o acciones que minarían la
institución del matrimonio, la verdadera piedra angular de nuestra sociedad -ha
afirmado-. La gente de este país, especialmente nuestros hijos, merecen algo
mejor».
El Presidente del episcopado
estadounidense se comprometió a seguir rezando por el Presidente cada día.
«Ojalá -afirmó- trabajemos para promover y proteger el matrimonio y así servir
al verdadero bien de todos».
Barack Obama afirmó, el 9 de mayo, en
una entrevista a la cadena ABC News, que para él, «personalmente, es
importante seguir adelante, y afirmar que creo que las parejas del mismo sexo
deberían poder casarse». Explicó que esta convicción se basa en sus creencias
cristianas, y en la regla de oro de hacer a los demás lo que a uno le
gustaría que le hicieran a él. Sus declaraciones se producen en medio de la
polémica sobre las uniones homosexuales, que arrecia en el país ante la
cercanía de las elecciones presidenciales del próximo noviembre.
En la entrevista televisada, el
Presidente matizó que la suya es una postura personal, y que creía que cada
Estado debía tomar sus propias decisiones. No obstante, según el relato que ha
ofrecido el New York Times, sus palabras fueron cualquier cosa menos
improvisadas. Los asesores de Obama estudiaron el modo en que debía producirse
la declaración presidencial, y ofrecieron la entrevista a ABC News.
Triunfo en
Carolina del Norte
Un día antes, el 8 de mayo, el 61% de
los votantes de Carolina del Norte apoyaron una iniciativa para blindar, en la
constitución del Estado, la definición del matrimonio como la unión de un
hombre y una mujer. En ese Estado ya existe una ley que defiende el matrimonio,
y esta iniciativa pretende evitar que sea revocada por una acción legislativa o
judicial en caso de que cambiase el Gobierno del Estado.
Sin embargo, Obama se ha opuesto
públicamente a este tipo de iniciativas. Además, como él mismo recordó en la
entrevista televisiva, su Administración dejó de «defender la Ley [federal] de
Defensa del Matrimonio», aprobada por Bill Clinton, y apoyar, por el contrario,
las leyes que permiten las uniones civiles entre homosexuales.
Las declaraciones de Obama se producen
justo cuando el lobby gay está redoblando sus presiones sobre su
Administración, ante la posibilidad de que los republicanos lleguen a la Casa
Blanca en las elecciones del próximo mes de noviembre, sin que el Presidente (del
partido Demócrata) apruebe una legislación estatal para legalizar este tipo de
uniones.
Hace sólo unas semanas, el
Vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, comentó, en una entrevista en
la NBC, que se siente cómodo con la posibilidad de que las
parejas del mismo sexo se casen; y también el Secretario de Educación y
amigo personal de Barack Obama, Arne Duncan, expresó su respaldo explícito al
llamado matrimonio homosexual.
30 de 50 Estados, por el matrimonio.
Las constantes presiones políticas y
mediáticas del lobby gay están encaminadas a cambiar las leyes, pero también la
opinión pública de los estadounidenses. Sin embargo, éstos siguen defendiendo
la verdadera naturaleza de la familia y rechazan la equiparación de las uniones
entre homosexuales con el matrimonio. De hecho, los habitantes de Carolina del
Norte se suman a los de otros 30 Estados norteamericanos (de los 50 que
componen el país) que han aprobado enmiendas de esta naturaleza para defender
el matrimonio. Como explicó a la cadena CNN Tami Fitzgerald, la líder
del movimiento Vote for Marriage N.C., de Carolina del Norte, los
promotores de la enmienda «no estamos en contra de los homosexuales, estamos a
favor del matrimonio. Toda la cuestión en este asunto es que, simplemente, no
puedes reescribir el diseño de Dios de lo que debe ser el matrimonio, por
lo que diga un grupo de adultos».
Las uniones homosexuales han sido
legalizadas en 6 Estados (Nueva York, Connecticut, Iowa, Massachusetts, Nuevo
Hampshire y Vermont), y en el Distrito de Columbia, al que pertenece
Washington, la capital del país. En ninguno de los seis se sometió el asunto a
referendum, sino que ha sido impuesta desde instancias legislativas o
judiciales.
Otros cinco Estados (Delaware, Hawai,
Illinois, Nuevo Jersey y Rhode Island) permiten uniones civiles entre
homosexuales, pero sin equipararlas al matrimonio, y los Estados de Maryland y
Washington han anunciado que legalizarán en un futuro las uniones entre
homosexuales (el primero, en 2013, y el segundo, en junio, antes de las
elecciones).
Los obispos: la
dignidad no viene por la sexualidad
Precisamente para aclarar algunos
puntos y recordar la importancia de defender la verdadera naturaleza del
matrimonio, los obispos de Carolina del Norte publicaron, antes de la votación,
una Nota, en la que recuerdan que los católicos «estamos a favor del
matrimonio, porque creemos que es una vocación en la que Dios llama a las
parejas a abrazar fiel y permanentemente una unión fructífera, esté abierta al
regalo de los niños; un regalo que viene de la expresión sexual entre un hombre
y una mujer. Los niños nacidos de este enlace tienen el derecho al lugar
imprescindible de un padre y de una madre en sus vidas. Los hijos crecen, son
amados, alimentados y formados por aquellos cuya vocación es ser un padre y una
madre para su niño».
Además, se defienden de las críticas de
los partidarios de las uniones entre homosexuales, que identifican defender la
familia con violar la dignidad de los gays y las lesbianas: «Algunos han
insistido en que la enmienda cronificará la discriminación contra las personas
homosexuales. Como católicos, creemos en la inmensa dignidad y el igual valor
de todas las personas. Creemos que nuestra dignidad humana viene de Dios, por
eso rechazamos el odio o el trato injusto de cualquier persona. Pero el hecho
de que no abracemos el matrimonio del mismo sexo no se puede considerar como
una discriminación, ya que creemos que la fuente de nuestra dignidad humana, y
el respeto que debemos a todas las personas, no fluye de la expresión de
nuestra orientación sexual ni de nuestras acciones, sino de la dignidad dada
por Dios a cada uno de nosotros. Por lo tanto, el matrimonio entre un hombre y
una mujer, que constituye un vínculo único, complementario y fructífero, no
niega el respeto y el igual valor de todas las personas, sino que más bien es
una unión que refuerza todas nuestras relaciones con los demás», concluyen.
José Antonio
Méndez
María Martínez