A las 1:06 PM, por Juanjo
Romero
En 1969, Jérôme Lejeune estaba en «cresta de
la ola», aclamado en todos los centros de investigación del mundo.
Comienzan
las campañas del aborto en Europa y Estados Unidos.
Como cuenta su hija Clara
en Life is a Blessing: A Biography of Jerome Lejeune, se
declaró en contra y se le cerraron repentinamente todas las puertas,
desapareció hasta el punto de que nadie lo entrevistó cuando hizo su
descubrimiento:
Creo que en 1971 fue a Estados Unidos y realizó un discurso en el National
Institute for Health y después de esto mandó un mensaje a mi madre diciendo:
«Hoy he perdido mi Premio Nobel».
En el discurso habló sobre el aborto,
diciendo, «ustedes están transformando su instituto de salud en un instituto de
muerte».
En 2004, Fiorenzo
Angelini, Presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud
solicitó formalmente la incoación del proceso, en el
décimo aniversario de la muerte del científico.
La fama de
santidad aconsejó abrir el proceso en 2007.
Años antes, en
1997, Juan Pablo II, en la JMJ de París, 1997 acudió a rezar ante la tumba de
su amigo, y primer presidente de la Academia Pontificia para la Vida.
Lejeune soñaba con curar el
«síndrome de Down», para ello creó una fundación que a día de
hoy continúa su trabajo.
Como contaba su hija en una entrevista el año pasado:
Mi padre quiso crear esta fundación cuando todavía estaba vivo, porque él
sabía que tendría que retirarse y quería que su investigación continuase.
Al
principio fue su proyecto.
El día antes de morir, fui a verlo y me dijo que
estaba muy triste por sus pacientes, porque ellos no entenderían que los había
tenido que dejar.
Dijo: «los estoy abandonando y ellos no van a entender porque
ya no estaré con ellos nunca más».
Yo le contesté: «Ellos lo entenderán.
Lo entenderán mejor que nosotros».
Y
me dijo: «No, ellos no lo entenderán mejor, pero si más profundamente».
Y
después de esto, cuando él murió, nosotros pensamos que podríamos hacer algo
más por ellos.
Después de año y medio pusimos en marcha una fundación dedicada al la
investigación y tratamiento no sólo del síndrome Down sino también de otros
síndromes de enfermedades mentales de origen genético.
Creamos un centro en
Francia de investigación genética y tenemos un comité que distribuye las ayudas
a los diferentes grupos que están en todo el mundo.
Hemos fundado 60 proyectos con 32 equipos en los Estados Unidos, y estamos
en proceso de comenzar una fundación en los Estados Unidos que se encargará de
más investigación y tratamiento.
El tratamiento real no existe en la actualidad, ya que los investigadores
están trabajando en solucionar este problema genético.
El patrimonio genético
de los niños es correcto, simplemente se repite como un disco rallado.
Mi padre
siempre decía que un niño con síndrome Down es más niño que otros; es cómo si
no estuviese acabado del todo.
Así que si ese gen pudiese ser silenciado el
niño podría ser normal.
Y este es realmente el futuro de la medicina, reparar el código genético.
Por tanto no es descabellado que podamos tratarlos algún día.
La dificultad
estriba en que se gasta mucho dinero en realizar el diagnóstico y en matarlos,
hasta tal punto que si pudiéramos tener sólo un 10% de este dinero para
investigación, podríamos ya haber conseguido la cura.
Instituciones y gobiernos no es que estén
apoyando poco, es que van por caminos diametralmente opuestos.
Países como
Dinamarca se han marcado el objetivo de conseguir eliminar
el síndrome.
Eso sí por el famoso método de eliminar a todos los
afectados, quieren conseguir la «sociedad perfecta» en
2030.
Por experiencia puedo contar que en España no le vamos a la
zaga, tanto por los altos índices de niños asesinados como por
la mentalidad eugenésica que se está instalando.
Uno de los síntomas más claros es que ya
prosperan las demandas por «nacimiento injusto».
Terrorífico nombre.
Quedan
lejos de las cifras USA, 4,5 millones de
dólares, y acá tienen que conformarse con 280.000 €.
Como, por encima de demás consideraciones,
esto es un problema de conversión es un
buen momento para pedirlo, por la intercesión del Lejeune:
Oh Dios, que has creado al hombre a tu imagen y le has destinado a compartir
Tu Gloria, te damos gracias por haberle dado a tu Iglesia el profesor Jerónimo
Lejeune, eminente servidor de la vida.
Él supo poner su penetrante inteligencia y su fe profunda al servicio de la
defensa de la vida humana, especialmente de la vida en gestación, en el
incansable empeño de cuidarla y sanarla. Testigo apasionado de la verdad y de
la caridad, supo reconciliar, ante los ojos del mundo contemporáneo, la fe y la
razón.
Concédenos por su intercesión, según tu voluntad, la gracia que te pedimos,
con la esperanza de que pronto sea contado entre el número de tus santos.
Amén.
Amén.
Con aprobación eclesiástica
Mons. ANDRÉ VINGT-TROIS
Arzobispo de París
Postulation de la cause de béatification et de canonisation du Serviteur de Dieu Jérôme Lejeune
Abbaye Saint-Wandrille
F- 76490 SAINT-WANDRILLE - FRANCIA
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