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Ana Paula: “Una motivación para
servir a la Iglesia sin límites, de estar cada día más integrada en mi
carisma del Regnum Christi, más fiel a Cristo.”
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Roma, 21 de enero de 2007. Ana
Paula es una chica brasileña que pertenece al Regnum Christi y que
actualmente se encuentra en Egipto debido al trabajo de su familia.
Anteriormente, fue colaboradora durante dos años en Venezuela. Presentamos a
continuación el testimonio que recientemente nos envió.
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El ambiente en El Cairo
El Cairo es una ciudad donde más
del 80% de la población es musulmana. Otra parte es cristiana copta y un 6%
más o menos son católicos. Los edificios de las iglesias católicas
desaparecen en medio de tantas mezquitas. Gracias a Dios, vivo cerca de una
iglesia, pero es la única en toda la zona. Vine a vivir aquí por el trabajo
de mi mamá, que desde hace 4 años trabaja en la Embajada de Brasil en Egipto.
Yo acabo de regresar de dar dos años como colaboradora en Venezuela.
Al inicio me costó, y es normal,
porque después de vivir tan intensamente esos años en Venezuela, de dedicar
24 horas trabajando por Cristo y para Cristo en un ambiente de caridad y
desprendimiento, volví a la realidad del mundo, tan opuesta y cruda, además
en un país que no cree en lo mismo que uno. Pero aquí estoy luchando cada día
para intentar ser fiel a lo que Dios me pide.
Vivir aquí ha sido para mí una
renovación y solidez para mi fe, esperanza y caridad y una llamada cada vez
más fuerte a ser fiel a Cristo y a la Iglesia como católica auténtica en mis
valores y principios.
Cuando oigo las llamadas de las mezquitas que dicen:
“ALLAH UA KIBA! ALLAH UA I ALLAH!” (¡Dios es grande, no hay otro Dios!), para
mí es una llamada a ser fiel en mis compromisos de oración, a renovar en cada
momento mi fe católica.
Cuando en el metro veo a las mujeres rezando el
“SEBHA” (instrumento que se parece al rosario pero tiene 33 bolitas y en cada
una dicen solamente: ¡Dios es Grande, es el único Dios!) para mí es una
llamada a rezar el rosario.
Hay otras muchas situaciones, como el día que fui
al gimnasio con mi hermana y cuando entré, una de las niñas que trabajan ahí
estaba de rodillas en dirección a la Meca rezando a Alá.
¡Es impresionante la religión aquí!
Me pregunté a mí misma por qué muchas veces nosotros los católicos, y yo la
primera, tenemos tanto respeto humano y nos da
vergüenza rezar o decir que creemos
en Dios, que seguimos al Papa o somos fieles a la Iglesia. Después de todo lo
que he vivido estos dos años y lo que he vuelto a ver aquí en Egipto, ¡ya no
puedo seguir con la misma fe, tibia!
Ahora más que antes, entiendo por
qué siempre nos hablaban de vivir según nuestras convicciones y aprovechar el
tiempo como colaboradora para formar bases sólidas y convicciones profundas.
Si no tuviera eso bien afianzado sería fácil dejarme llevar por las
circunstancias y relajarme: vivir por vivir.
Para mí ha sido un reto, porque
la mayoría de mis amigos son extranjeros que no creen mucho y mi familia
tampoco es muy practicante, y muchas veces cuestionan mi fe. Ha sido un remar
contra corriente.
Actividades en una escuela para
refugiados
Dios ha sido muy fiel.
Me ha
enseñado a servirlo donde esté.
He hecho cosas que nunca me hubiera imaginado
y menos estando en un país con una cultura tan distinta.
Primero, conocí una
escuela para refugiados de Sudán. Esto ha sido una experiencia clara y tangible
del amor de Dios. Son más de 200 alumnos en una escuela con apartamentos
adaptados, pero bastante improvisado, al punto que hay clases en que los
alumnos se quedan de pie o se sientan dos en la misma silla porque no hay
espacio.
Poco a poco hemos empezado a ayudarlos: en la formación de los
profesores, donaciones para mejorar la estructura de la escuela, donaciones
para los niños, proyectos etc. Constato que cuando nos prestamos y somos
dóciles a la voz del Espíritu Santo las obras van saliendo.
Tuvimos, una experiencia muy bonita
con ellos.
El pasado 18 de octubre realizamos una campaña que fue iniciativa
del Consejo Nacional de Laicos de Venezuela: un millón de niños rezando el
rosario por la paz.
Fue impactante el fervor de los niños rezando el rosario
en árabe, con sus cantos propios, y su manera particular de rezar.
Ver la
alegría en sus rostros mientras rezaban es tener la seguridad de que la
Virgen los tiene bajo su manto.
Como decía una de las alumnas de sexto grado,
Rama, de 13 años: “Rosary prayer is the most powerful way of simple prayer”,
(la oración del Rosario es el modo mas poderoso de una oración sencilla).
O Emmanuel, también del sexto grado: “This
prayer is an amazing prayer. It changed my life, I believe God is going to
open new opportunities in our lives. Thank
God for children prayer”, (esta oración es increíble y ha
cambiado mi vida.
Yo creo que Dios nos abrirá nuevas oportunidades en nuestra
vida. Gracias a Dios por esta oración de los niños). No hay palabras para
expresar lo importante que ha sido para estos niños detenerse durante media
hora de su día escolar para rezar el rosario.
Colaborando con otros movimientos
religiosos
También he podido servir a la
Iglesia directamente dando clases de catequesis para niños de 8 y 9 años en
la parroquia Saint Joseph cerca de mi casa. Me ha dado la oportunidad
de conocer una congregación de misioneros que llevan la parroquia y a la
mayor parte del trabajo de evangelización del Cairo y unos pueblos fuera del
Cairo. Es la congregación de los combonianos, muy santos y muy enamorados de
su misión. Conocerlos ha sido una luz
y una motivación para servir a la
Iglesia sin límites, de estar cada día más integrada en mi carisma del Regnum
Christi, más fiel a Cristo, a nuestro Fundador, y a la esencia del
Movimiento: la caridad. Aunque esté lejos, los he sentido muy cerca, con la cercanía
y apoyo de los directores, y porque tengo la seguridad de que en el
Movimiento somos una familia y lo que nos une es la oración, el Sagrario y la
misión de dar a conocer y hacer crecer el Reino de Cristo.
Me gustaría compartirles la
experiencia que tuve el domingo 15 de octubre. Ese día fue el 60 aniversario
de vida religiosa de la monjita responsable de la liturgia y de la catequesis
en la parroquia, la Hna. Maria Cristina, también comboniana. Ha estado aquí
en Egipto trabajando durante 35 años. Ella es bajita, muy carismática y
divertida. Tiene un carácter fuerte, pero todos la quieren muchísimo. Nunca
trabaja sola. Es muy eficaz, muy buena en el trabajo apostólico. Ama lo que
hace. La misa fue muy hermosa: arreglaron tanto la iglesia que parecía que
alguien iba a casarse; la misa fue concelebrada por tres padres quienes
dieron una bendición especial a la hermana. El párroco nos pidió que
cantáramos en la misa una canción con todos niños de la catequesis, para la
monjita. Él estaba muy feliz. En la homilía habló sobre el amor en la vida
consagrada, ese “sí” constante a Dios en el día a día.
El padre terminó diciendo: "El
amor cambia los corazones y transforma todo nuestro alrededor". A mí me
hizo pensar en nuestro carisma: vivir la caridad hasta el extremo. Solamente
así cambiaremos el mundo, no hace falta hacer mucho si amamos. Era bonito ver
el respeto de otras monjitas mayores con la Hna. Maria Cristina. Para mí ha
sido una nueva llamada a ser fiel al carisma del Movimiento, en donde quiera
que esté, para que las nuevas generaciones también lo conozcan y lo amen, a
través de todos nosotros, quienes hemos tenido la gracia de ser cofundadores.
Un retiro para jóvenes
Hablando con la mamá de una amiga,
tuvimos la idea de organizar un retiro de Adviento, de un día, para preparar
a los jóvenes. Gracias a Dios y a la Virgen, pudimos realizarlo en la
parroquia Saint Joseph. El tema fue: "We Saw the Star",
(Vimos la estrella). No saben cómo los padres estaban felices con esta
iniciativa y quieren organizar otro para febrero y promoverlo más. Un diácono
jesuita, muy joven, me ha ayudado con las meditaciones y a organizarlo. De
verdad, he amado cada día más a la Iglesia con estos contactos que he tenido
con otras congregaciones, cómo crecemos y aprendemos a vivir la caridad
profunda respetando otros carismas. Y cada día me he convencido que el
Movimiento es para servir a la Iglesia.
Además, tuvimos un padre comboniano
de la misma parroquia, disponible todo el retiro para confesiones, dirección
espiritual y la misa. Los asistentes salieron con el propósito de motivar a
otros jóvenes para hacer la misma experiencia, una de las chicas dijo en la
tribuna libre: "I realize how much God loves me and now I´m feeling
peaceful", (me doy cuenta cuánto me ama Dios y ahora me siento en
paz).
Dios no se deja ganar en
generosidad. La misión es grande en este mundo, por eso, hay que dejarse
llevar por las manos de Dios y prestarse a cumplir su misión.
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FECHA DE PUBLICACIÓN: 2007-01-21
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martes, 24 de julio de 2012
Un miembro del Regnum Christi en El Cairo
Etiquetas:
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