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«Me
sorprendió mucho la forma en que las personas necesitadas nos abrieron las
puertas de sus hogares».
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México, 25 de julio de 2006. Ally
es una joven estadounidense de 20 años, estudiante de medicina que buscaba en
sus vacaciones de verano hacer algo diferente y productivo.
Quería ser
voluntaria en algún programa de ayuda.
Ella no imaginaba que la vida la traería
a México, apenas el país vecino del sur.
Esta es la historia y su testimonio.
“Como estadounidense, al visitar
México por primera vez, no sabía exactamente qué esperar de esta experiencia.
Hay muchos estereotipos que caracterizan a México como un país sumamente
golpeado por la pobreza, pero me llevé varias sorpresas”.
Ally llegó a México el sábado 12 de
junio a Cotija, Michoacán; en este lugar vivió el primer paso de su carrera
de tres semanas como voluntaria en el programa de Telemedicina.
La recibió el director del área
de salud de la Fundación
Altius, Abraham Campos, el cual fue su
anfitrión toda esta primera semana.
Pasando esta semana Ally visitó
Tuitán en el municipio de Tequila, Jalisco.
Elizabeth, Mariana e Iván fueron
sus compañeros durante su estancia en la montaña; se hospedaron en una casa
de la comunidad, mientras que en otra se les ofreció los alimentos de cada
día.
Se encontraban ubicadas a 1km del lugar donde atendían a las personas en
la unidad móvil de Telemedicina.
“Al principio, me sorprendió mucho
la forma en que las personas necesitadas nos abrieron las puertas de sus
hogares, dejándonos entrar.
Al final de mi viaje, me di cuenta que todos esos
gestos confirmaban lo que ya había percibido a lo largo del mismo, que
siempre encontraré un segundo hogar en México”.
Las jornadas de trabajo eran
largas; los días que acababa temprano, Ally jugaba con los niños de la
localidad fútbol o salía a caminar por los senderos de la sierra a disfrutar
del paisaje.
“Durante mi participación en el programa de Telemedicina, estaba impactada por la tecnología de punta que podíamos aplicar en las zonas necesitadas, así como del conocimiento y profesionalismo de los médicos con los que estaba trabajando.
Fue increíble para mí ver cómo servicios que damos por hecho,
como tener acceso a un ultrasonido, a un electrocardiograma, o el contar con
medicina para la hipertensión o diabetes, puede hacer la gran diferencia en
la vida de muchas personas necesitadas” – comenta Ally.
“De hecho uno de los procedimientos
más gratificantes y a la vez más simples de mi experiencia como voluntaria,
fue el ayudar a que una anciana aparentemente sorda por los años, pudiera oír
nuevamente.
Al ver la sonrisa de esta señora que podía reconocer de nuevo las
voces y los sonidos, siendo que muchas personas le habían dado la espalda a
su problema sin ayudarla, caí en la cuenta de lo especial que es el programa
de Telemedicina”.
El domingo 25 salió para Guerrero y
estuvo en dos comunidades de Acapulco participando en las actividades médicas
que se realizaban.
“Aunque en varias zonas de México ese tipo de pobreza extrema es la
realidad de muchas personas, pude descubrir con facilidad que los mexicanos
son tan ricamente diversos como los lugares que conocí”.
Así, Ally estuvo tres semanas en
México viviendo y compartiendo con el equipo de Telemedicina y la gente del
lugar.
Ella termina su testimonio con estas palabras:
“Me siento muy privilegiada por
haber formado parte de este programa que brinda ayuda invaluable para los
mexicanos que llegué a conocer y amar en apenas unas semanas”.
Si deseas formar parte de algún
voluntariado en los programas de la Fundación Altius, escribe a info@altius.org
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FECHA DE PUBLICACIÓN: 2006-07-25
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martes, 31 de julio de 2012
Telemedicina visión de una joven voluntaria
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