domingo, 30 de septiembre de 2012
El Ministro de Asuntos exteriores francés advierte que expulsarán a los que en nombre del Islam amenacen el orden
DURANTE LA INAUGURACIÓN DE LA GRAN MEZQUITA DE ESTRASBURGO
Durante la
inauguración de la Gran Mezquita de Estrasburgo el ministro francés de
Interior, Manuel Valls, ha afirmado ayer jueves que no dudará en expulsar a los
que se encomienden al islam y representen una amenaza grave para el orden
público y no respeten las «leyes» y los «valores» de la República. Al mismo
tiempo ha asegurado que «para ser francés o para vivir en Francia, nadie tiene
que renunciar a practicar su fe o renegar de sus orígenes».
(AFP) «Los predicadores del odio,
los partidarios del oscurantismo, los integristas, los que quieren atacar nuestros valores y nuestras
instituciones y
los que niegan los derechos de las mujeres no
tienen lugar en la República. Al igual que los que están en
nuestros territorios para desafiar nuestras leyes y para atacar los cimientos
de nuestra sociedad», añadió.
«El racismo, el fundamentalismo no son el islam», recalcó
Valls, saludando «la prudencia de los responsables del culto musulmán», que
exhortaron a la calma a su comunidad tras la publicación de un semanario
satírico con caricaturas de Mahoma, y «la madurez
que demostraron los musulmanes en Francia».
La semana pasada hubo numerosos llamamientos a protestar
el sábado tras la publicación de las caricaturas de Mahoma en la revista
satírica 'Charlie Hebdo'. El
Gobierno francés prohibió las manifestaciones y puso en marcha un amplio dispositivo
policial para prevenir que se produjera cualquier tipo de alternado.
Finalmente, las protestas fueron minoritarias.
sábado, 29 de septiembre de 2012
El Papa agradece a los musulmanes el éxito de su viaje a LíbanoEl Papa agradece a los musulmanes el éxito de su viaje a Líbano
El clima de
armonía ha sido un ejemplo para el mundo
juan vicente boo / enviado especial a
beirut
Día 16/09/2012 -
18.49h
efe
Vista aérea de las decenas de miles de personas que
esperaban al papa Benedicto XVI a su llegada en papamóvil al muelle de Beirut
para oficiar una histórica misa, en el Líbano, hoy domingo, último día de la
visita.
Benedicto XVI se despidió del Líbano con nostalgia y con
«el deseo de volver», según confesó en la ceremonia
de despedida en el aeropuerto internacional de Beirut ante el presidente de la
República, Michel Sleiman, autoridades civiles,
diplomáticos y jefes de todas las confesiones religiosas.
El Papa dirigió un «agradecimiento particular a los
representantes de las comunidades musulmanas», cuyos mensajes de bienvenida en
las semanas previas al viaje crearon un clima de acogida que ha terminado
convirtiéndose casi en reunión familiar por la presencia sistemática en todos
los encuentros con el Santo Padre. Decenas de miles de chicos y chicas
musulmanes han participado también en los encuentros con el Santo Padre.
Casi al pie del avión, Benedicto XVI dijo a los jefes
musulmanes que «durante toda mi estancia he podido constatar cuánto vuestra
presencia ha contribuido al éxito de mi viaje». Su impresión es que «el mundo
árabe y el mundo entero habrán visto, en estos momentos de turbación, a cristianos y musulmanes reunidos para celebrar la paz».
El Papa agradeció a todo el pueblo libanés la calurosa
acogida que ha disfrutado a lo largo de tres días y el interés por escuchar su mensaje de paz, piedad, reconciliación, servicio y convivencia,
dirigido a todo Oriente Medio.
En la despedida, Benedicto XVI recordó que la cercanía de
este pueblo al Dios único se remonta a la época del rey Hiram de Tiro, quien
colaboró con el rey Salomón en su mayor proyecto, de modo que «los paneles de
madera de cedro con guirnaldas de flores esculpidas revestían el interior del
templo de Jerusalén. El Líbano estaba presente en el santuario de Dios».
Sus últimas palabras al país fueron, como a su llegada,
un elogio del clima de convivencia interreligiosa: «deseo que el Líbano siga
permitiendo la pluralidad de las tradiciones religiosas, sin dejarse llevar por
la voz de aquellos que se lo quieren impedir». Pidió también que los libaneses
de todas las religiones “rechacen resueltamente todo lo que pueda llevar a la
desunión, optando con determinación por la fraternidad”.
El Papa estaba agotado, pero también conmovido y, sobre
todo, contento. La preocupación de los meses y semanas anteriores a este
problemático viaje ha dado paso a tres días de asombrosa cordialidad entre
todas las comunidades, que se han pasado en un abrir y cerrar de ojos. La
visita deja ahora un regusto de esperanza en una región donde mantener una
postura constructiva respecto a los demás requiere a veces verdadero heroísmo.
Etiquetas:
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visita al Líbano
viernes, 28 de septiembre de 2012
Efecto del divorcio en los hijos
Las cifras del
divorcio son muy importantes.
En España crece y va hacia el 30% sobre
matrimonios celebrados.
En USA está por encima del 40% bajando algo los últimos
años.
13-09-2012
Psicoterapeutas 13/09/2012
Dr. José Antonio García Higuera
Los hechos
Las cifras del divorcio son muy
importantes.
En España crece y va hacia el 30%
sobre matrimonios celebrados.
En USA está por encima del 40%
bajando algo los últimos años.
Es un fenómeno que se está dando, al
menos, en el mundo occidental.
Dar la estadística del porcentaje de
divorcios sobre el de matrimonios celebrados el mimo año podría dar una idea de
la tasa de fracaso matrimonial; pero solamente si ese porcentaje se mantuviese
un número de años equivalente a la duración de un matrimonio.
Otros datos indican que en España más
del 90% afirman estar satisfechos con sus relaciones familiares (ver http://www.psicoterapeutas.com/pacientes/pjactual.pdf).
¿Cómo se casan estas afirmaciones de
satisfacción con las cifras crecientes de separaciones que en España llegan al
30% de los que se casan anualmente?
Primeramente porque en la familia no
solamente está la pareja, sino también los hijos, que son un factor importante
en la felicidad.
Los hijos son una razón poderosa para
estar bien en familia y para no separarse.
Por otra parte, es posible que el 10%
no satisfecho sea quienes dan el 30% de los divorcios.
Si todos los años se casan 100 y se
divorcian 30, quedan 70 casados.
En 10 años serán 700 matrimonios los
que se mantienen.
Si de esos 700 al año siguiente se
divorciaran solamente un 5% se divorciarían 35 y por tanto ese año los
divorcios serían el 35%.
En cualquier caso, las cifras de
divorcio son muy importantes.
Lo que ha llevado a hacer estudios
sobre la influencia que puede tener sobre los hijos.
La dimensión social de los efectos
sobre la prole no se nos puede escapar.
Se barajan cifras importantes.
Porque, por ejemplo, se supone que en
Gran Bretaña casi la mitad de los niños se encontrarán con sus padres
divorciados.
Factores de
riesgo para los hijos en el divorcio
A la hora de estudiar los efectos del
divorcio en los hijos es difícil determinar si es el propio divorcio lo que les
afecta o una serie de factores sociales que acompañan muy frecuentemente a la
separación de las parejas.
Entre los factores sociales destacan
(Kalter et al. 1989):
·
Pérdida de poder adquisitivo.
·
·
La convivencia en común supone el ahorro de
una serie de gastos que se comparten.
·
·
La separación conlleva una pérdida de poder
adquisitivo importante.
·
·
Cambio de residencia, escuela y amigos.
·
·
El divorcio de los padres conlleva cambios
importantes en el entorno del hijo.
·
·
Puede tener que cambiar de colegio, o de
residencia.
·
·
El impacto que tiene este factor en el
desarrollo y ajuste social del niño es muy importante.
·
·
Convivencia forzada con un padre o con
miembros de la familia de alguno de ellos.
·
No siempre la elección del padre con el que
se convive es la que el niño quiere.
·
·
La familia de los separados apoya el
trabajo adicional y aporta frecuentemente el apoyo necesario para que el padre
que se hace cargo del niño pueda realizar sus actividades laborales o de ocio.
·
·
Este factor conlleva una convivencia con
adultos, muchas veces muy enriquecedora y otras no tanto.
·
·
Disminución de la acción del padre con el
que no conviven.
·
·
El padre que no está permanentemente con su
hijo deja de ejercer una influencia constante en él y no puede plantearse
modificar comportamientos que no le gustan los fines de semana que le toca
visita.
·
·
Por otro lado, el niño pierde el acceso a
las habilidades del padre que no convive con él, con la consiguiente
disminución de sus posibilidades de formación.
·
·
Introducción de parejas nuevas de los
padres.
·
·
Es un factor con una tremenda importancia
en la adaptación de los hijos y tiene un efecto importantísimo en la relación
padre/hijo.
·
Si se dan, además factores
emocionales en los padres los efectos negativos en los hijos pueden
multiplicarse.
Por ejemplo:
·
Una mala aceptación del divorcio por uno de
los padres puede llevarle a convivir con una persona deprimida u hostil.
·
·
Un divorcio conlleva de forma por su propia
esencia una cierta hostilidad entre los padres.
·
·
Cuando esa hostilidad se traslada a los
hijos, intentando que tomen partido o que vean a la otra persona como un ser
con muchos defectos, se está presionando al niño para que vea a su padre desde
un punto de vista equivocado, porque tendrá muchos defectos; pero siempre será
su padre.
·
·
Si la hostilidad entre ellos persiste
después del divorcio, es difícil que no afecte la convivencia con el niño.
·
Efectos de esos
factores
Vamos a estudiar los efectos del divorcio,
ya sean debidos a estos factores o el propio divorcio, Amato (1994) realizó un
estudio resumiendo los efectos que se habían encontrado en los niños cuyos
padres se habían divorciado y señala diferencias con los niños cuyos padres
continúan juntos:
·
Bajada en el rendimiento académico.
·
Peor auto concepto.
·
·
Dificultades sociales.
·
·
Dificultades emocionales como depresión,
miedo, ansiedad,…
·
·
Problemas de conducta.
·
·
Wallerstein (1994) ha realizado el
seguimiento de 131 niños durante 25 años y ha encontrado que estos efectos del
divorcio en ellos no se limitaban al periodo de duración del divorcio, sino que
trascendían a toda su vida. Otros estudios confirman esta afirmación (Sigle-Rushton,
Hobcraft y Ciernan, 2005)
·
Señala Wallerstein, como factor interesante, las dificultades que
encontraban para creer en la continuidad de la pareja, con lo que su nivel de
compromiso con la pareja era mucho menor.
Hay que tener en cuenta que el compromiso es un elemento importante tanto
en la estabilidad de la pareja como en el grado de felicidad subjetiva que
aporta (ver http://www.psicoterapeutas.com/terapia_pareja/pjactual.pdf).
Efectos
emocionales del divorcio en los hijos
Como siempre hay que señalar que las
reacciones emocionales que se dan en los hijos no están predeterminadas.
Dependen de un número importante de
factores, como la historia del niño y la manera y habilidad que tiene para
enfrentarse a la nueva situación que tiene un influencia tremenda en su vida.
Como orientación se incluyen algunas
de las reacciones que pueden aparecer dependiendo de la edad.
Son solamente orientativas.
De tres a cinco
años:
·
Se creen culpables por no haber hecho la
tarea o no haber comido.
·
·
Su pensamiento mágico les lleva a tomar
responsabilidades tremendamente imaginarias.
·
·
Temen quedarse solos y abandonados.
·
·
Hay que recordar que en estas edades los
padres constituyen el universo entero de los niños y que la relación en la
pareja es el medio en el que ellos están cuidados y mantenidos.
·
La edad más
difícil es la de 6 a 12 años.
·
Se dan cuenta de que tienen un problema y
que duele y no saben como reaccionar ante ese dolor.
·
·
Creen que los padres pueden volver a
juntarse y presionan o realizan actos que no llevan más que a un sentimiento de
fracaso o a problemas adicionales en la pareja.
·
Los adolescentes
experimentan:
·
Miedo, soledad, depresión, y culpabilidad.
·
·
Dudan de su habilidad para casarse o para
mantener su relación.
·
Como elemento a tener en cuenta en la
asignación de los hijos a los padres es el hallazgo de que los hijos criados
por el padre del mismo sexo se desarrollan mejor.
El divorcio no puede considerarse
como una causa de problemas psicológicos, sino como un factor que hace a la
persona más vulnerable (Vangyseghem y Appelboom, 2004)
Vangyseghem y
Appelboom, 2004 Rev Med Brux. 2004 Oct;25(5):442-8. Psychological repercussions
of parental divorce on child. [Article in French]
Parental
Disruption and Adult Well-Being: A Cross Cohort Comparison Wendy Sigle-Rushton
John Hobcraft and Kathleen Kiernan
jueves, 27 de septiembre de 2012
Diez mandamientos para ser buenos padres
1.
Demuéstrale lo mucho que le quieres.
Todos
los padres quieren a sus hijos pero ¿se lo demuestran cada día?, ¿les dicen que
ellos son lo más importante que tienen, lo mejor que les ha pasado en la vida?
No es suficiente con atender cada una de sus necesidades: acudir a consolarle
siempre que llore, preocuparse por su sueño, por su alimentación; los cariños y
los mimos también son imprescindibles.
Está demostrado; los padres que no
escatiman besos y caricias tienen hijos más felices que se muestran cariñosos
con los demás y son más pacientes con sus compañeros de juegos.
Hacerles ver
que nuestro amor es incondicional y que no está supeditado a las
circunstancias, sus acciones o su manera de comportarse será vital también para
el futuro. Sólo quien recibe amor es capaz de transmitirlo.
No se van a
malcriar porque reciban muchos mimos. Eso no implica que dejen de respetarse
las normas de convivencia.
2.
Mantén un buen clima familiar.
Para los niños, sus padres son el
punto de referencia que les proporciona seguridad y confianza. Aunque sean
pequeños, perciben enseguida un ambiente tenso o violento.
Es mejor evitar
discusiones en su presencia, pero cuando sean inevitables, hay que explicarles,
en la medida que puedan comprenderlo, qué es lo que sucede. Si nos callamos,
podrían pensar que ellos tienen la culpa.
Si presencian frecuentes disputas
entre sus padres, pueden asumir que la violencia es una fórmula válida para
resolver las discrepancias.
3.
Educa en la confianza y el diálogo.
Para que se sientan queridos y
respetados, es imprescindible fomentar el diálogo. Una explicación adecuada a
su edad, con actitud abierta y conciliadora, puede hacer milagros. Y, por
supuesto, ¡nada de amenazas!
Tampoco debemos prometerles nada que luego no
podamos cumplir; se sentirían engañados y su confianza en nosotros se vería
seriamente dañada.
Si, por ejemplo, nos ha surgido un problema y no podemos ir
con ellos al cine, tal como les habíamos prometido, tendremos que aplazarlo,
pero nunca anular esa promesa.
4.
Debes predicar con el ejemplo.
Existen muchos modos de decirles a
nuestros hijos lo que deben o no deben hacer, pero, sin duda, ninguno tan
eficaz como poner en práctica aquello que se predica.
Es un proceso a largo
plazo, porque los niños necesitan tiempo para comprender y asimilar cada
actuación nuestra, pero dará excelentes resultados.
No olvidemos que ellos nos
observan constantemente y "toman nota". No está de más que, de vez en
cuando, reflexionemos sobre nuestras reacciones y el modo de encarar los
problemas.
Los niños imitan los comportamientos de sus mayores, tanto los
positivos como los negativos, por eso, delante de ellos, hay que poner especial
cuidado en lo que se dice y cómo se dice.
5.
Comparte con ellos el máximo de tiempo.
Hablar
con ellos, contestar sus preguntas, enseñarles cosas nuevas, contarles cuentos,
compartir sus juegos... es una excelente manera de acercarse a nuestros hijos y
ayudarles a desarrollar sus capacidades.
Cuanto más pequeño sea el crío, más
fácil resulta establecer con él unas relaciones de amistad y confianza que
sienten las bases de un futuro entendimiento óptimo.
Por eso, tenemos que
reservarles un huequecito diario, exclusivamente dedicado a ellos; sin duda,
será tan gratificante para nuestros hijos como para nosotros.
A ellos les da
seguridad saber que siempre pueden contar con nosotros. Si a diario queda poco
tiempo disponible, habrá que aprovechar al máximo los fines de semana.
6.
Acepta a tu hijo tal y como es.
Cada crío posee una personalidad
propia que hay que aprender a respetar. A veces los padres se sienten
defraudados porque su hijo no parece mostrar esas cualidades que ellos ansiaban
ver reflejadas en él; entonces se ponen nerviosos y experimentan una cierta sensación
de rechazo, que llega a ser muy frustrante para todos.
Pero el niño debe ser
aceptado y querido tal y como es, sin tratar de cambiar sus aptitudes.No hay
que crear demasiadas expectativas con respecto a los hijos ni hacer planes de
futuro. Nuestros deseos no tienen por qué coincidir con sus preferencias.
7.
Enséñale a valorar y respetar lo que le rodea.
Un
niño es lo suficientemente inteligente como para asimilar a la perfección los
hábitos que le enseñan sus padres.
No es preciso mantener un ambiente de
disciplina exagerada, sino una buena dosis de constancia y naturalidad.
Si se
le enseña a respetar las pequeñas cosas -ese jarrón de porcelana que podría
romper y hacerse daño con él, por ejemplo-, irá aprendiendo a respetar su
entorno y a las personas que le rodean.
Muchos niños tienen tantos juguetes que
acaban por no valorar ninguno. A menudo son los propios padres quienes, como
respuesta a las carencias que ellos tuvieron, fomentan esa cultura de la
abundancia.
Lo ideal sería que poseyeran sólo aquellos juguetes con los que
sean capaces de jugar y mantener cierto interés.Guardar algunos juguetes para
más adelante puede ser una buena medida para que no se vea desbordado y aprenda
a valorarlos.
8. Los
castigos no le sirven para nada.
Los niños suelen recordar muy bien
los castigos, pero olvidan qué hicieron para "merecerlos".
Aunque
estas pequeñas penalizaciones estén adecuadas a su edad, si se convierten en
técnica educativa habitual, nuestros hijos pueden volverse increíblemente
imaginativos. Disfrazarán sus actos negativos y tratarán de ocultarlos.
Podemos
ofrecerles una conducta aceptable con otras alternativas.
9.
Prohíbele menos, elógiale más.
Para un crío es tremendamente
estimulante saber que sus padres son conscientes de sus progresos y que además
se sienten orgullosos de él.
No hay que escatimar piropos cuando el caso lo
requiera, sino decirle que lo está haciendo muy bien y que siga por ese camino.
Reconocer y alabar es mucho mejor que lo que se suele hacer habitualmente:
intervenir sólo para regañar.Siempre mencionamos sus pequeñas trastadas de cada
día. ¿Por qué no hacemos lo contrario?
Si, con un gesto cariñoso o un ratito de
atención resaltamos todo lo positivo que nuestros hijos hayan realizado,
obtendremos mejores resultados.
10. No
pierdas nunca la paciencia.
Difícil, pero no imposible, Por más
que parezcan estar desafiándote con sus gestos, sus palabras o sus negativas,
nuestro objetivo prioritario ha de ser no perder jamás los estribos. En esos
momentos, el daño que podemos hacerles es muy grande.
Decirles: "No te
aguanto"; "Qué tonto eres"; "Por qué no habrás salido como
tu hermano" merman terriblemente su autoestima.
Al igual que sucede con
los adultos, los niños están muy interesados en conocer su nivel de competencia
personal, y una descalificación que provenga de los mayores echa por tierra su
autoconfianza.
Contar hasta diez, salir de la habitación..., cualquier técnica
es válida antes de reaccionar con agresividad ante una de sus trastadas.
En caso
de que se nos escape un insulto o una frase descalificadora, debemos pedirles
perdón de inmediato. Reconocer nuestros errores también es positivo para
ellos.
Tomado de la revista BABYhijo,
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